Aunque falta mucho a recorrer, el camino que ha hecho el «kirchnerismo» en Agentina en los últimos diez años marca una nueva etapa política en ese país sudamericano. Así lo afirma como tesis central Eduardo Seminara, ex prisionero político durante la última dictadura militar de los años setenta y militante histórico de la Juventud Peronista. […]
Aunque falta mucho a recorrer, el camino que ha hecho el «kirchnerismo» en Agentina en los últimos diez años marca una nueva etapa política en ese país sudamericano. Así lo afirma como tesis central Eduardo Seminara, ex prisionero político durante la última dictadura militar de los años setenta y militante histórico de la Juventud Peronista. Actualmente Seminara es Vicerrector de la Universidad Nacional de Rosario, Director en el AFSCA (Autoridad de Aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual) y candidato a Diputado Nacional por el gubernamental Frente Para la Victoria (FPV) de la Provincia de Santa Fe, en las elecciones legislativas del 27 de octubre. Entrevista.
-P: ¿Cuál es la importancia real de las próximas elecciones legislativas del 27 de octubre en el marco de la dinámica política actual de Argentina?
-Eduardo Seminara (ES): A través de esa contienda electoral se resolverá la composición futura de las Cámaras de Diputados y Senadores. En mi óptica, lo esencial en este momento es garantizar que el partido de Gobierno pueda mantener la mayoría en ambas cámaras para que sea posible sancionar las leyes que acompañen el proceso iniciado con la presidencia de Néstor Kirchner en el 2003. En ese sentido están orientados todos nuestros esfuerzos. La crisis de los partidos políticos en nuestro país hace que no exista una fuerza a nivel nacional que pueda actuar como oposición seria y responsable. Nuestro país ya atravesó una situación similar en el 2009, cuando el oficialismo perdió la mayoría en ambas Cámaras. Lo que no se tradujo, sin embargo, en la conformación de un bloque de oposición que proponga alternativas reales. Sucedió todo lo contrario: fragmentación, oposición sin fundamentos, dificultad para lograr consensos mínimos. Estos escenarios no hacen más que debilitar nuestra joven democracia. A la elección del 27 de octubre se le suman, además, las especulaciones por la sucesión de la presidenta Cristina Fernández quien no puede ser reelecta en los comicios presidenciales del 2015. La fragmentación de los partidos de la oposición y el hecho de que el partido de Gobierno no haya definido aun un candidato para la sucesión abona el terreno para todo tipo de especulaciones políticas, a mi entender estériles y anticipadas.
-P: A pesar de su análisis, las elecciones previas que se realizaron el pasado 11 de agosto indicaron un retroceso significativo de los votos a favor del Gobierno. ¿Piensa que esa tendencia puede modificarse en el voto del domingo 27?
-ES: En el 2011 Cristina Fernández de Kirchner asumió la presidencia con el 54% del electorado a favor. Éramos conscientes que esa tendencia no iba a mantenerse las elecciones actuales. Existe una creencia de que las elecciones que se realizan a mitad del mandato del ejecutivo funcionan como comicios «de control», como si de alguna manera el electorado buscara «equilibrar» el poder del ejecutivo. Las recientes encuestas indican que el 27 de octubre se mantendrá la tendencia de las elecciones de agosto, las PASO (Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias), sin embargo estoy persuadido que el oficialismo recuperará una buena cantidad de votos porque se ha mejorado mucho la campaña en algunos distritos claves en las últimas semana.
-P: Entonces, cuál podría ser el panorama institucional la mañana del 28 de octubre…
-ES: El sistema electoral argentino es complejo y no permite prever algunas cuestiones. Porque como decía antes, la clave está en la cantidad de bancas que logra renovar cada partido y esto varía según cada provincia (ndr: distrito electoral). Puede darse el caso de que el oficialismo pierda en cantidad de votos totales pero aun así logre renovar e incluso incrementar la cantidad de representantes en el Poder Legislativo. Por eso habrá que hacer una lectura atenta. Si llegara a darse el caso -poco probable- de que el Frente para la Victoria no consiga mantener la mayoría parlamentaria, esperamos que no se repita el escenario del 2009. En ese entonces se le denominaba al parlamento como «la máquina de impedir» porque los representantes de otros partidos no acompañaban las propuestas oficialistas pero tampoco lograban imponer una agenda propia o consensuar propuestas. Ese escenario bloqueador frena la acción del Gobierno y entorpece cualquier posibilidad del avance efectivo en la gestión de un programa y un proyecto de transformaciones sociales como el que se está dando.
-P: ¿Cuál piensa que será la tendencia /dinámica política principal en estos dos próximos años hasta las elecciones presidenciales de 2015?
-ES: Muchos vienen anticipando que el 2015 representará el fin de una etapa. Nosotros creemos que el hecho de que la presidenta no pueda ser reelecta no tiene por qué significar un cambio de rumbo en la política argentina. Los que creemos que la política tiene que ver con sueños construidos colectivamente, con ideas que vamos forjando entre todos, estamos convencidos que hay todavía mucho por recorrer en este mismo camino. Estamos dispuestos a discutir quien será el sucesor o la sucesora de Cristina (de Kirchner), pero no estamos dispuestos a cambiar de rumbo. Argentina está saliendo de una larga noche neoliberal que se inició en la última dictadura militar y se extendió hasta finales de la década del `90. Estamos reconstruyendo las bases de un país con soberanía política, independencia económica y justicia social que apuesta a la integración latinoamericana. Sin duda todavía falta y mucho pero estamos seguros que este es nuestro tiempo político y nuestro rumbo en un continente latinoamericano que exige y protagoniza cambios significativos en cuanto a la democracia participativa, las reivindicaciones sociales, las transformaciones económicas y la visión regional integradora.
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