Más de tres mil pequeños productores, agricultores, campesinos y otros actores vinculados al agro de las distintas provincias argentinas, propusieron un programa para la producción agraria argentina para ser considerado por quienes aspiran a gobernar el país a partir de diciembre próximo. Co mo una expresión antagónica al modelo agroindustrial concentrado, extranjerizado y expulsivo de la […]
Más de tres mil pequeños productores, agricultores, campesinos y otros actores vinculados al agro de las distintas provincias argentinas, propusieron un programa para la producción agraria argentina para ser considerado por quienes aspiran a gobernar el país a partir de diciembre próximo.
Co mo una expresión antagónica al modelo agroindustrial concentrado, extranjerizado y expulsivo de la Argentina, el documento que asoma las primeras conclusiones de los debates instala en el horizonte la soberanía alimentaria, la consideración de la tierra como territorio y hábitat de los productores y la construcción de un modelo productivo no extractivista.
Convocados por la Unión de Trabajadores de la Tierra, el Movimiento de Trabajadores Excluidos Rural-Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO) y una amplia diversidad de organizaciones, los productores y trabajadores del campo argentino, propusieron el 7 y 8 de mayo, en el estadio del Club Ferrocarril Oeste, en Buenos Aires, un Programa Agrario Soberano y Popular.
«En este Foro estamos definiendo los trazos gruesos de un proyecto que defienda los intereses de nuestro pueblo, el pequeño productor campesino, el trabajador de las ciudades, que es quien consume los alimentos que producimos», explicó Nahuel Levaggi, referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra.
No es novedad que en Argentina, hoy, no solo la producción sino también el consumo de alimentos provenientes del campo es un camino cuesta arriba, gracias a la inflación, la disparada del precio del dólar, las altas tasas de interés, las dificultades para el acceso al crédito, y el alto grado de concentración de la tierra y de los distintos eslabones de la cadena productiva hasta la comercialización.
«El consumo de carne , históricamente central en la dieta argentina , ha caído a niveles más bajos que los registrados en el año 2001, cuando el país atravesaba una de las peores crisis de la historia. La exportación de fruta proveniente del sur argentino ha mermado en más de 100 mil toneladas, desde 2016. Los productores de leche cobran alrededor de 10 pesos por litro, mientras que producir cuesta 12, pero en el supermercado alcanza los 48 pesos», explicó Matías Strassorier, director del Centro de Estudios Agrarios de la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO).
«Venimos construyendo este foro rural hace más de un año», señaló Lautaro Benato del Movimiento de Trabajadores Excluídos- Rural, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). «Los datos que arrojó el Centro de Estudios Agropecuarios en 2018 señalan que más de 100 mil establecimientos agropecuarios se fundieron o cerraron sus puertas, con lo que más de 200 mil familias de la agricultura familiar quedaron despojadas», resaltó.
Dificultades para la producción
Según la FAO, el 80% de los alimentos del mundo es producido por la agricultura familiar. En Argentina, 70 por ciento de la yerba mate, el 62 por ciento del tabaco, el 61 por ciento de pollos parrilleros, el 60 por ciento de los porcinos y el 59 por ciento de las hortalizas, entre otros, provienen del trabajo de los pequeños productores, según un informe del Ministerio de Agroindustria, de 2017.
El documento que marcó el punto de partida del debate del Foro identificó uno por uno los problemas: acceso a la tierra, logística, comercialización, altos costos de producción, altos precios al consumidor, y escasa retribución a los productores, entre otras dificultades que afrontan estos actores fundamentales para la alimentación argentina.
Por primera vez en muchísimos años primó un concepto de unidad y se pasó de un criterio de resistencia y demanda a una propuesta proactiva a lo que debe ser la política agraria de un gobierno que incluya a la totalidad de los actores agrarios.
«Esto se da en contraposición a un modelo concentrador, neoliberal al que solo le importa producir para el agronegocio y comodities para la exportación sin importar la alimentación y su calidad, el cuidado del medio ambiente y el sistema productivo», expresó Guillermo Martini, coordinador de la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO).
Productores y trabajadores rurales, campesinos y pequeños productores trabajan hoy en un programa en común que contempla el acceso a la tierra, el agregado de valor en origen el comercio exterior e interior, la investigación al servicio del desarrollo nacional. «Eso es lo que es histórico en este momento, por la diversidad de sectores que nos pusimos de acuerdo», añadió.
El foro presentó una serie de propuestas, como las de legislar para facilitar el acceso del campesinado a la tierra, a la asistencia técnica y financiera; evitar la aprobación de una Ley de semillas permisiva con las transnacionales; promover compras públicas y otras estrategias de comercialización para garantizar productividad, precio y calidad tanto a productores como a consumidores, así como tarifas justas e independientes de los movimientos del dólar para el acceso al combustible, el agua y la electricidad.
También se señaló la necesidad de trabajar sobre derechos y cuotas de exportación, según el sector; mejorar las condiciones del trabajo rural; promover agregado de valor; reconstruir los organismos de Ciencia, Tecnología y conocimiento (INTA, INTI, CONICET, INDEP, etc); recuperar el rol del Estado y su intervención en todos los ámbitos necesarios, y promover la agroecología y la igualdad de género.
Estas son de manera sintética algunas propuestas que emanaron de las 23 comisiones donde se debatió «desde una conciencia crítica y con espíritu de unidad», campesinas/os, indígenas, trabajadoras/es rurales, del Estado, productores, agricultores familiares, agroquinteros, comerciantes, consumidores y comensales, redes de comercialización, pequeños y medianos empresarios, cooperativas, técnicos, docentes rurales, científicos, universidades, afectados por las fumigaciones, medios populares y militantes de organizaciones del sector.
«Estoy muy contento por la invitación a venir y por el documento que armamos. Es muy necesario para nosotros, porque somos, del sector de los trabajadores, y del sector de los trabajadores del campo, los que más sufren», expresó Antenor Alvez, Secretario General del Sindicato de Tareferos (trabajadores de la yerba mate) de Jardín América, provincia de Misiones.
Integración regional
En un amplio panel internacional reflexionaron sobre políticas públicas agrarias y populares representantes de organizaciones de Brasil, Paraguay, Bolivia y Venezuela.
Sin ignorar las particularidades de cada territorio y los proyectos políticos vigentes en cada país, los dirigentes hicieron aportes desde su experiencia a partir del conocimiento de problemáticas que son comunes a toda la región.
«En Bolivia, la tierra es de quien trabaja, acá en Argentina se paga alquiler, expresó Nélida Sifuentes, Ministra de Desarrollo Productivo de Bolivia, quien valoró que es muy importante para el país sureño la realización de un foro de estas características. Sifuentes destacó la necesidad de políticas de tenencia de la tierra orientadas a resolver las inequidades de género:
«En Bolivia la tierra antes estaba registrada a nombre de los varones, hoy en día cerca del 40 % de los títulos agrarios de la tierra salen a nombre de las familias, la mitad del hombre y mitad de la mujer, y esos cambios para las mujeres son importantes», señaló.
La ola neoliberal que azota a la región ha producido profundos retrocesos a nivel continental, reduciendo los incipientes espacios de participación popular para la comercialización entre pueblos y la integración regional. De ahí, la necesidad de de un Foro como este, según Pedro Ferreyra de Oliveira Neto, del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (MST).
«Los gobiernos se están entregando al imperialismo estadounidense y por eso es importante estar aquí discutiendo un programa agrario, políticas públicas para el campo. Para Argentina pero también para otros países, es muy importante la unidad y la participación de todas las organizaciones en este foro y en la construcción de un futuro, con la participación de los trabajadores agrarios en proyectos que vayan hacia una vida digna en el campo», valoró.
¿En qué sentido avanzan el conocimiento y la técnica para garantizar la producción para alimentación de los pueblos del mundo? ¿A qué intereses responde que estos saberes estén en manos de unos pocos laboratorios?¿Cómo producimos a escala, respetando los derechos a las salud y al territorio de nuestros pueblos? Son algunas de la preguntas que atravesaron transversalmente el foro.
Juan Carlos Pinto, vocero de la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora de Venezuela consideró que «en un momento en que la crisis mundial arrecia en materia de alimentación los pueblos deben buscar alternativas creadoras de unidad que les permitan superar esa crisis». El dirigente campesino del estado Barinas, destacó la unidad en medio de la diversidad y diferencia de visiones y el convencimiento de que la producción debe estar en manos de campesinos y pequeños productores.
«Estamos conscientes de que cada día nos parecemos más y del papel histórico que le toca al pueblo jugar en este momento», añadió.
El programa de propuestas trabajado en las comisiones de debate «en constante construcción», según anuncia su texto, será llevado a foros provinciales, ofrecido para la discusión a todas las organizaciones sociales, gremiales y políticas, además, de ser presentado a distintos espacios políticos del país, en el contexto de la carrera electoral.
Sol Martínez Navarro y Jimena Montoya. Redactoras argentinas del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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