Trabajan en sus fábricas produciendo salsa. Suman dulces y aceites. Venden en el mercado local, en Buenos Aires, Chubut, Trelew y Comodoro Rivadavia. «Todo comenzó con la crisis del 2001. Nos quedamos sin nada y nos preguntamos con nuestras familias y amigos: ¿y ahora qué hacemos?», narró Gabriela Reta, de la Cooperativa de Productores de […]
Trabajan en sus fábricas produciendo salsa. Suman dulces y aceites. Venden en el mercado local, en Buenos Aires, Chubut, Trelew y Comodoro Rivadavia.
«Todo comenzó con la crisis del 2001. Nos quedamos sin nada y nos preguntamos con nuestras familias y amigos: ¿y ahora qué hacemos?», narró Gabriela Reta, de la Cooperativa de Productores de Agricultura Familiar y Economía Social. En la actualidad, once años después, sumaron sesenta familias y fabricaron más de 200 mil botellas de salsa.
Ocho dirigentes de distintas entidades asintieron ante los dichos de Gabriela y no dejaron de sonreír al imaginar una vez más el camino recorrido con sus amigos y vecinos unidos, con un fuerte lazo solidario que el tiempo no logró vencer. Gabriela Reta, Hortensia Pizarro, Rocío Guirado, Olga González, Fabián Herrera, Candela Muñoz, de ASEM, Asociación de Emprendedores de Mendoza; José Luis Ranea y Lorena Tejada, de UST, Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra, contaron una experiencia de vida profunda. Una definición clara de José Ranea dio marco a la narración: «No podemos depender de los subsidios, de los gobiernos, buscamos la independencia económica con nuestro trabajo». Los trabajadores se afirmaron en la Economía Social. Hay dos números que dan el contexto provincial: existen 280 mil personas que se mueven en ésta y muchas de ellas estan nucleada en unas 2.500 organziaciones de base. «Comenzamos a fabricar salsa de tomate y fuimos mejorando nuestros productos, hasta que hace unas semanas, los técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial nos dieron a conocer los resultados de los análisis que hicieron a nuestros productos y fueron excelentes», comentó Gabriela. «Buscamos que nuestros productos tengan calidad y buen precio», agregó Fabián Herrera.
Con la organización de estas tres entidades funcionan siete fábricas de salsa de tomate en los departamentos de Lavalle, Guaymallén, San Martín y en el sur provincial. En el proceso que va desde generar las semillas de alta calidad que utilizan, las labores del vivero, las tareas en las fincas para plantar y cosechar el tomate y, luego, en las fábricas, haciendo la salsa, trabajan 60 familias. Calculan que en esta temporada hicieron unas 200 mil botellas que vendieron en el mercado local y en otras provincias.
Tendrán una ayuda muy importante del Gobierno de Mendoza si cumple con su promesa de comprarles, en este mes de mayo, 25 mil botellas que destinará a alguno de sus programas sociales. Sin embargo, el Gobierno piensa comprarles el año próximo unas 150 mil botellas de salsa, que es lo que demanda la ayuda social que tiene que prestar para todo el año.
Las «fabriquitas» de salsa de tomate son atendidas exclusivamente por familias completas. «Esto es trabajo digno, no se engaña a nadie», dijo Fabián, sintetizando la filosofía de vida y de trabajo de estos grupos.
Gabriela manifestó la importancia de «mantener todo natural, sin conservantes, con una excelente calidad». Los integrantes de las fábricas comenzaron a trabajar en sus casas bajo la amenaza de la profunda crisis del 2001. Luego, se conocieron en eventos regionales y de capacitación. Con el tiempo se dieron cuenta que solos es más difícil y por esto comenzaron a unirse. Ahora compran juntos las botellas que necesitan y por la cantidad, logran mejores precios que les permite bajar sus costos.
«Queremos lograr precios populares, precios justos, para llegar a todos los que no pueden comprar estos alimentos en el circuito comercial tradicional», dijeron convencidos. «Es más, aclaró Ranea, nosotros no ajustamos bajando los salarios, consideramos otras alternativas para seguir siendo solidarios y mejorar los costos».
Dulces y aceites
Con el pasar de los años, algunas de las fábricas sumaron la producción de dulces y aceites. Y venden verduras frescas a mercados de Chubut, al Hotel Bauen de Buenos Aires, Comodoro Rivadavia y Trelew. A cada uno de los mercados del sur ya enviaron, en las últimas semanas, tres viajes con 25 mil kilos. Los camiones volvieron con bananas y cítricos para las ventas locales.
La Cooperativa de Productores de Agricultura Familiar y Economía Social, la Asociación de Emprendedores de Mendoza y la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra han multiplicado sus esfuerzos y traspasaron sus fronteras. Estas organizaciones mantienen «escuelas de gestión social» que se ubican en Corralitos y en el desierto de Lavalle: El Puente, La Majada y El Cavadito. Los de ACEM tienen un Seba y un Cem. También quieren armar un taller textil.
Sin embargo, una de las iniciativas mas llamativas es «El almacén andante», que recibe pedidos por teléfono o mail. Y el delivery funciona a la perfección llevando los pedidos a domicilio.
Este testimonio colectivo llegó a los legisladores y este miércoles, los diputados dieron media sanción a un proyecto de ley de Economía Social, herramienta que los emprendedores necesitan en forma urgente. Ahora deben actuar en el Senado.