¿Cuál es la realidad laboral de los académicos universitarios en el México del siglo XXI? En momentos en que el mecanismo de acumulación de capital se ha asentado cada vez más en la obtención de ganancias por la producción de mercancías inmateriales (información, conocimiento, comunicación).1 Cuando la mercantilización de la fuerza de trabajo y la […]
¿Cuál es la realidad laboral de los académicos universitarios en el México del siglo XXI? En momentos en que el mecanismo de acumulación de capital se ha asentado cada vez más en la obtención de ganancias por la producción de mercancías inmateriales (información, conocimiento, comunicación).1 Cuando la mercantilización de la fuerza de trabajo y la supresión de formas alternativas (indígenas) de producción y consumo; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de bienes (incluyendo los recursos naturales); la monetarización del intercambio y los impuestos, en particular sobre la tierra; la trata de esclavos; y la usura, la deuda nacional y más recientemente el sistema de crédito se han asentado como premisas fundamentales para la nación. Donde el Estado, con el monopolio de la violencia y su definición de la legalidad, ha venido desempeñando un papel decisivo al respaldo y promoción de estos procesos.
En momentos en que cada vez más México es circunscrito en la lógica de la acumulación de capital por desposesión que ha venido recorriendo al mundo emprendida en nombre de la ortodoxia neoliberal2, disminuye y/o elimina los marcos reguladores destinados a proteger a los trabajadores, obtenidos tras largos años de encarnizada lucha de clases (el derecho a una pensión pública, al bienestar, a la sanidad pública nacional).
Cuando no se han salvado del despojo instituciones hasta ahora públicas como las universidades y lo que había venido siendo la enseñanza pública en general, cobrando mayor fuerza en nuestro país durante la administración de Carlos Salinas de Gortari, al descentralizar la educación y permitir que los reconocimientos de validez oficial (RVOE) dejaran de ser exclusividad de la Secretaría de Educación Pública. Viviéndose desde entonces «el boom» de las escuelas particulares. Tan solo en el 2002 unos 600 mil estudiantes formaron parte de universidades particulares, lo que equivalió al 32 por ciento del total de la matrícula en licenciatura.
Y que gracias a esta empresarización y privatización de la educación se ha conformado un modelo educativo donde en tan solo 52 años, se vio crecer 219 veces la enseñanza privada, (de 1950 a 2002) siendo que en la década del 50 sólo existían cinco instituciones privadas.3 Por estos medios, la educación se ha formalizando en un producto llamado comerciable y competitivo.
En este contexto las mismas fuerzas productivas que obligan a la expansión del conocimiento y de la educación para el desarrollo del capitalismo, han traído consigo contradicciones que se han venido intensificando, a nivel interno de universidades públicas y privadas, lo que a su vez ha tenido una repercusión a nivel académico.
En el nivel interno de las universidades públicas como la UNAM que han venido siguiendo el modelo de la educación imperante en los Estados Unidos, se ha exacerbando la diferencia entre las clases sociales. Al crearse una oligarquía académica por un lado y un proletariado académico por otro, reflejando y ayudando (en lugar de combatir) a la división de clases que existe en la realidad social.4 Dándose así una lucha de clases en el Cerebro de la Nación, con los equivalentes a la Gran Burguesía y a los de la Alta Burocracia Mexicana, la mejor pagada del mundo, así los señores pumas que son los encargados de la Gran Burocracia Universitaria tiene salarios superiores a los 250,000 pesos mensuales, luego tenemos a los Directores de las escuelas y Facultades con salarios integrados superiores a los 100,000 pesos mensuales, luego a las «momias sagradas» que son los investigadores «eméritos» con salarios superiores a los de la Partidocracia en el Congreso, luego a los subdirectores, a los Profesores e Investigadores de Tiempo Completo y Parcial que reciben grandes emolumentos por sus «obras» , luego al sindicalismo ramplón y escaso de solidaridad con la Universidad y finalmente al lumpen-proletariado, los profesores hora-clase que suman unos 29 100 en toda la UNAM y que son verdaderamente los que sostienen el funcionamiento académico de la misma5.
Esto ha devenido en irregularidades en concursos de oposición, que sólo resultan ser simulacros, puesto que las plazas ya tienen nombre y apellidos, incluso antes de ser convocadas, favoreciendo a personas que no cumplen con los requisitos ni cumplen con el perfil solicitado, tanto en la UNAM, la UACM, o la UAM por mencionar algunas. Hechos que van quedando evidenciados cada vez más a partir de denuncias como la más recientemente en la Revista Proceso, por la Maestra Esther Ibarra, quien participo durante 2013, en el concurso por la plaza de Investigador Asociado «C» de T/C.6
Ahora bien en el caso de las universidades privadas, si bien en un principio pagaban mejores salarios y fueron absorbiendo los profesores más codiciados. Al mismo tiempo fueron aplicando el modelo neoliberal en la pedagogía con metas de «entrenamiento laboral». Lo que con el transcurso de los años ha venido pauperizado las condiciones laborales sobre las cuales se lleva a cabo la práctica docente. Por ejemplo, en la mayoría de estas instituciones, el calendario escolar se organiza de forma cuatrimestral. El pago es por hora, por lo que los ingresos dependen del número de horas que logra obtenerse. En la Universidad Mexicana (UNIMEX) y la Universidad de la República Mexicana (UNIREM) el profesor se contrata por honorarios y carece de seguridad social y prestaciones, mientras que en la Universidad Insurgentes, en la Universidad ICEL y la Universidad Tecnológica de México (UNITEC) tiene seguro social y puede eventualmente aspirar a obtener un crédito del INFONAVIT. En estas últimas se contrata por tiempo determinado, los maestros deben firmar renuncia al término de cada curso, de forma que no generan antigüedad, aun cuando muchos de éstos acumulan años completos en el ejercicio de la docencia en estas instituciones. Como resulta evidente, no existe sindicato de ningún tipo, ni grupo alguno que cuide los derechos laborales de la planta docente7.
Cuando hay periodos vacacionales fuera del calendario escolar, la institución no efectúa pago de ningún tipo al personal docente, lo que ocurre generalmente entre diciembre y enero, así como en cada periodo inter cuatrimestral. En contra de lo que espera cualquier académico, los profesores de estas instituciones desean evitar este tipo de descansos, pues impactan de forma negativa sus ingresos. En la UNIREM los días feriados tampoco son pagados al profesor.
Toda falta hace al docente acreedor del debido descuento. Existe una política de «tolerancia cero», cada retardo amerita una falta; si es el caso, el profesor puede optar por dar clase, aun cuando no le es pagada, o por no hacerlo. Sin embargo, es regla común que el docente se hace merecedor de un «punto en su contra» si decide no atender el grupo en caso de llegar tarde, lo que cuenta para la política de recontratación. Ya sea por medio de un control de firmas o con un moderno checador de huella digital, la contabilización de los retardos es pormenorizada. Generalmente, cinco minutos es el máximo permitido para no aplicar una sanción, si bien cuando ocurre por segunda o tercera vez, según el criterio de cada institución, el descuento se aplica de forma automática. Para evitarlo, el personal docente prevé arribar con antelación, pero la institución no cubre el pago de los minutos previos que ocupa el profesor para evitar el retardo. Como es evidente, esta permanente necesidad de llegar a tiempo genera un alto grado de estrés entre los profesores.
En prácticamente todas las instituciones el profesor debe entregar la planeación didáctica al inicio del curso (misma que se realiza durante el periodo inter cuatrimestral y, como indicábamos, sin paga alguna), donde se indican el tema, los recursos didácticos, la bibliografía y las actividades a realizar dentro del aula, sesión por sesión, para cada materia que será impartida. Si bien existe flexibilidad en el ajuste de estos elementos, se espera que sean mínimos y que la planeación sirva como una guía didáctica que garantice cubrir en su totalidad el contenido del programa.
En algunas instituciones el profesor debe llenar un kardex, esto es, un registro pormenorizado, sesión por sesión, donde se indican la unidad y el tema revisado, lo cual es verificado por el coordinador o supervisor académico. Ante la omisión de este registro, de nueva cuenta se hace acreedor a una falta, pues se considera que no impartió clase o bien que la sesión careció de contenido. En caso de que existan alumnos reprobados en las materias que impartió, el maestro debe diseñar y aplicar el examen extraordinario, que en casi ninguna institución es retribuido económicamente.
En la Universidad Mexicana (UNIMEX) y la Universidad de la República Mexicana (UNIREM) el profesor debe asistir a cursos de actualización que imparte la propia universidad sobre temas de didáctica, estrategias de evaluación o del modelo académico. Los cursos tampoco son pagados y, aun cuando un profesor sea especialista en estos temas, debe tomarlos para poder ser recontratado.
En prácticamente todas estas instituciones el profesor está permanentemente vigilado. Las figuras que realizan esta vigilancia varían, en algunas existen prefectos, quienes hacen funciones de porteros, supervisores del comportamiento estudiantil y vigilantes de la permanencia de los profesores ante los grupos a su cargo, mientras que en otras, los coordinadores académicos pueden ingresar sorpresivamente a una sesión para observar el desarrollo de la misma. Ausentarse del aula o concluir antes de la hora, o no mantener la disciplina o la limpieza en el salón de clases, ameritan una llamada de atención o un retardo, y eventualmente se considera la posibilidad de no ser recontratado. Esta supervisión permanente hace que el trabajo sea difícilmente algo natural o disfrutable.
A su vez esta dinámica a degenerado en que entre la planta docente no exista un sentimiento de identidad o un espíritu de grupo. Simplemente, no es posible desarrollarlos si consideramos las circunstancias laborales y académicas que se deben afrontar, y la incertidumbre propia de las políticas de recontratación. Salvo contadas ocasiones, los profesores no interactúan. En ocasiones existe un sentimiento de competencia derivado de la combinación entre la lucha por las «mejores» asignaturas y el elevado número de cambios entre el personal que se realizan en cada periodo.
La incertidumbre por la permanencia laboral, la variación de los ingresos con base en el número de horas obtenidas, las exigencias administrativas, la dificultad de atender a una heterogeneidad de perfiles estudiantiles, además de la carga laboral que se debe mantener para obtener ingresos relativamente decorosos, llevan al agotamiento y, con cierta frecuencia, a problemas de salud8.
De esta suerte, como docentes de cátedra hemos sido colocados en una condición producto de la lógica dominante del mercado. Resultando ser el eslabón donde se fundamenta la nueva forma de explotación de la profesión docente, porque somos una mercancía mas en las relaciones sociales de producción y al configurarnos como ofertadores de servicios, escalonados en los mas bajos precios por el capital, esto nos hace cumplir una función indigna, al no poder recuperar lo invertido en tiempos, esfuerzos, energías, nutrientes, en la producción de saberes y conocimientos. Expropiados y explotados del producto producido, como docentes de cátedra experimentamos la histórica enajenación. Dentro de las mismas formas de relaciones de producción, los docentes entramos en el mercado para ofertarnos como mercancía y actuar dentro del marco de la competitividad, la rapiña y la lucha por permanecer en el mercado, al precio que sea, lo cual nos hace más serviles, al ver que la principal contradicción está en competir con el compañero de trabajo, el otro proletario de cátedra, situación que es aprovechada por la ideología dominante de mercado con el fin de aumentar las funciones con las mismas relaciones de explotación en el capital-trabajo9.
Finalmente, en este contexto de acumulación por despojo, quizá no resulte descabellado hacer la comparación con la situación que Marx llamo ejército industrial de reserva, a nivel académico, haciendo la misma subdivisión en los 3 grupos de superpoblación: flotante, latente y estancada. Donde la población flotante resultarían ser los profesores sin una plaza fija, la población latente los estudiantes y la población estancada los profesionistas truncos. Y que en conjunto presionan a la baja salarios y prestaciones10.
Bibliografía
Adrián Sotelo Valencia, «Crisis capitalista y desmedida del valor. Un enfoque desde los Grundrisse». UNAM, FCPyS, ITACA. 2010.
Harvey David. «El nuevo imperialismo.» Akal, 2007.
En línea
http://red-academica.net/observatorio-academico/2012/09/10/ensenando-en-la-precariedad-que-significa-ser-profesor-de-las-privadas/#sthash.hOcz1jCc.dpuf Abril Acosta. Enseñando en la precariedad. ¿Qué significa ser profesor de las privadas?
Camnitzer Luis. «El arte bien entendido es un campo de subversión y de resistencia«. http://www.revistapuntodefuga.com/?p=628#sthash.KmHxTPed.dpuf
Jiménez de León Juan Ramón. «El Lumpen proletariado intelectual«. www.chicagococal.org/downloads/…/Juan-Ramon-Jimenez-de-Leon.pdf
Revistas
Revista Proceso, número 1969.
Notas:
1 Adrián Sotelo Valencia, Crisis capitalista y desmedida del valor. Un enfoque desde los Grundrisse, UNAM, FCPyS, ITACA. 2010. Pp.11-12. La propiedad fundamental de los bienes inmateriales radica en que a diferencia de los materiales, el uso por parte de un consumidor no impide el uso por parte de otros. Aún más: resulta inapropiado hablar de consumidores, porque las mercancías inmateriales en realidad no se consumen.
2 Harvey David. El nuevo imperialismo. Akal. 2007. pp. 117-118.
3 Jiménez de León Juan Ramón. «El Lumpen proletariado intelectual». www.chicagococal.org/downloads/…/Juan-Ramon-Jimenez-de-Leon.pdf … en México se tiene registro de que la Escuela Libre de Derecho, creada en 1912, es la primera institución particular del país. La segunda es la Escuela Bancaria y Comercial, y luego instituciones como la Universidad Autónoma de Guadalajara, la Iberoamericana y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
4 Luis Camnitzer. «El arte bien entendido es un campo de subversión y de resistencia». http://www.revistapuntodefuga.com/?p=628#sthash.KmHxTPed.dpuf
5 Jiménez de León Juan Ramón. «El Lumpen proletariado intelectual». www.chicagococal.org/downloads/…/Juan-Ramon-Jimenez-de-Leon.pdf.
6 Revista Proceso, 1969, pág. 80.
7 http://red-academica.net/observatorio-academico/2012/09/10/ensenando-en-la-precariedad-que-significa-ser-profesor-de-las-privadas/#sthash.hOcz1jCc.dpuf Abril Acosta. Enseñando en la precariedad. ¿Qué significa ser profesor de las privadas?
8Acosta Abril. Enseñando en la precariedad. ¿Qué significa ser profesor de las privadas? http://red-academica.net/observatorio-academico/2012/09/10/ensenando-en-la-precariedad-que-significa-ser-profesor-de-las-privadas/#sthash.hOcz1jCc.dpuf
9 www.fenalprou.org.co/documentos/PROLETARIOS.pdf.
10 A este respecto podemos recordar que la constante masificación de las cualificaciones superiores (en Alemania cerca de la mitad de los estudiantes se gradúan cada año de la escuela secundaria. En Alemania el 70% y en Euskal Herria el 80% en 2007) y consecuentemente de la abundancia de su oferta, de acuerdo con las leyes del mercado de trabajo, se ha venido dando una constante desvalorización de esa fuerza de trabajo capacitada. A lo que se debe añadir la discrepancia entre la cualificación y las exigencias de la coyuntura económica. Como el contexto social no está sujeto a una planificación sino a una dinámica ciega, algunas carreras se transforman súbitamente en superfluas o con exceso de oferta (en México sociología o antropología), mientras otras faltan (Actuaría). Además, la formación se realiza a largo plazo, mientras los perfiles necesitados cambian constantemente, relacionados con la concurrencia global. Kurz R. «El proletariado académico«. www.irteen.net/la-economia-politica-de-la-educacion-el-proletariado-aca.
Ramón César González Ortiz. Maestro en Estudios Latinoamericanos por el Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
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