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Respuesta a Luis Lafferriere

Soberanía Alimentaria: cuerpos y sujetos dispuestos a construirla

Fuentes: Rebelión

La publicación de una respuesta de Luis Lafferriere al artículo publicado la semana pasada en Rebelión (Corpos, cuerpos y sujetos) despertó en mi el entusiasmo de tener la oportunidad de debatir y seguir avanzando en la construcción de un pensamiento colectivo en relación a la Soberanía Alimentaria. Lamentablemente desde el comienzo Luis abunda en descalificaciones, […]

La publicación de una respuesta de Luis Lafferriere al artículo publicado la semana pasada en Rebelión (Corpos, cuerpos y sujetos) despertó en mi el entusiasmo de tener la oportunidad de debatir y seguir avanzando en la construcción de un pensamiento colectivo en relación a la Soberanía Alimentaria. Lamentablemente desde el comienzo Luis abunda en descalificaciones, acusaciones y la mención de errores (que nunca explicita) que dan por la borda con toda posibilidad de debate y construcción. En primer lugar es importante aclarar para los lectores no argentinos que el Sr. Lafferriere hace una interpretación en clave kirchnerismo-antikirchnerismo que de ninguna manera estuvo presente en el espíritu ni el contenido de la nota.

Este autor ha sido desde los comienzos de la sojización en la Argentina hasta el presente uno más de quienes han aportado a las voces colectivas que han denunciado la complicidad de los diferentes gobiernos de los últimos 20 años con las corporaciones del agronegocio. Apenas hace unos meses frente a los anuncios del nuevo desembarco de Monsanto en Argentina se podía leer: «Por su parte, Carlos Vicente, miembro de la ONG Grain, declaró hace pocos días: «Es muy claro que el gobierno argentino vuelve a hacer una alianza estratégica con Monsanto a partir del momento en que CFK anuncia su nuevo desembarco en Argentina con la planta de maíz en Córdoba desde New York. Eso más la aprobación de la soja rr2 Intacta y el anuncio del Proyecto para una nueva Ley de Semillas que fortalezca aún más el monopolio sobre las semillas para las corporaciones demuestra que hay una decisión política de entrega de nuestra soberanía que afecta gravemente nuestras posibilidades de autonomía en materia agrícola y profundiza la esclavitud frente a las corporaciones.» (1)

Pero esta respuesta da la oportunidad de profundizar en los desafíos que la democratización de la agricultura y la alimentación plantea y ampliar lo desarrollado en mi anterior aporte.

Porque la aprobación de la Ley de Medios en Argentina y su proceso es un ejemplo de democratización, lucha y coherencia. Su historia se remonta a mucho tiempo antes que el actual gobierno nacional le diera impulso y tuvo a los medios alternativos como grandes protagonistas. Así es como el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) ha expresado: «convocamos a cientos de actores sociales, sindicales, universitarios, artistas, actores, productores, formando la Coalición por una Radiodifusión Democrática. Desde allí fuimos capaces de construir la fuerza necesaria para que la Ley llegara al Congreso, y diputados y senadores la sancionaran. Lleva el número 26.522, se la denomina formalmente Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La consideramos nuestra Ley» (2). Por supuesto que el proceso de democratización no concluyó con la sanción de la Ley y que su contenido no evita sus uso por el gobierno de turno. Pero la ofensiva y batalla que el Grupo Clarín está librando para conservar sus privilegios, hoy ilegales, son una realidad incontestable que solamente hubiera podido evitar un gobierno que no se enfrentara con el monopolio.

El ejemplo del lockout patronal ocurrido en el año 2008 cuando la Mesa de Enlace desafió al gobierno nacional que intentó incrementar las retenciones a la exportación de soja y otros granos se expone expresamente para demostrar como operan estos poderes corporativos y como «domestican» a los gobiernos que, aún tímidamente, intentan ponerles un límite.

Sobre esta base es que se traza el paralelo con la lucha por la Soberanía Alimentaria donde también tenemos a un importante sujeto social diverso y activo que a partir de las luchas campesinas ha sumado a diversos actores que van desde estudiantes y pueblos originarios a organizaciones sociales urbanas y académicos.

Y aquí vale la pena remarcar algo muy obvio, pero que ante algunas lecturas parece no serlo, que es que la democratización implica en primer lugar la democratización del Estado y la posibilidad de que las políticas públicas respondan a las necesidades de los pueblos y no a los intereses de las corporaciones.

Desafiar el poder de Monsanto, Cargill y el resto de las corporaciones del agronegocio requiere que el Estado deje de ser ejecutor de las políticas que estas corporaciones dictan y escuche los reclamos de las organizaciones sociales que protagonizan desde hace décadas luchas en defensa de sus bienes comunes, sus territorios y su agricultura. Y también requiere una profunda transformación y democratización de la sociedad para que pueda leer la realidad en una clave superadora de los discursos corporativos.

Los cientos de medios que han reproducido el artículo demuestran que para muchos el mensaje fue claro y también lo es el camino que seguiremos recorriendo lidiando con errores, contradicciones y voces descalificatorias.

Notas:

1- Millones contra Monsanto: ¿Sólo una cuestión verde?, http://www.plazademayo.com/2012/09/millones-contra-monsanto-solo-una-cuestion-verde/

2- Nueva Ley de Medios Audiovisuales, desafíos para los medios comunitarios y populares, www.farco.org.ar/audios/docs/CartillaFARCO-leySCA.pdf 

Carlos A. Vicente, GRAIN y Acción por la Biodiversidad

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.