Los conflictos salariales en Argentina, sepultados por el colapso de 2001, recrudecen al ritmo de la recuperación económica y del empleo. La mayoría se expresa en las típicas huelgas, pero otros trabajadores toman de los desocupados la práctica del bloqueo de rutas. «Con la reactivación económica hay muchos más reclamos de recomposición salarial en el […]
Los conflictos salariales en Argentina, sepultados por el colapso de 2001, recrudecen al ritmo de la recuperación económica y del empleo. La mayoría se expresa en las típicas huelgas, pero otros trabajadores toman de los desocupados la práctica del bloqueo de rutas.
«Con la reactivación económica hay muchos más reclamos de recomposición salarial en el área pública y en la privada, pero esa conflictividad está restringida a la suspensión de actividades dentro del sector», explicó a IPS el abogado laboralista Alberto Robles, director de investigaciones del Instituto del Mundo del Trabajo.
En cambio, los cortes del tránsito en carreteras y calles como forma de reclamo de los trabajadores, que tienen gran impacto en los medios de comunicación, constituyen casos aislados en los que se busca «apelar a un tercero», como es el Estado o la sociedad, para que intervenga de algún modo tomando posición.
No obstante, estos casos ocupan las primeras planas de los diarios y los titulares de medios electrónicos, no sólo porque implican un perjuicio a los usuarios de caminos sino porque en algunos de los casos las manifestaciones terminan en episodios violentos, como ocurrió esta semana en la austral provincia de Santa Cruz en el marco de un conflicto petrolero.
Un policía asesinado con alevosía fue el saldo dramático de esa protesta. El violento reclamo de mejoras salariales estuvo precedido por 15 días de bloqueo de una ruta provincial y la detención de un delegado sindical.
Una semana antes, los trabajadores de una fábrica de productos lácteos protagonizaron otro corte de ruta en reclamo del pago de sus sueldos, adeudados por la empresa desde octubre. La interrupción del intenso tránsito turístico del camino a balnearios en plena temporada estival y los choques con la policía también causaron gran impacto.
El sociólogo Julio Godio, del Instituto Mundo del Trabajo, opinó que las protestas que derivan en hechos de violencia espontánea revelan una sociedad exasperada y crisis de representación en los sindicatos. «La dirigencia sindical no está a la altura de las circunstancias que se viven», afirmó.
El experto consideró que, en lugar de apostar a su debilitamiento, el gobierno del centroizquierdista Néstor Kirchner debería apoyar todas las instancias institucionales que lleven al fortalecimiento de los sindicatos para evitar el ingreso a un período de «desorden laboral», que derive en nuevos hechos de violencia.
Pero según la opinión de Robles, si bien pueden ser una advertencia, esos conflictos «no son los prototípicos de este momento».
La mayoría de los trabajadores ocupados y contratados legalmente siguen apelando a la tradicional huelga en su lugar de trabajo, presionando directamente a sus empleadores para conseguir mejoras salariales.
Esta modalidad, no obstante, deja afuera a una gran masa de trabajadores contratados «en negro», como se denomina en Argentina a los empleados no registrados con la consecuente pérdida de derechos sociales, que alcanzan a 46 por ciento del universo laboral del país.
La economía está en franco crecimiento desde 2003, cuando Argentina comienza a superar una de las peores crisis económica y financiera de su historia, que, entre otras cosas, puso a los trabajadores y a sus sindicatos en pie de lucha por conservar las fuentes laborales y sin fuerzas para reclamo salarial alguno ni de mejoras en las condiciones laborales.
El desempleo, que había afectado a 25,7 por ciento de los activos a mediados de 2002 como consecuencia del colapso financiero y político de fines del año anterior, cayó hoy a 11 por ciento.
También la pobreza, que alcanzó un récord histórico de 54 por ciento de los 38 millones de argentinos en medio de la crisis, se redujo en la actualidad a 34 por ciento.
Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos indican que la inflación acumulada fue de 75 por ciento desde la devaluación de enero de 2002, cuando el entonces gobierno de Eduardo Duhalde (2002-2003) abandonó el modelo de convertibilidad que mantuvo la moneda nacional (peso) en equivalencia con el dólar uno a uno por 10 años.
Hoy cada dólar cuesta alrededor de tres pesos.
En ese mismo período, el promedio de incremento salarial de los trabajadores privados fue de casi 90 por ciento, es decir que la recuperación superó el costo de vida.
Muy otro es el caso de los empleados estatales, cuya mejora promedio fue de apenas 25 por ciento, mientras que los trabajadores informales fue de 30 por ciento.
Según Robles, casi todos los trabajadores del sector privado consiguieron incrementos de salarios en los últimos dos años. Este logro es el que garantiza la conservación del poder adquisitivo del momento de la crisis de fines de 2001 y la devaluación de comienzos de 2002. Actualmente, el salario básico de convenio, que es el escalón mínimo acordado por sindicatos y empleadores para cada sector, se ubica en 800 pesos por mes (unos 260 dólares), dijo Robles. Pero en numerosas actividades privadas ese piso es superior, añadió.
Por ejemplo en la industria de la alimentación es de 1.700 pesos al mes (560 dólares), entre los obreros de la industria de automotores sube a 2.000 pesos, los camioneros ganan en promedio 2.500 pesos y los trabajadores petroleros tienen un piso salarial de 3.000 pesos (unos 1.000 dólares) mensuales.
En el sector público, empero, el problema es «gravísimo», según este abogado del Instituto del Mundo del Trabajo. Por eso se espera que la mayor conflictividad tenga como protagonistas este año a los maestros, profesores, médicos, enfermeras, así como a los funcionarios judiciales y de la administración pública.
Los maestros perciben un salario promedio de 650 pesos al mes (210 dólares) y los directores de escuela apenas 1.500 pesos, se indica a modo de ejemplo del rezago del trabajador del sector público respecto de sus colegas de la actividad privada.
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=36581