La discusión política en Argentina se centra cada vez más en si se va lograr darle continuidad al ciclo kirchnerista actual o bien entramos en un cambio de ciclo que no se sabe bien de que se tratará. Al respecto, lo primero que tenemos que mirar para no perdernos en la cantidad de información que […]
La discusión política en Argentina se centra cada vez más en si se va lograr darle continuidad al ciclo kirchnerista actual o bien entramos en un cambio de ciclo que no se sabe bien de que se tratará.
Al respecto, lo primero que tenemos que mirar para no perdernos en la cantidad de información que circula y lo numerosos hechos que pasan todos los días en nuestro país, es cual es la contradicción principal sobre la que nos paramos para juzgar la realidad. En este sentido lo que se está poniendo en jaque a nivel mundial es el rol del Estado frente a la economía. La disputa es: un Estado fuerte que regule el mercado e intervenga a favor de la distribución de la riqueza o un Estado que se subordine al mercado y por tanto favorezca a unas pocas grandes corporaciones económicas.
EL KIRCHNERISMO FRENTE A LA CONTRADICCION PRINCIPAL
Esta es la contradicción principal (Estado vs Mercado) que se está desarrollando a nivel mundial, donde fundamentalmente desde los países periféricos se le dio una salida a la crisis del neoliberalismo, recuperando la política de cara al fortalecimiento del Estado. En este sentido, podemos definir al ciclo kirchnerista como parte de un proceso regional donde se da un crecimiento económico importante, en el cual a través de instrumentos políticos generados por el Estado se logra hacer parte a amplios sectores populares del reparto de la torta que se produce en el país.
Por tanto es un ciclo nacionalista, donde se salió de la situación de exclusión a que nos sometieron los grupos económicos en la década del 90 y se incluyó nuevamente en la economía a los sectores populares (se refleja esto en la baja de la desocupación que estaba en un 25% y en los gastos públicos orientados hacia las necesidades sociales).
Pero este ciclo kirchnerista tiene límites importantes, si nos paramos desde el punto de vista de poder seguir profundizando la democracia y el fortalecimiento de un Estado popular.
Al respecto, una fuerte limitación es que la disputa política nacional no está partida por la contradicción Estado vs Mercado. Sino que esta contradicción se expresa difusa, y tenemos representantes liberales adentro y afuera del gobierno, así como una importante fragmentación de las tendencias democráticas y populares argentinas.
Esto por ejemplo implica que en un momento donde la crisis económica empieza a sentirse, ya no se puede repartir la torta entre todos como antes, hace falta que algunos sectores renuncien algunas porciones, para sostener los niveles de desarrollo. Frente a eso la posición del gobierno viene siendo ambigua, en tanto se hicieron medidas económicas regresivas, de la mano de aumentar el gasto social (por ejemplo: la devaluación, acompañada del plan progresar).
Esta limitación nos da una pista para comprender lo que se juega en el 2015: no se va a jugar de lleno la contradicción Estado-Mercado, lo que en ese caso querría decir que: o se profundiza la democracia, lo que implica que el ciclo kirchnerista se radicalice sacando de la alianza social actual a las corporaciones económicas; o se vuelve a un neoliberalismo donde el capital financiero impone un modelo de exclusión social y destrucción del país. Eso no se está jugando hoy de cara al 2015.
2015: GUERRA DE POSICIONES
Lo que se juega en el 2015 es una guerra de posiciones, donde se va a cristalizar la correlación de fuerzas entre dos estrategias: la democrática y la conservadora.
Como se viene diciendo, estas estrategias están poco claras de cara a la mayoría de la sociedad, ya que sus fichas se encuentran dispersas en diferentes frentes políticos.
Los conservadores están avanzando en este país. Pero no pueden imponer abiertamente su programa, que básicamente consiste en sostener los niveles de ganancias de los grupos empresarios desplazando a las clases populares aún más a la pobreza, generando mayor desocupación (a través de medidas tales como bajar las retenciones, endeudamiento externo, menos gasto público, etc…). No es que no quisieran aplicar de lleno su programa, pero básicamente no pueden. El pueblo argentino en su conjunto (simpatice o no con el kirchnerismo) atravesó en esta última década una experiencia histórica concreta de conquistas de derechos. No hay ninguna fuerza ni alianza política que exprese ningún candidato que pueda hacer retroceder los derechos sociales sin un costo altísimo y una resistencia que genere una ingobernabilidad realmente peligrosa para las clases dominantes.
Por eso la apuesta de la estrategia conservadora es lograr las posiciones para generar las condiciones de mediano plazo para poder aplicar un programa neoliberal anti-popular.
En el 2015 entonces no se juega el todo o nada, sino que es solo un momento importante del desarrollo de la contradicción Estado vs Mercado en la realidad nacional.
Es entonces la cristalización de fuerzas lo que se va a ver plasmada en el resultado electoral 2015: entre las posiciones que logren las fuerzas conservadoras y las fuerzas democráticas que vienen construyendo en Argentina, tanto adentro como afuera del gobierno.
EL REPLIEGUE CORPORATIVO EN LA GUERRA DE POSICIONES
Actualmente todas las fuerzas nacionales, de la derecha a la izquierda, han identificado como problema político principal al repliegue corporativo en la conciencia popular, esto es, el predominio del interés económico-individual en la mayoría de la sociedad. Lo que quiere decir que es vital tener iniciativa política de cara a resolver las necesidades sociales y no tanto elaborar grandes iniciativas universalistas que no repercuten directo en la conciencia de la masa.
En este escenario, salvo que pasen una serie de hechos que reviertan la tendencia actual, todo parece que vamos hacia un ciclo más regresivo.
Debemos reflexionar sobre nuestra historia reciente, y sacar la siguiente conclusión: las crisis políticas no pueden agarrar a los dirigentes y organizaciones populares dedicados a la lucha social meramente, sin acumulación política. ¿Y a donde debe orientarse esa política?
Básicamente el escenario está centrado en la agenda de la derecha, que se para sobre problemas reales (inflación, trabajo, seguridad, etc.) para darle una salida regresiva de cara al próximo ciclo político.
Por tanto, parece ser importante la politización y organización de la fuerza social de cara al repliegue corporativo. Esto es darle respuestas políticas a los distintos problemas de los sectores populares, disputando el rol del Estado.
El desafío está en como hacer para darle una salida democrática a los mismos problemas sociales sobre los que la derecha se para para copar la agenda y la opinión pública. Por lo que la fuerza política que tenga la capacidad de dirigir y representar sectores sociales concretos, con necesidades materiales concretas, y volcar eso al terreno de la lucha política, tendrá mejores posiciones de cara a la correlación de fuerzas pos-2015.
2015: UNA FOTO DE LA ACUMULACIÓN POLÍTICA DEL PUEBLO ARGENTINO
En este sentido, es de primera importancia para todos los que queremos profundizar la democracia y fortalecer el Estado a favor de los intereses del pueblo, comprender que en el 2015 se juega un momento de la guerra de posiciones frente a las fuerzas liberales y retrogadas de la sociedad.
Por lo que resulta muy importante que las organizaciones populares se metan a disputar esa correlación de fuerzas, estén en el frente político que estén, con la alianza que sea; ya que después del 2015 se va a reconfigurar el sistema de alianzas en Argentina, y lo principal ahí va a ser poder condicionar al próximo gobierno (tanto para resistir como para profundizar).
No es poca cosa imponer una agenda política que ponga sobre la mesa a los intereses de las mayorías como la prioridad de las políticas de Estado.
Hoy el lugar donde se disputa esa agenda es principalmente el institucional y tiene un punto de inflexión: las elecciones 2015. Ahí se va a poder ver qué posiciones institucionales logren los distintos sectores, de cara a implementar un programa de gobierno, que no va a ser un programa ultra-reaccionario o ultra-democrático, sino más bien el producto de un cruce de diversas fuerzas que irá marcando el rumbo del país, en una disputa que es a largo plazo.
La estrategia que más posiciones logre es la que más posibilidades tendrá de generar las condiciones materiales para imponer su programa en el largo plazo. Pero eso sólo, ya que ahí no estará todo dicho, sino que es un momento donde se va a ver plasmada en una fotografía la acumulación histórica a la que hemos llegado como sociedad en estas últimas décadas de democracia, en términos de las deudas pendientes que tenemos por delante como pueblo.
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