Mientras la “grieta” parece ampliarse en el debate “republicano”, la brecha se achica a la hora del sometimiento compartido al gran capital y los organismos financieros internacionales.
“CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: EL JUICIO POLÍTICO AVANZA”
Aunque partidarios y detractores del mencionado procedimiento parlamentario se entretengan con titulares de ese estilo, lo único que puede ir adelante es el tratamiento inicial por la comisión de la Cámara de Diputados a cargo de iniciar el trámite.
Es sabido por todxs que no hay votos para que el enjuiciamiento de los magistrados del tribunal supremo se haga realidad en la Cámara de Diputados, la que actuaría como “acusadora”. El Frente de Todos (FdT) no está en condiciones de generar una mayoría en el recinto.
Ello no es obstáculo para que se pronuncien en contra, literalmente por centenares, los colegios de abogados, asociaciones de magistrados, cámaras empresarias, casi todxs los grandes medios de comunicación, políticos de la oposición (de derecha) y hasta algunas instancias internacionales. ¡¡La república en peligro!!, escriben o vociferan, según el canal de comunicación que disponen o prefieren. “¡Qué será del ‘buen clima de negocios’!” “¿Quién invertirá ahora en nuestro país?”
La profusión de denuncias penales y planteos de inconstitucionalidad por parte del bloque de poder imperante ya forma parte del paisaje. La repetición ya lo hace sonar a “pantomima”, sin desconocer el deterioro a la credibilidad de las instituciones (todas ellas) que avanza no sólo sin que nada lo detenga, sino con signos de aceleración y mayor profundidad.
Del lado del gobierno (¡Una vez más!) la voluntad parece flaquear. No pasa un día sin que algún “referente” más o menos “frentetodista” salga a tomar distancia del procedimiento. Por razones políticas, jurídicas, o una mezcla de ambas. O más bien por falta de ganas de enemistarse con ningún sector dotado de poder real.
Se le suma a la debilidad del emprendimiento la nula predisposición para convertir el enfrentamiento con la Corte en una iniciativa de fondo, y la tan cacareada lucha contra el lawfare en una “causa popular”. El que propuso hace poco la “popularización” de los temas judiciales no fue ningún joven radicalizado e inexperto sino el ex miembro del tribunal, Eugenio Raúl Zaffaroni.
El tan celebrado jurista no fue escuchado. Parece que en el FdT piensan que es un asunto en el que nadie debe mezclarse, por fuera del recinto parlamentario o a lo sumo de las aserciones periodísticas de la dirigencia partidaria.
Se estrecha la brecha
En ese último aspecto, como en otros, no hay “grieta”: La aplastante mayoría de la dirigencia política está de acuerdo en que el pueblo (o “la ciudadanía”, como se prefiera), debe emitir el voto cada dos años y ser pasivo espectador todo el resto del tiempo.
Para no fatigar, y por ahora: Ni reforma judicial, ni juicio (real) a la Corte, ni movilización contra las condenas a CFK, ni indulto a Milagro Sala, ni firmeza para no pagar la sentencia a favor de Rodríguez Larreta. Tampoco exigencia seria y firme de investigación “hacia arriba” del atentado contra la vicepresidenta.
Toda la denominada por el periodismo “agenda judicial del kirchnerismo” parece marchar hacia el cesto de los desechos.
“Nadita de nada” se titulaba una canción exitosa de la década de 1970, interpretada con derroche expresivo por una cantante proveniente de Venezuela, Mirtha Pérez, que se puede escuchar en youtube
Pero no; quedan los cargos, los presupuestos, Vaca Muerta, el litio, el 5G… Y todo aquello que favorece de modo similar a los “feroces adversarios” de ambas coaliciones. Que parecen dispuestas a seguir alternándose en el poder, o apenas en el gobierno. Mientras escenifican una continuidad de choques inamistosos y críticas terminantes.
Y el ministro de Economía Sergio Massa se consolida como plenipotenciario de las políticas de “austeridad”, derivadas de la aceptación de la estafa de la deuda y del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En convergencia con el gran capital local y extranjero radicado en el país, que persiste en su brega incansable por recortar conquistas y derechos de trabajadores y pobres.
Hacia abajo, el sufrimiento
La “nadita de nada”, mientras tanto corre sobre todo para la gran mayoría de las argentinas y argentinos “de a pie”. Ya parece rutinario mencionar los padecimientos de la inflación; la pérdida de poder adquisitivo del salario, la precarización del trabajo y el ajuste fiscal sobre los más pobres.
Y casi día a día se suma alguna vergüenza más, como la reciente supresión (“suspensión” dice el ministerio de Desarrollo Social) de alrededor de 150.000 planes sociales.
El papa Francisco acaba de hacer declaraciones públicas que denuncian de manera más o menos abierta el escandaloso nivel de pobreza y la desmesurada inflación. No es ésta la ocasión de abrir la discusión acerca de la coherencia y profundidad de la crítica papal, pero sirve como indicio relevante de la gravedad de la situación.
Quizás no falten los votantes del Frente de Todos que, en combinación de nostalgia y resentimiento, deseen cantar estas dos estrofas del tema musical mencionado más arriba:
Tristemente pienso,
Que de aquel amor bonito,
No me queda nada,
Nadita de nada.
Cuando a los lugares
Que fuiste conmigo
Vuelves de otra mano
Y yo soy olvido,
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