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El escenario en Estados Unidos, Francia, España y América latina

Qué hacer con las cárceles: Debate de expertos

Fuentes: Página/12

La mesa virtual organizada por la Comisión Provincial por la Memoria reunió a expertos internacionales, con aportes de Adolfo Pérez Esquivel y Dora Barrancos, co presidentes del organismo. Los expositores coincidieron en la necesidad de reducir la población carcelaria para prevenir la propagación de la covid-19.

«Tenemos en Latinoamérica una situación catastrófica de condiciones infrahumanas que hacen imposible implementar medidas de prevención sanitaria«, fue el tajante diagnóstico que hizo Sylvia Dias, representante de la Asociación para la Prevención de la Tortura de Brasil. Ocurrió durante la mesa debate virtual Pandemia mundial. Qué hacer con las cárceles, organizada por la Comisión Provincial por la Memoria. «No se puede hablar de aislamiento en cárceles superpobladas al 200 por ciento, ni hablar de medidas higiénicas sin agua y de personas que están en un estado de salud más vulnerable porque no tienen asistencia médica. No están las condiciones para prevenir la propagación si no al revés, esas condiciones propician la propagación. Y tenemos que pensar no sólo en las personas detenidas sino también en los funcionarios que entran y salen de las cárceles«, completó Dias, una de las participantes junto a María de Castro Cavalli, del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura de Francia, Carmen Comas Matas, miembro del Subcomité para la Prevención de la Tortura de España, y Juan Méndez, ex relator sobre la tortura de la ONU, con la coordinación de Roberto Cipriano, secretario de la CPM, y los aportes de Adolfo Pérez Esquivel y Dora Barrancos, copresidentes del organismo provincial.

Cipriano inició aportando cifras impactantes sobre la superpoblación en los presidios bonaerenses: donde hay dos presos, donde cabe uno. «Esto hace imposible el distanciamiento, falta agua, jabón o desinfectantes como sucede en Florencio Varela que hacen imposible el lavado de manos». A su criterio, la salud penitenciaria es inexistente, no brinda asistencia mínima, no hay campañas de información, de las 140 muertes que se producen anualmente el 70 por ciento son enfermedades curables, tratables. 

El secretario de la CPM recordó que organismos internacionales han hecho recomendaciones por el coronavirus. Sin embargo pareciera que no es suficiente. Para Cipriano, otro de los grandes problemas es la prisión preventiva, dado que la mitad de la población carcelaria está presa en preventiva. «En Argentina hubo una campaña mediática muy violenta en redes tergiversada por los medios de comunicación que hablaron incluso de planes para liberar violadores, alimentada por políticos de la oposición al gobierno», lamentó.

A su turno, Barracos dijo que «seguramente en ningún país se vivió la campaña insidiosa y de mala fe que vivimos en Argentina«, en sintonía con Pérez Esquivel. «Estas campañas en contra de la liberación de los presos son intencionadas o por desconocimiento, los medios de comunicación que no tienen la información correcta utilizan el miedo para evitar la liberación, y si bien es responsabilidad del Poder Judicial, que debe actuar con humanidad, también requiere decisiones políticas«, afirmó el Premio Nobel de la Paz. «No estoy de acuerdo en liberar a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad ni a violadores o crímenes de sangre, pero sí hay que darle las condiciones humanitarias como a todas las personas», apuntó.

Juan Méndez recordó que «los Estados están obligados a respetar los derechos humanos de las personas privadas de libertad. Hay normas vinculantes en derecho internacional y la primera es la prohibición de la tortura y la obligación de prevención de la tortura y de los tratos crueles que se aplica a esta problemática. Cuando las condiciones carcelarias están por debajo de un mínimo de humanidad, comprometen la obligación del Estado y la responsabilidad ante la comunidad internacional. Y cuando hay riesgo de muerte esa violación puede llegar a ser tortura porque exige un dolo especifico». 

«La pena le hace perder a una persona el derecho a la movilidad, tal vez al trabajo, pero todo el resto siguen vigentes, la pena no pueden convertirse en una pena más grave que la que se le impuso como resultado de un proceso penal. No prevenir el contagio puede constituir una condena a muerte y en el derecho argentino está derogada hace muchos años», manifestó el experto. «También hay que hablar de la obligación de disponer de los cuerpos de aquellos que fallecen por coronavirus, porque los cadáveres también transmiten, debe ser con razones sanitarias y humanitarias de respeto a las familias». 

Para Méndez, las cárceles son de un gran deterioro, no sólo de hacinamiento. «Tenemos que reflexionar sobre el uso obsesivo de la prisión preventiva, ahora nos encontramos de frente a una situación de gran gravedad hay que repensar la preventiva no solo desde el ángulo sanitario sino desde el debido proceso. Es necesario pensar sus alternativas, la domiciliaria, el uso de tecnologías para mantener contacto», indicó. 

En Estados Unidos

«Hubo medidas vinculadas a la necesidad de evitar contagios, discusión sobre la detención migratoria, que involucra a miles de personas por no tener papeles o esperar una resolución de asilo político y las condiciones en que se encuentran son peores que en las cárceles. Al 29 de abril se han detectado 14513 contagiados en las cárceles, es una cifra enorme, consistente con que Estados Unidos tiene la mayor población carcelaria del mundo y per capita», describió Méndez. Son más de 2 millones de personas presas, de las cuales 218 perdieron la vida. 

«Hay una marcha ascendente del virus bastante pavorosa. Ha habido medidas anunciadas de detención domiciliaria y excarcelación en todos los estados y en el sistema federal. Pero sin polémica ni resistencia. Sin embargo, las ONGs que se dedican a las personas privadas de libertad destacan que se ha hecho menos de lo que se debía hacer. En Ohio de una cárcel de 3 mil presos 1500 estaban infectados», dijo el ex relator.

En Francia

En Francia había más de 72.500 personas alojadas en 61 mil plazas que en realidad corresponden a 55 mil. «Fueron liberadas casi 9 mil personas pero no nos pareció suficiente, hubo mucha polémica porque extendieron las detenciones provisorias, era incoherente liberar personas condenadas que estaban terminando su pena y no a personas que estaba recién detenidas sin pasar por juicio», repasó De Castro Cavalli. 

Para el experto, «las medidas para prevenir la pandemia llegaron un poco tarde» en su país. «El objetivo es mejorar situación sanitaria y compensar restricciones a movimientos dentro de cárceles, se suspendieron visitas de familiares y abogados, no hay más actividades ni acceso al trabajo y para compensar se decidió que no pagan más la TV y les aumentaron el crédito del teléfono pero son insuficientes porque una persona puede pasar 23 horas encerrada en su celda», describió. 

Para garantizar a cada persona detenida una celda individual había que liberar a 13 mil presos, hay dos o tres personas en 9 metros cuadrados. «Es intolerable, esperamos que con la continuación del estado de urgencia tomen las medidas que faltan de reducir el número de ingresos y se liberen más personas», dijo.

Brasil y el subcontinente

En Brasil hay alrededor de 800 mil personas privadas de libertad, es la tercera población carcelaria en el mundo, el 35 a 40 por ciento en preventiva. Son jóvenes de sectores más desfavorecidos, afrodescendientes, la mayoría por delitos asociados a la pobreza, robos, hurto, droga al menudeo. A pesar de la campaña en contra, hubo una respuesta rápida de la justicia y fueron liberadas unas 35 mil personas. 

Dias indicó que en otros países de latinoamerica se están tomando medidas dirigidas a descongestinar cárceles. En Perú hay una dirigida sobre todo a centros socioeducativos, para adolescentes, y propone la cesación de preventiva en adolescentes. En Honduras y Chile los mecanismos nacionales de prevención han sido actores importantes para lograr estas medidas. «En cuanto a la prensa y los medios es algo que nos enfrentamos en el continente. Es difícil el discurso de temor, más cuando hay autoridades que lo emiten», expresó en alusión al presidente Jair Bolsonaro.

En España

«Las cosas se han hecho razonablemente y no ha habido presión mediática. Los gobiernos han invertido en el tema de prisiones y se nota. Eso ha influido en que los medios están bastante tranquilos, no hubieron noticias que hayan causado debate», dijo Comas Matas en el auditorio virtual de la CPM. De 50 mil pasaron a 48 mil detenidos, y no hay hacinamiento en prisiones del sistema general. Sólo murieron 2 personas privadas de libertad y 3 funcionarios. Se suspendieron visitas y contactos del exterior, pero se han dado teléfonos. Se desinfectaron las prisiones y hay un seguimiento.

La experta se pronunció sobre el sistema penitenciario en Iberoamérica, que se ha agravado con la covid-19: «Estas personas tienen que estar protegidas. El miedo al contagio, al falta de servicios básicos y la falta de información constituyen tortura moral. No saber cuanto tiempo me queda adentro, no saber de mi expediente constituye tortura y esto ha llevado a muchas protestas y motines en Venezuela, Peru, Colombia, con muchos muertos, y fugas. En Argentina, Brasil o México han tratado de alivianar las prisiones liberando prisioneros». En este último país por primera vez hubo amnistía para condenados por delitos sin arma de fuego.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/265327-que-hacer-con-las-carceles-debate-de-expertos