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Se cumplen dos años del asesinato de Cristian Ibazeta adentro de la U11

Fuentes: Zainuco

NINGÚN PIBE NACE CHORRO Nacido en el seno de una familia trabajadora, la historia de Cristian está atravesada por las vicisitudes propias del neoliberalismo. Su infancia transcurre en Sierra Grande, hoy pueblo fantasma de menos de 5.000 habitantes, que llegó a tener 20.000 durante el apogeo de la mina de hierro del lugar. Una de […]

NINGÚN PIBE NACE CHORRO

Nacido en el seno de una familia trabajadora, la historia de Cristian está atravesada por las vicisitudes propias del neoliberalismo. Su infancia transcurre en Sierra Grande, hoy pueblo fantasma de menos de 5.000 habitantes, que llegó a tener 20.000 durante el apogeo de la mina de hierro del lugar. Una de esas familias era la de Ibazeta. A mediados de los años 80 trascurrían sus vidas en este pueblo situado en pleno desierto patagónico.

Pero en la primavera de 1991 su historia iba a cambiar completamente. Un decreto del entonces Presidente Carlos Menem dejaba a los obreros sin trabajo y a Sierra Grande convertido en pueblo fantasma. Cristian debía irse, junto a su familia, de este pueblo, su pueblo.

El lugar que vio nacer el primer Piquete del país, y que había sufrido como pocos las medidas neoliberales en los 90, había visto crecer a Cristian tiempo antes.

SU LLEGADA A NEUQUEN. PRIMERAS REVELACIONES ANTE LA INJUSTICIA

Luego del cierre de Hipasam, Manuel y Ahida junto a sus tres hijxs llegaron a Neuquén en busca de trabajo.

Cristian tenía entonces apenas doce años y no entendía ni aceptaba que había perdido toda su historia, sus amigos, su geografía. Fue entonces que escapó de su casa para volver a su pueblo. Ya entonces se rebelaba por la injusta pérdida.

LA CRIMINALIZACIÓN DE LA POBREZA

Cristian fue una víctima más de la política abierta de Estado de criminalización de la pobreza.   Hoy en día ser pobre es un delito. Cristian era pobre, y por lo tanto delincuente, y por lo tanto enemigo, y como tal, se encontraba «depositado» en una cárcel. La cárcel en la que daría su última batalla.

CRISTIAN

Morocho, alto, amante de los deportes, hacía gimnasia diariamente. Reconocía sus errores pero era muy consciente de sus derechos. Franco, valiente, solidario, se ganaba sin esfuerzo alguno el cariño y respeto de todos. Este es el Cristian Ibazeta que conoce Zainuco, cuando ya estaba detenido en la U11 de Neuquén por robo.

2004: LAS REQUISAS INTRUSIVAS Y EL COMIENZO DE LA REPRESION

En el mes de abril del año 2004, la madre de Cristian -ciega a causa de una esclerosis múltiple- fue desnudada en la requisa antes de visitarlo. Cristian no iba a permitir estas prácticas violatorias de derechos de su madre y de tantxs otrxs familiares.

Las requisas consisten en obligar a desnudarse a lxs familiares (principalmente mujeres y niñxs) frente a una persona extraña y ser sometidxs a revisaciones anales y vaginales en condiciones deplorables de higiene cada vez que visitan a sus familiares. Estas requisas implican una violación a la dignidad y derechos de lxs familiares. Asimismo, implican una agravación de la pena de prisión para los detenidos, ya que los priva de recibir visitas

En 2011 el STJ reconoció, ante el constante reclamo de familiares, estas prácticas como violatorias de derechos fundamentales, ordenándose la compra de un scanner que hasta la fecha no se ha adquirido. Hoy las requisas, que fueron el desencadenante de la Represión del 2004, siguen realizándose en la U11.

LA REPRESIÓN EN LA U11. LA DICTADURA SIGUE EN LAS CARCELES

La requisa a su madre desató la furia de Cristian y fue la gota que rebalsó el vaso para él y todos sus compañeros detenidos, que ya venían con varios reclamos desde hacía tiempo. En consecuencia, tomaron 3 pabellones como forma de protesta.

Ante esta manifestación de protesta por parte de los presos, la dirección de la U11 ordena reprimir.

En ese momento, Carlos Brondo (luego Jefe de Unidades de Detención de la Policía del Neuquén) se encontraba en el cargo de jefe de seguridad interna. Una vez «normalizada» la situación, durante 3 días los sometieron a todo tipo de torturas como una forma de venganza. Los desnudaban y mojaban con agua fría, mientras les obligaban a cantar el himno -si se equivocaban les daban fierrazos en las rodillas-; los apilaban desnudos y les caminaban por encima; les daban golpes en las plantas de los pies. Los torturaban.

LUCHADOR DENTRO Y FUERA

Cristian era un luchador. Y la cárcel no iba a detenerlo. Ante cada abuso, cada golpe, cada facazo, Cristian iba a mostrar su fuerza y su resistencia. Así fue que metió 7 denuncias penales en los tribunales neuquinos por abusos y malos tratos, sabiendo que se perderían en el espeso fango de la burocracia judicial.

LA CALESITA

Los traslados son parte del agravamiento de la pena. Y como tal iba a ser utilizado como una forma de castigo a quien se anime a denunciar, a quien no acepte el maltrato constante, a quien conciba la lucha como única respuesta, en el contexto que sea, ante cada injusticia cometida. De esta manera Cristian fue sacado del ámbito provincial y puesto en la U9 de Neuquén.

A partir de allí comenzó lo conocido como la «calesita», lejos de su familia, defensor, jueces, a merced del SPF. Estuvo en Marcos Paz, en Resistencia y en Rawson. Cambiaba el lugar pero no la situación. Las torturas seguirían, su denuncia también.

En Marzo de 2011 Cristian fue víctima de golpes y torturas en la U9 de Neuquén. En diciembre de ese año, en la U6 de Rawson, sufre torturas y golpes, que son denunciados por el ante la Procuración Penitenciaria de Nación.

2010 – EL JUICIO El juicio oral contra 27 policías neuquinos por torturas

En mayo de 2010 comenzaba el juicio oral por el delito de torturas, con 27 policías imputados, a raíz de los hechos del 2004. En este juicio, Zainuco actuó como querellante. Desfilaron aproximadamente 35 testigos -presos de la U11-, que dieron cuenta de todo lo ocurrido y lo relataron pormenorizadamente. Cristian fue testigo fundamental.

La Cámara Criminal Primera de Neuquén dio por probadas todos los hechos detallados antes, pero consideró que no se encuadraban en el delito de torturas, sino en el de apremios ilegales En definitiva, condenaron a 6 policías por apremios ilegales, de los cuales sólo a 2 se les impuso condena efectiva, los 21 restantes fueron absueltos. Apelamos la sentencia.

2012 – LA ANTESALA. LAS ZAPATIILLAS

El lunes 21 de mayo del 2012, aproximadamente a las 6 de la tarde, dos compañeras de Zainuco, Gladys y Angie, visitaron a Cristian. Él les contó que ese día la requisa le había roto el par de zapatillas nuevas que le había regalado su madre. Dijo que lo estaban provocando para que reaccionara y hacerle otra causa que impidiera su salida de la cárcel. Quedamos en informar por la mañana siguiente a los jueces de Cámara.

21 de MAYO DE 2012: EL ASESINATO

 Cerca de la medianoche de ese mismo día, Cristian entraba en terapia intensiva del Hospital Castro Rendòn con 24 puñaladas visibles, doble neumotórax, una herida que atraviesa su cerebro producida desde detrás de la oreja izquierda hacia arriba, lo que hace imposible que sobreviva. Ya había perdido mucha sangre y su estado era crítico. Pese a todo, sobrevive casi 3 días, muere el Jueves 24 de mayo por la tarde. El gobernador Jorge Sapag jamás se pronunció; su ministro Gabriel Gastaminza, a las 24 horas, afirmó que fue un problema entre internos y que el gobierno respaldaba a la policía.

AGOSTO 2012: EL PODER JUDICIAL, SPONSOR OFICIAL DE LAS TORTURAS EN LA U11

El 3 de agosto de 2012, tres meses después del asesinato de Cristian, principal testigo en la causa por torturas, el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén confirmó la sentencia de Cámara, al rechazar la casación de Zainuco, convirtiéndose de esta forma en el garante de las torturas y la impunidad en las cárceles de la provincia. En un fallo aberrante, los vocales del TSJ Lelia Graciela de Corvalán y Evaldo Moya avalaron las torturas a las que fueron sometidos los internos de la U11 en 2004 por parte de 27 policías guardiacárceles. Con este fallo, el TSJ volvió a asesinar a Cristian.

CUANDO UN POLICIA DISPARA, EL QUE APUNTA ES EL ESTADO