El célebre personaje del escritor argentino José Hernández, el gaucho Martín Fierro, recita: «Los hermanos sean unidos/ Porque esa es la ley primera/Tengan unión verdadera/ En cualquier tiempo que sea/ Porque si entre ellos pelean/Los devoran los de ajuera.» Es probable que el presidente Néstor Kirchner haya pensado en esos versos antes de referirse a […]
Es probable que el presidente Néstor Kirchner haya pensado en esos versos antes de referirse a los incidentes protagonizados por siete ambientalistas argentinos y varios manifestantes uruguayos en la Plaza Independencia de Montevideo, el lunes pasado: «Yo quiero de corazón a los hermanos uruguayos, tenemos diferencias entre los gobiernos, pero no por eso los considero enemigos», aseguró el mandatario y luego pidió «discutir civilizadamente».
Los activistas de Gualeguaychú y Buenos Aires, que cruzaron el Río de la Plata para repartir volantes contra la pastera de Botnia en Fray Bentos, se encontraron con la hostilidad de un grupo de ciudadanos orientales que los echaron con huevos, empujones, insultos y baldazos de agua.
Kirchner exhortó a sus compatriotas a evitar cualquier «acto que pueda ser malinterpretado como provocativo» y a proceder con «cordura, racionalidad y amor para entender el conflicto y discutir ideas con firmeza».
Del lado uruguayo, el canciller Reinaldo Gargano también condenó los hechos de violencia y recordó que el lunes había hecho un pedido a sus conciudadanos para que se comportaran ante la llegada de los ambientalistas. «Los dirigentes políticos tenemos la obligación de decirle a la gente que no pierda la paciencia porque, si no, vamos a empeorar las cosas y vamos a tener un lío que va a demorar décadas en superarse», agregó el funcionario.
De esta forma, las autoridades de ambas orillas trataron de bajar los decibeles del inusual enfrentamiento y se mostraron conciliadores para coincidir en que los agresores de la Plaza Independencia no representan, de ningún modo, a la sociedad uruguaya.
El diferendo por la instalación de la pastera de Botnia se dirime, actualmente, en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), a partir de una demanda presentada por Argentina. La Casa Rosada considera que Uruguay incurrió en una violación del Estatuto del Río Uruguay por el desastre ambiental que podría ocasionar el emprendimiento de la transnacional finlandesa en aguas comunes.
Mientras tanto, las tensiones dieron lugar a la necesidad de un mediador para facilitar un acercamiento entre las partes en disputa y encontrar una solución diplomática al conflicto. La semana pasada, el enviado del rey Juan Carlos, Juan Antonio Yáñez, realizó una gira rioplatense para reunirse con funcionarios locales y armar un esquema de diálogo. El diplomático prepara ahora un encuentro bilateral en Madrid que, según fuentes españolas, podría realizarse entre fines de febrero y principios de marzo.
Ayer trascendió que el presidente Tabaré Vázquez dio un paso importante en el marco de las gestiones que desarrolla Yáñez, al asegurar en el Consejo de Ministros que no se permitirán nuevas plantas de celulosa sobre el río Uruguay. Con esta decisión, el mandatario aceptó una de las condiciones argentinas para conformar la mesa de diálogo que impulsa el «facilitador» español.
De todos modos, Vázquez reiteró que la predisposición de diálogo no implica que estén dadas las condiciones para iniciar negociaciones con la Argentina. Para ello, la Casa Rosada debería garantizar el levantamiento de los cortes fronterizos en la provincia de Entre Ríos, donde los ambientalistas de Gualeguaychú bloquean de manera permanente el puente internacional General San Martín, mientras que sus colegas de Concordia y Colón realizan cortes intermitentes sobre los puentes Salto Grande y General Artigas, respectivamente.
Cabe destacar, en este sentido, que la Asamblea de Colón mantenía un bloqueo por tiempo indeterminado, pero en las últimas horas tuvo que redefinir la modalidad de protesta tras protagonizar un enfrentamiento con comerciantes afectados de la zona.