El nuevo beneficio apunta a los jóvenes desocupados, que trabajan en el mercado informal, son empleados en casas particulares o cobran menos que el salario mínimo. El dinero es un estímulo para que estudien o adquieran un oficio. «Con esta decisión consolidamos un sistema de seguridad social sin precedentes en América latina, con nuevos sujetos […]
El nuevo beneficio apunta a los jóvenes desocupados, que trabajan en el mercado informal, son empleados en casas particulares o cobran menos que el salario mínimo. El dinero es un estímulo para que estudien o adquieran un oficio.
«Con esta decisión consolidamos un sistema de seguridad social sin precedentes en América latina, con nuevos sujetos de derecho desde la panza hasta los 24 años. Tenemos que emponderar a la sociedad. Es fundamental la movilización popular para defender estos derechos.» Con estas palabras, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció el Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina (Progresar), una iniciativa para que los jóvenes de entre 18 y 24 años, que actualmente no estudian ni trabajan, o están en una situación de informalidad o cobran menos del salario mínimo puedan completar estudios primarios, secundarios, terciarios o universitarios. También incluye los centros de formación profesional registrados ante el Ministerio de Trabajo. Los beneficiarios recibirán 600 pesos por mes. El 80 por ciento de estos recursos se cobrará mensualmente y el 20 por ciento restante lo obtendrán luego de presentar los certificados de escolaridad y de sanidad requeridos.
La inversión será del Tesoro Nacional estimada en 11.200 millones de pesos, con un universo potencial de beneficiarios de un millón y medio de jóvenes. La Anses se encargará de evaluar quiénes cumplen los requisitos para acceder al programa. Según indicaron fuentes oficiales a Página/12, a partir de este programa se abrirá nuevamente la matrícula escolar.
Este nuevo programa completa un círculo de inclusión social iniciado con las moratorias previsionales, la movilidad jubilatoria en 2008 (Ley 26.417), la recuperación de los recursos de las ex AFJP y la creación del SIPA (Ley 26.425), la Asignación Universal por Hijo en octubre de 2009 (decreto 1602/09), Conectar Igualdad (decreto 459/10), la Asignación por Embarazo en abril de 2011 (decreto 446/11) y el lanzamiento de Pro.Cre.Ar (decreto 902/12) en junio de 2012.
El Progresar, sumado a la AUH, tendrá una cobertura del 31 por ciento del universo de los jóvenes del país. Este porcentaje es el más alto de la región, comparado con el Plan Oportunidades de México (30 por ciento), Subsidio empleo joven de Chile (9 por ciento), el ProJoven Integrado de Brasil (4 por ciento) y Plan Compromiso, de Uruguay (1 por ciento).
Para acceder a Progresar hay que tener entre 18 y 24 años inclusive. La iniciativa apunta a los jóvenes desempleados o a quienes cobran menos del salario mínimo vital y móvil (3600 pesos). Estas mismas condiciones se aplican para el grupo familiar. Los monotributistas sociales, los trabajadores de casas particulares y los trabajadores por temporadas también están incluidos. Los interesados podrán inscribirse, de manera voluntaria, en todos los niveles de escuelas públicas habilitados por la Ley de Educación. También están incluidos los programas de capacitación del Ministerio de Trabajo, organismo que ya venía trabajando en estas temáticas a través del Programa Jóvenes con más y mejor trabajo.
La Anses se encargará de controlar si los potenciales beneficiarios cumplen con los requisitos exigidos. La inscripción deberá realizarse en el sitio web del organismo, www.progresar.anses.gob.ar. Pero la coordinación general quedará en manos del Ministerio de Economía.
Como se indicó más arriba, la asignación mensual que recibirá cada joven es de 600 pesos. El 80 por ciento de esos recursos se cobrará automáticamente a través del sistema bancario. Para cobrar el 20 por ciento restante, los beneficiarios deberán certificar en los meses de marzo, julio y noviembre la condición de alumnos regulares y presentar un certificado de salud. Es un sistema similar al que se aplica para el cobro de la AUH.
El programa podría alcanzar a un millón y medio de beneficiarios, es decir el 30 por ciento del total de jóvenes, según el Censo 2010. La inversión anual estimada es de 11.200 millones de pesos. Esta masa de recursos que saldrán del Tesoro Nacional representa casi la misma cantidad de dinero que se dejaría de recibir si prosperase el proyecto de ley de Sergio Massa para eliminar las retenciones al trigo y bajar las de carne y maíz, con un costo fiscal de entre 8000 y 10.000 millones de pesos.
Según cálculos del Ministerio de Economía, la aplicación de Progresar reducirá el coeficiente de GINI (indicador mundial que mide la distancia entre ricos y pobres) en un 1,2 por ciento. Dentro del posible universo de inscriptos, Economía calcula que 500.000 jóvenes retomarán sus estudios y el resto los comenzaría por primera vez. En una primera etapa, el Ejecutivo espera superar más del 50 por ciento del universo posible de beneficiarios. «Iremos barrio por barrio, casa por casa, para que los jóvenes vuelvan a estudiar», sostuvo Diego Bossio, titular de la Anses, a Página/12.
«Los jóvenes que no trabajan ni estudian son los hijos del neoliberalismo, estos hijos son los chicos cuyos padres no tenían trabajo o lo perdieron, y no fueron educados en la cultura del trabajo. Por eso necesitan de la presencia del Estado para salir adelante», manifestó la jefa de Estado.
Algo significativo de Progresar es la amplia coordinación con otros ministerios. Este dato cobra relevancia cuando desde la oposición se venía insistiendo con la idea de cierta «descoordinación» en el Gobierno. El dinero saldrá del Tesoro; la Anses estará a cargo de coordinar su aplicación; Desarrollo Social tendrá bajo su responsabilidad otorgarles a las madres vacantes en guarderías públicas para que puedan dejar a sus hijos a la hora de estudiar. También está involucrada la cartera laboral, con la asistencia de tutores; el Ministerio de Educación, en la coordinación para las reinserciones y permanencia en el sistema educativo, y Salud.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-238348-2014-01-23.html