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¿Por qué el Estado no define el conflicto a favor de los trabajadores del Bauen?

Fuentes: FACTA

Los vínculos con la dictadura de la familia Iurcovich y sus negociados turbios en épocas democráticas. La Cooperativa fundamenta por qué al Estado casi no le costaría un peso efectuar la Expropiación del Hotel. Ante la falta de soluciones de parte de la justicia, los trabajadores de la cooperativa Bauen piden al Estado argentino y […]

Los vínculos con la dictadura de la familia Iurcovich y sus negociados turbios en épocas democráticas. La Cooperativa fundamenta por qué al Estado casi no le costaría un peso efectuar la Expropiación del Hotel.

Ante la falta de soluciones de parte de la justicia, los trabajadores de la cooperativa Bauen piden al Estado argentino y al Congreso de la Nación (mediante el proyecto de Expropiación) que se pronuncien contra los ex dueños del hotel, por sus vínculos espurios con la última dictadura militar, que les permitió obtener un crédito que jamás pagaron, que acrecentaron su fortuna en base a negociados turbios y que llevaron a la quiebra al hotel que hoy, tras nueve años, se maneja de manera autogestiva. Sus trabajadores necesitan una solución que legitime y reconozca tanto esfuerzo realizado y que goza de reconocimiento de la comunidad artística y sobre todo de los organismos de derechos humanos, tanto a nivel nacional como internacional. La expropiación, dicen los trabajadores, no costaría casi un solo peso al Estado, y en esta nota lo fundamentan.

Hace poco, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, expresó: «hacemos votos para que se los reconozca como tales y que puedan solucionarse los problemas legales que quieren imponer los que dicen ser sus dueños, para que ellos tengan la tranquilidad de la continuidad sin sobresaltos, porque es muy bueno lo que están haciendo… Los que hicieron este milagro en este hotel tienen el mismo ideal que tenían los desaparecidos».

En 1997 Iurcovich vende el Hotel Bauen a un inversor chileno y cuatro años después la justicia decreta la quiebra del hotel. Ese mismo año se constituyó la firma Mercoteles SA, que en una confusa operación compra el hotel sin desembolsar un solo peso. El 28 de diciembre de 2001 el hotel cierra sus puertas, y es recuperado el 21 de marzo de 2003, cuando los trabajadores toman en sus manos la fuente de trabajo. En ese año, a justicia los autoriza a trabajar provisoriamente en el local. Desde entonces invirtieron cinco millones de pesos en mejoras, además de abrirlo a la comunidad para actividades culturales.

En 2007, la Justicia de Primera Instancia reconoce a Mercoteles como la propietaria del inmueble, lo cual deja a los trabajadores en la incertidumbre de su futuro.El argumento principal de los trabajadores es que sobran pruebas de las maniobras fraudulentas y sucias de la firma que hoy dice ser dueña del hotel, que además tiene una deuda millonaria con el Estado.

Detrás de Mercoteles hay una madeja de sociedades y testaferros en cuyo extremo inicial aparece el nombre de Marcelo Iurcovich, patriarca de un emporio financiero y empresarial surgido durante la última dictadura militar. El hombre tenía fuertes lazos con la Armada, en especial con el contralmirante Alberto Lacoste, presidente del organismo encargado de organizar el Campeonato Mundial de fútbol en 1978. Iurcovich consiguió así un crédito del Banco Nacional de Desarrollo (Banade) sin disponer de los avales correspondientes. Con ese dinero compró el Bauen y lo convirtió en emblema del despilfarro y el lujo de la dictadura. Por allí desfilaron los genocidas de la Esma en fiestas y juergas memorab les y se filmaron las clásicas películas protagonizadas por Alberto Olmedo y Jorge Porcel. Marcelo Iucovich había iniciado la causa BAUEN contra BANADE alegando que los préstamos del BANADE fueron otorgados fuera de término y que esto había provocado un claro perjuicio económico a la empresa. Este juicio finaliza también en 2007 con una sentencia a favor del Estado y una liquidación por $ 8.616.524 que es la suma que BAUEN SACIC debería pagar. Sin embargo, el mismo Estado, favorecido por esa sentencia, no inicia la ejecución y todavía hoy en 2012 la deuda de 8 millones y medio de pesos sigue pendiente. La Cooperativa continúa actualizando esa deuda y al día de hoy la suma asciende a 20 millones aproximadamente.

La Cooperativa plantea la expropiación basada en los siguientes argumentos:

  1. BAUEN SACIC debe al Estado aproximadamente 20 millones de pesos, según la actualización del juicio que perdieron contra BANADE.
  2. La Cooperativa lleva invertidos unos 5 millones y si se suman los valores por revalorización de marca, rescate de proveedores y clientes y se establece un valor equivalente a lo que sería el «fondo de comercio» o el valor de la empresa BAUEN Coop., en unos 15 millones por todo concepto.
  3. BAUEN SACIC debe 5 millones a la Ciudad ded Bs. As. por deudas de Ingresos Brutos y ABL.
  4. Es clara la maniobra de «simulación de venta» del inmueble desde BAUEN SACIC a MERCOTELES SA en 2001.
  5. Otra prueba contundente sobre la idea de que BAUEN SACIC y MERCOTELES SA son lo mismo es que Marcelo Iurcovich (el padre) es el titular de BAUEN SACIC y Hugo Iurcovich (su hijo) es el titular de MERCOTELES SA.
  6. MERCOTELES SA es una empresa fantasma solo creada al efecto de simular la compra del edificio. La prueba de ello es que se formó con un capital exiguo ($ 25.000) y a los 5 días compró el hotel en U$D 1.620.000., todo esto lo realizó en 2001 y desde ese momento no registra ninguna actividad comercial.

El presidente de la Cooperativa, Federico Tonarelli, manifestó al respecto que: «Por todo ello y en base a estos datos, los trabajadores solicitamos que el Estado expropie el inmueble, sabiendo que la totalidad de las deudas de los Iurcovich equivalen al posible valor de tasación que puede tener el edificio. Con estos datos, la expropiación no tendría prácticamente costo alguno para el Estado. En síntesis, el Estado realiza una reparación histórica debido al vínculo civico-militar de los Iurcovich con la armada y además ejecuta las deudas que nunca hasta ahora ejecutó, declarando de Utilidad Pública el inmueble y expropiando para que en «comodato» la Cooperativa lo gestione. O sea, la propiedad del inmueble es recuperada por el Estado y la Cooperativa lo gestiona rindiendo cuenta de ello al firmar el comodato. El edificio no se les regala a los trabajadores, sino todo lo contrario. Se los otorga en comodato con un plazo y siendo renovable siempre y cuando la Cooperativa cumpla con los objetivos planteados en el proyecto de ley: dar espacio para la «utilidad pública», cumplir con el objeto social establecido en sus estatutos, brindar espacios para la formación y capacitación en el rubro hotelero, gastronómico y además para que se puedan dictar cursos en cooperativismo y mutualismo».

Los Iurcovich y la Dictadura

Con información provista por los propios trabajadores, el periodista Santiago O’Donnell, del matutino Página/12, investigó en profundidad los movimientos fraudulentos de la familia Iurcovich. Y recientemente, la revista Brecha de Uruguay difundió sus negociados del otro lado del charco. A continuación reproducimos fragmentos de ambas investigaciones con la intención de que lleguen a los oídos de los funcionarios judiciales y políticos que tienen la llave para resolver esta situación.

La investigación de Santiago O´Donnell (Página/12)

La historia del hotel es a su vez la historia de Marcelo Iurcovich y de sus herederos del «grupo Iurcovich», que amasaron su fortuna ayudados por sus contactos con la dictadura militar, la multiplicaron durante la intendencia de Grosso, demostraron que su influencia se mantenía durante la administración de Aníbal Ibarra y dieron una nueva demostración de fuerza a caballo del macrismo en la actual gestión de Telerman.

Para lograrlo, los Iurcovich se valieron de una telaraña de empresas a nombre de familiares y personeros de las más variadas razones sociales, muchas de ellas inscriptas en las oficinas del contador Carlos Sterin en Paraná 754, al menos dos offshores uruguayas, negocios en Brasil y hasta el control de un importante hotel en Puerto Iguazú, en la zona de la Triple Frontera.Corría el año 1978 y sus contactos con el contraalmirante Carlos Alberto Lacoste, entonces presidente del EAM 78, y con el brigadier Osvaldo Cacciatore, entonces intendente municipal, le permitieron acceder a un crédito del banco Banade para la construcción del Bauen. Según los abogados del Banco Nación, que absorbió la cartera tras el cierre del Banade, Iurcovich nunca pagó ese crédito. Según declaró Iurcovich en el 2003, no sólo había pagado cuatro millones al banco, sino que por incumplimientos varios el banco le debía dinero a él. En agosto del 2005 la Corte Suprema le dio la razón al empresario. No sería su última victoria judicial… Tras la muerte de Marcelo Iurcovich, su hijo Hugo pasó a ser la cara visible del grupo.

La quiebra y la recuperación del hotel

Félix Solari es portador de un apellido de peso en el mundo de los negocios de su Chile natal, donde la familia Solari es conocida por ser dueña de las tiendas Falabella y por la afición de algunos de sus miembros por la cría de caballos pura sangre. Por eso a nadie le debe haber extrañado cuando se anunció la venta del Bauen en 1997 «al grupo chileno Solari SA». Pero Solari no tiene la suerte de pertenecer a tan distinguida familia. Según su abogado, Gabriel Jaijel, Solari viene del rubro gastronómico y mucho le costó juntar los cuatro millones de dólares que pagó como primera cuota de una compra que implicó entre 14 y 20, según quién lo dice. Pero llegó la recesión y los precios de las habitaciones cayeron de 120 a 50 dólares. Cuando eso sucedió, según Jaijel, Marcelo Iurcovich se negó a negociar tan siquiera una coma del contrato. Entonces Solari entró en convocatoria de acreedores y Iurcovich habría comprado los votos de los acreedores para forzar la quiebra, dijo Jaijel. Solari abandonó el hotel en el 2001. Según su abogado sufrió una fuerte depresión. «Imaginate. Pasó de vivir en la suite principal del Bauen a un galpón prestado de un familiar en Avellaneda.» El bajón habría durado años. Pero ahora Solari estaría mejor y habría vuelto a trabajar, dijo su abogado, como empleado en una parrilla del centro. Mientras, espera recuperar al menos parte de su inversión en el Bauen.

En el 2002, en pleno auge del movimiento de fábricas recuperadas, unos 20 empleados ocuparon el Bauen, lo arreglaron y empezaron a operarlo. Con el tiempo se sumaron trabajadores desocupados y familiares de los trabajadores hasta conformar una plantilla de 154 puestos de trabajo. Remozaron las salas, el restaurante, los escenarios y dieron lugar a recitales, festivales, programas de radio obras de teatro, y actividades patrocinadas por instituciones como el Goethe Institut y la embajada de Venezuela. Hoy cuentan con el apoyo de reconocidas figuras del progresismo internacional como, entre otros, Danielle Mitterrand, Naomi Klein, Noam Chomsky, Evo Morales, Toni Negri y figuras locales como las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo, Adolfo Pérez Esquivel y legisladores nacionales y porteños, los músicos de Attaque 77, Bersuit Vergarabat, León Gieco y muchos otros. La Justicia les permitió hacer uso de la explotación del hotel mientras se dirimía el pleito, pero ya no.

En el 2005 la familia Iurcovich anunció una nueva venta del Bauen, esta vez a Mercoteles S. A., «la empresa argentina que se haría cargo de las inversiones necesarias para la reapertura». Se trata de una firma creada en el 2002 que nunca presentó balances a la Inspección General de Justicia (IGJ), ubicada en la oficina del contador que figura como su presidente, y cuyo único accionista declarado, además del contador, es un gestor de empresas offshore que fue sancionado por la IGJ. Según su acta de inscripción, el paquete accionario de Mercoteles consiste de 10.000 acciones nominales de 10 pesos, un voto por acción.

Los oscuros negociados de Iurcovich

Entre los muchos negocios del grupo Iurcovich, al que la Justicia otorgó la propiedad del hotel Bauen, actualmente tomado por sus trabajadores, quizá ninguno resulta tan llamativo como sus nexos con Finvercon, la financiera que protagonizó una de las historias más sorprendentes de la city porteña de los últimos años.

Finvercon fue comprada en 1997 por el banco Wells Fargo, uno de los más grandes de Estados Unidos, en 30 millones de dólares. Pero a poco de realizarse la operación, el banco reemplazó a sus asesores legales (el estudio de los hijos de José Alfredo Martínez de Hoz y Mariano Grondona), despidió a los ex dueños de la financiera que habían permanecido en la dirección de la empresa, gastó miles de dólares en juicios cruzados en Argentina y Estados Unidos en contra de los ex dueños y recurrió en Los Angeles a la agencia de Paul Magallanes, un ex agente del FBI, para que investigue las operaciones de la financiera. Con el informe de Magallanes en la mano, Wells Fargo tomó la decisión de cerrar Finvercon, retirarse del país y asumir una pérdida millonaria.

Después estaban los negocios con los Iurcovich. Además de Colomba, la agencia de turismo que cerró fuertemente endeudada con Finvercon, la empresa Grower, accionista de Bauen Suites, registró un préstamo de 242.000 pesos-dólares con Finvercon y la firma Indal Tec, desprendida de Poliequipos, reportó transacciones financieras con Finvercon hasta el año 2000.Según un antiguo empleado de la financiera, Marcelo Iurcovich y el ex dueño de Finvercon, Juan Carlos Fernández, eran amigos personales. A mediados de los noventa el empresario hotelero era un asiduo visitante de la financiera, a veces solo, a veces acompañado de otra persona conocida allí como «el gordo del Bauen». El «gordo» se encargaba de hacer las colocaciones, dijo el ex empleado de la agencia. En los registros de la financiera figurarían Marcelo y Hugo Iurcovich como «cliente sin garantía» pero no habría operaciones registradas a nombre de ellos.

La relación entre los Iurcovich que controlan el Bauen y Juan Carlos Fernández, ex dueño de Finvercon, no parece haber terminado con la venta de la financiera. Según una fuente bien informada de la city, Fernández sería el «inversor argentino» de Mercoteles, «la empresa argentina que se haría cargo de las inversiones necesarias para la reapertura y nueva habilitación del hotel», según explica una carta del 2005 de la «familia Iurcovich» al sitio Hoteles y Restaurantes.

El rumor de la compra del hotel por parte de Fernández, ex dueño de Finvercon, despertó en ese momento la curiosidad de operadores de la city, que se preguntaban para qué invertir en un hotel ocupado por sus empleados, por entonces con la expresa autorización de la Justicia, y que además mantenía una disputa con otro empresario que reclamaba su propiedad y que además arrastraba una deuda millonaria con el gobierno de la ciudad.La respuesta no se hizo esperar: poco tiempo después el macrismo pasó una ley condonando la deuda municipal, la Justicia cedió los derechos de propiedad a Mercoteles y en el mismo fallo ordenó el desalojo de los empleados.

Los negocios del otro lado del Charco, por Brecha Uruguay

Según los papeles en manos de la justicia argentina, la sociedad uruguaya Bolton Group, cuyo presidente es Juan Carlos Hernández, con domicilio en Misiones 1321, oficina 101, de Montevideo, compró dos propiedades en Buenos Aires e intentó comprar otra en la patagónica Chubut. Hernández aparece como director suplente de Mercoteles, con 25 por ciento del paquete accionario, junto al contador Marcelo Hilario Gardella, que funge como presidente de la empresa que ahora pugna por quedarse con el Bauen. En el año 2000 Gardella fue investigado por la comisión de lavado de dinero encabezada por la diputada argentina Elisa Carrió. En lo que se llamó el capítulo uruguayo de esa investigación aparecían dos puntas ligadas al caso Bauen. El famoso estudio montevideano de Juan Alberto Etcheverrito -especialista en la conformación de safi- tenía como empleada a Ángela Díaz, hermana de un ex funcionario de Aduanas durante la última presidencia de Julio Sanguinetti. Díaz integraba el directorio de First Investment, otra de las empresas ligadas a la triangulación de testaferros en torno al Bauen. En el mismo informe de la citada comisión aparece entre los participantes de acciones sospechadas de lavado el contador Marcelo Gardella. Con toda esta documentación nadie puede explicar por qué la justicia argentina aún no investigó la «pata uruguaya» de los empresarios que pretenden quedarse con la cooperativa Bauen.

Fuente: http://www.factaautogestion.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=162:ipor-que-la-justicia-defiende-a-los-ex-duenos-del-bauen&catid=39:noticias&Itemid=191