Quedó consumada la decisión del gran capital de que Cristina Fernández y su equipo no puedan acceder al gobierno. Fue sorprendente la decisión de la expresidenta de postularse como candidata a la vicepresidencia y poner como aspirante al cargo máximo a Alberto Fernández, sobre quien más abajo se darán algunos detalles elocuentes. Pero en modo […]
Fue sorprendente la decisión de la expresidenta de postularse como candidata a la vicepresidencia y poner como aspirante al cargo máximo a Alberto Fernández, sobre quien más abajo se darán algunos detalles elocuentes. Pero en modo alguno podía caber duda sobre el hecho de que la «abogada exitosa», dos veces Presidenta, debía buscar un atajo para evitar otra derrota electoral después de las tres extremadamente gravosas que sufrió desde 2013.
Resta todavía despejar dos incógnitas esenciales: 1. ¿Es el último movimiento de la expresidenta o faltan algunos capítulos de la telenovela? 2. Esa gran burguesía que bloqueó el camino a los remanentes del llamado kirchnerismo ¿está dispuesta a permitir el retorno del Partido Justicialista (PJ) al poder, o sostendrá la continuidad de Mauricio Macri?
Por el momento es otra victoria del oficialismo, aunque todavía está irresuelto si el Frente amplio burgués (Fae) se recompone y decide quién ocupa la Casa Rosada a partir de diciembre próximo o consolida su fractura y a las elecciones de octubre próximo van dos o tres candidatos, con el mismo programa pero con diferente base de sustentación directa, con las clases dominantes formal y explícitamente divididas.
El próximo martes 21, comienza el juicio oral a la expresidenta, además de su exministro Julio de Vido (también a cargo de Planificación durante los cuatro años de mandato de Néstor Kirchner), el socio comercial Lázaro Báez, el vituperado operador José López (célebre por llevar bolsos colmados de dólares a un convento) y otros tantos que acudirán al tribunal desde la cárcel donde cumplen prisión preventiva.
Una exitosa operación de prensa impuso la idea de que Alberto Fernández (AF) fue informado por su jefa Cristina Fernández (CF) el miércoles 15 de que su nombre sería anunciado como candidato a Presidente el sábado 18 por CF, que en un gesto de extraordinaria generosidad se contentaría con la candidatura a vice.
Es una patraña. En realidad esta candidatura resulta del estridente fracaso en la maniobra de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para postergar sin fecha el juicio a CF. La insólita decisión de este cuerpo que salvaba a CF del oprobio durante la campaña electoral, fue anunciada el martes, fracasó en menos de 48 horas y obligó a un apresurado cambio de planes.
La prensa tradicional se mostró escandalizada por la connivencia de cuatro miembros de la CSJ para «elegir a Cristina Presidenta», tal como dijo en un crudo editorial un probado defensor del statu quo, que sin embargo mostró singular arrojo e influyó en gran medida para que los supuestos defensores de la justicia debieran retroceder de inmediato e ignominiosamente. Gestora de esta operación fulminante es la misma prensa que protegió a AF y su musa repitiendo que el arreglo entre jefa y subordinado ocurrió el miércoles 15.
No hay sino una explicación para todos estos pasos en falso y su evidente manipulación periodística: la perplejidad del gran capital frente a la reaparición agravada de la crisis política y las sanguinarias peleas internas por hallar una salida e imponerse, cada fracción, como fuerza hegemónica. Dicho de otro modo: las dificultades extremas para sostener la reelección de Macri.
En un texto fechado a fines de abril (Adónde va la burguesía en Argentina) reiteré la afirmación de que aun en sus disputas internas, el gran capital local y extranjero excluía la posibilidad de un retorno al poder de una protoburguesía asociada a sectores menores del capital, con CF a la cabeza. En la imposibilidad de obtener ese visto bueno radica el paso desesperado de la ahora candidata a vice. Si el paso al costado es o no una carta de negociación para obtener impunidad, se verá con el tiempo. Pero está claro que AF es el frágil parapeto con el que se pretende afirmar una perspectiva de eventual negociación con Washington, con el FMI y el gran capital local, en primer lugar con ciertos medios de prensa.
AF fue un mentor inicial de Kirchner. Fue su jefe de gabinete durante cuatro años y durante un primer período de CF. Su único cargo electivo fue el de legislador (concejal) en la Capital Federal. Lo logró en el año 2000 en la lista de Domingo Cavallo. Iba detrás de la Sra. Elena Cruz, quien por defender ardorosamente al dictador Jorge Videla terminó separada de su banca y dejó paso al ahora candidato a Presidente. AF tuvo además estrechos lazos con el exdiputado Eduardo Varela Cid, personaje más que oscuro radicado en Miami, denunciado como agente de la CIA entre otros por Carlos Andrés Pérez, ex presidente socialdemócrata de Venezuela, a su vez conocido como hombre de la agencia estadounidense en su país. También administró la campaña presidencial de Eduardo Duhalde y Palito Ortega, motivo por el cual se lo vinculó a fondos provenientes del cártel de Juárez y a la penetración de esta organización narcotraficante en la provincia de Buenos Aires.
AF es, además, pero acaso en primer lugar, también un enemigo pertinaz de la Revolución Bolivariana y del presidente Nicolás Maduro.
Hasta ahora los ataques al flamante candidato se redujeron a reproducir sus tremendas acusaciones contra CF mientras estaba asociado al Sergio Massa, antes de salir de ese partido nonato para dirigir la fallida campaña de Florencio Randazzo y, finalmente, recalar otra vez junto a CF como asesor principal de la campaña que ahora lo tendrá como figura principal.
Como queda dicho, resta saber si el peronismo autodenominado republicano se reúne en torno a Roberto Lavagna -lo cual significaría que al menos un sector importante del Fae decide llegar a segunda vuelta para luego competir con Macri- o deja paso a la continuidad del actual Presidente. También queda pendiente el destino de la ahora candidata a vicepresidenta. Por estas horas hay nerviosas negociaciones en el cenáculo más exclusivo de las clases dominantes.
@BilbaoL
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