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Trabajadores y propuestas educativas: tres conferencias

Fuentes: Rebelión

En pleno régimen de Francisco I. Madero, luego de la caída de la vieja dictadura de Porfirio Díaz y el breve interinato de Francisco León de la Barra, surgieron en 1912 el grupo anarquista Luz y la Casa del Obrero Mundial, que por afinidad ideológica con el movimiento libertario español adoptaron las ideas educativas de […]

En pleno régimen de Francisco I. Madero, luego de la caída de la vieja dictadura de Porfirio Díaz y el breve interinato de Francisco León de la Barra, surgieron en 1912 el grupo anarquista Luz y la Casa del Obrero Mundial, que por afinidad ideológica con el movimiento libertario español adoptaron las ideas educativas de Francisco Ferrer Guardia, esto es, la escuela moderna o racionalista.

Debido al atraso del país, que era fundamentalmente agrario, con una clase obrera reducida y con un enorme peso del artesanado y la pequeña burguesía agraria y urbana, las ideas predominantes en el movimiento obrero, a partir de la fundación de la COM y durante un lapso relativamente corto, fueron las del anarquismo y el anarcosindicalismo.

Sin embargo, las ideas de Ferrer Guardia no sólo influyeron a los obreros organizados, sino también al ala jacobina de la Revolución de 1910-1917, que veía al clero como un importante enemigo a vencer y que concedía a la educación un papel destacado en el proceso de capitalización y modernización del país. (1)

En el Congreso Constituyente de 1916-1917, Luis G. Monzón –posteriormente militante comunista– emitió un voto particular, que no fue aprobado, en el que planteó:

«Los miembros de la Comisión de Puntos Constitucionales hemos formulado de común acuerdo el Artículo 3º de la Constitución reformada, como aparece en el dictamen relativo, y no hemos disentido sino en el empleo de una palabra, que precisamente es la capital en el asunto de referencia, porque es la que debe caracterizar la educación popular en el siglo XX. Esa palabra es el vocablo laica, empleado mañosamente en el siglo XIX, que yo propongo se substituya por el término racional, para expresar el espíritu de enseñanza en el presente siglo». (2)

En el Primer Congreso Obrero Socialista de Motul y en el Segundo Congreso Obrero de Izamal, Yucatán, fueron aprobadas resoluciones referentes a la educación racionalista. El 6 de febrero de 1922, Felipe Carrillo Puerto expidió la Ley de Institución de las Escuelas Racionalistas en el Estado. (3)

Aunque con una dirección oficialista y bien lejos del anarquismo, la Confederación Regional Obrera Mexicana acordó promover la escuela racionalista en su convención de septiembre de 1922. Después, esta posición fue abandonada por la CROM a sugerencia de Vicente Lombardo Toledano. En Veracruz, Tabasco y Yucatán hubo experiencias educativas bajo la inspiración de Ferrer Guardia.

Por su parte, los sindicatos magisteriales hicieron planteamientos en materia educativa en distintas ocasiones; mas, los cambios radicales ocurrirían en la década de los 30 con la implantación de la llamada educación socialista.

La formación del Estado moderno en México –producto de la Revolución pasada– requería, además de la industrialización, de las comunicaciones y de la institucionalización política, de una educación que abatiera el analfabetismo y difundiera los conocimientos básicos de la ciencia y la técnica. Por ello, el régimen posrevolucionario creó la Secretaría de Educación Pública y desarrolló con éxito relativo la escuela rural.

Pero la institucionalización política y el abatimiento del analfabetismo, encontraban no sólo la oposición de los terratenientes y los caciques, sino también del alto clero católico. Esto explica –junto con la historia del enfrentamiento añejo Estado-Iglesia en México– la experiencia anticlerical de los gobiernos federales y estatales del caudillismo revolucionario, que en los años 30 tuvo como corolario la implantación de la educación socialista.

En la Convención de 1933 del Partido Nacional Revolucionario se aprobó impulsar la educación socialista, que fue acordada como orientación del Estado a fines de 1934. En la Convención penerreana, Manlio Fabio Altamirano expresó: «Nosotros estamos obligados a forjar la escuela racionalista o socialista, para formar en ella el alma de nuestros hombres… Debemos formar en ese crisol el alma de la niñez, a base de enseñanza racionalista, enseñanza sin miedo, sin prejuicios, sin dogmas, que combata todas las religiones, las cuales son el más grande enemigo de la revolución social». (4)

La política educativa definida por la reunión del PNR incrementó el tradicional anticlericalismo oficial, no obstante la derrota de la rebelión cristera. De esta suerte, no es raro que Lázaro Cárdenas manifestara en el curso de su campaña electoral: «Si soy elevado por el pueblo a la presidencia de la República no permitiré que el clero intervenga en forma alguna en la educación popular, la cual es facultad exclusiva del Estado. La revolución no puede tolerar que el clero siga aprovechando la juventud y la niñez como instrumento de división de la familia mexicana, como elementos retardatarios en el progreso del país y menos aún que convierta la nueva generación en enemiga de las clases trabajadoras que luchan por su emancipación». (5)

En esa avalancha de pronunciamientos anticlericales, destacó el que lanzara el 20 de julio de 1934 Plutarco Elías Calles, conocido en la historia nacional como el Grito de Guadalajara: «No podemos entregar el porvenir de la patria y el porvenir de la revolución a las manos enemigas. Con toda la maña los reaccionarios dicen y los clericales dicen que el niño pertenece al hogar y el joven a la familia; ésta es una doctrina egoísta, porque el niño y el joven pertenecen a la comunidad, pertenecen a la colectividad y es la revolución la que tiene el deber imprescindible de apoderarse de las conciencias, de desterrar los prejuicios y de formar la nueva alma nacional». (6)

La orientación anticlerical de la educación primaria pública, dificultó las labores cotidianas de los mentores de la niñez, ya que atrajo la violencia de los cristeros, guardias blancas y pistoleros al servicio del clero católico, los latifundistas y otras fuerzas derechistas, a la vez que produjo la indiferencia y el repudio pasivo del pueblo creyente sencillo. Los maestros fueron agredidos en múltiples formas, cayendo muchos de ellos en el cumplimiento de su deber. La violencia cobró muchas víctimas, sobre todo en las zonas de mayor influencia de la Iglesia católica. Dada la inseguridad en que prestaban sus servicios, los trabajadores de la enseñanza demandaron la protección de las escuelas por el ejército y la defensa rural, la disolución de las bandas fascistas y el armamento de profesores, obreros y campesinos.

Al calor de la implantación de la educación socialista, los maestros se fueron perfilando como auténticos organizadores y guías populares en especial en las regiones rurales. De esta manera, la violencia reaccionaria estimuló la participación política del magisterio. Durante el periodo de reformas estructurales (1934-1940) surgió el sindicalismo magisterial de masas, con la formación, en 1935 del Frente Único Nacional de Trabajadores de la Enseñanza y la Confederación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza, en 1937 de la Federación Mexicana de Trabajadores de la Enseñanza y en 1938 del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana, la realización de huelgas y paros nacionales, la conquista de la federalización de la educación y la militancia magisterial en la CTM, la Federación Nacional de Trabajadores del Estado y la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado.

Ya presentados algunos elementos de la política educativa en México, con el objeto de centrar la exposición, en esta breve ponencia sólo son abordadas tres reuniones de educación organizadas en las décadas de los años 30 y los 40, a saber: la Conferencia Pedagógica del Partido Comunista de México, celebrada en febrero de 1938; la Conferencia Nacional de Educación, realizada a fines de 1939 por el STERM y la CTM, y la Conferencia Pedagógica del SNTE, efectuada en noviembre-diciembre de 1945.

1. La Conferencia Pedagógica Comunista de 1938

DEL 14 AL 16 DE febrero de 1938, tuvo lugar en la Ciudad de México la Conferencia Pedagógica Comunista, asamblea de gran importancia pues vino a reflejar las preocupaciones del PCM por los problemas de la educación en nuestro país.

Los militantes del PCM fundaron y dirigieron el FUNTE, la CNTE y la FMTE Enseñanza, durante el período de 1935 a 1937, con lo cual convirtieron al Partido Comunista en la fuerza hegemónica en el sindicalismo magisterial. (7) Aun cuando esta situación cambió en 1938 al fundarse el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana, en virtud del predominio del grupo dirigente de la CTM, que encabezaban Vicente Lombardo Toledano y Fidel Velázquez, los comunistas continuaron conservando fuertes posiciones en el seno del magisterio organizado.

Los problemas creados con la implantación de la educación socialista, el desenvolvimiento del sindicalismo magisterial y los conflictos intergremiales de los maestros, hicieron que se celebrara la Conferencia Pedagógica Comunista del año mencionado. La reunión logró impulsar la lucha contra las «aviadurías» en la SEP (que se escudaban en la actividad sindical), el anticlericalismo jacobino y las pugnas intergremiales, al mismo tiempo que estimuló el combate por la profesionalización de la carrera magisterial, el mejoramiento profesional de los trabajadores de la enseñanza y la elevación en la calidad de la educación.

Hernán Laborde, secretario general del PCM, al inaugurar la Conferencia señaló:

«…Hasta ahora hemos desperdiciado energías en la lucha intergremial de los maestros, energías que debiéramos haber empleado en el mejoramiento y la ampliación del trabajo educativo. Afortunadamente, estamos en vísperas del Congreso de Unificación Magisterial. Nosotros esperamos que en este congreso quedará sepultada para siempre la división del magisterio y que de aquí en adelante el magisterio marchará unido, formando un solo ejército de educadores del pueblo». (8)

Gaudencio Peraza Esquiliano –futuro secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación– intervino sobre «La reforma escolar en México», donde expuso la necesidad de mejorar la enseñanza y hacer cumplir sus obligaciones a los educadores, y concluyó con la siguiente idea: «Tenemos que impedir que se abandone el trabajo educativo por el sindical. Y para empezar resolveremos aquí, para llevarlo después al Congreso Magisterial, que no es digno de llamarse maestro revolucionario, el maestro que no estudie y que no trabaje bien». (9)

Manuel Germán Parra -futuro asesor de varios presidentes de la República– habló acerca de «La unificación del sistema educativo nacional», ponencia en que indicó la urgencia de superar la dispersión y las contradicciones de sistemas encontrados.

En la asamblea no sólo se expusieron tesis avanzadas y democráticas, sino que elementos jacobinos presentaron ideas que no permitían prestigiar a las fuerzas de la democracia y el socialismo. Por ejemplo, Enrique Olivares Santana, posteriormente político priista de gran renombre, sostuvo sin ruborizarse: «Considero que respetar la autonomía de la Universidad es retardar la resolución de un problema urgente. Juzgo a la Universidad como una institución completamente derechista y negativa, que es la mejor aliada de la burguesía. Sostengo la necesidad de que se le arrebaten los cursos de secundaria que imparte bajo el disfraz de la llamada extensión universitaria…» (10)

Colocado en una posición diferente a la de Olivares, Luis Álvarez Barret manifestó: «Sobre el tema universitario, yo pienso que lo único que el ponente ha planteado es el respeto de una situación de hecho. La autonomía universitaria es una conquista, es el fruto de una lucha sostenida por un vasto sector de la intelectualidad mexicana, dentro del cual, si bien hay muchos elementos reaccionarios, hay también numerosos revolucionarios. Nosotros debemos arrebatar a la reacción la bandera de la autonomía universitaria y ponerla en las manos de las masas estudiantiles». (11)

En torno a temas como los problemas del trabajo escolar, la educación indígena, la educación obrera y otros, intervinieron Rafael Méndez Aguirre, Miguel Arroyo de la Parra, Vicente Covarrubias, Francisco Hernández y Hernández, Ramón García Ruiz y muchos otros destacados pedagogos.

La reunión se pronunció porque los libros de texto reunieran las siguientes características: «a) Concepto materialista dialéctico.

«b) Exposición clara al alcance del grado de enseñanza y del sector específico a que se destina.

«c) Contenido científico de utilidad social». (12)

Ignacio Márquez Rodiles leyó la ponencia «El papel de los comunistas en la campaña de educación popular», en la cual propuso: «La organización magisterial debe hacer una revisión de toda su estrategia y táctica de lucha, poniendo en todos los casos por delante, los intereses de las masas populares, obligándose, en muchos casos, a sacrificar demandas, para demostrar, con esta actitud, su comprensión consecuente a la tarea histórica reservada a los maestros…» (13)

La Conferencia acordó acerca de las tareas concretas: «1ª No ofender las creencias religiosas ni hacer gala de furioso anticlericalismo; considerar a los católicos en su número y en su calidad de explotados a quienes hay que tender fraternalmente la mano, ganándolos para el movimiento revolucionario.

«2ª Visitar los cuarteles, hablar ahí con los soldados y oficiales, comentar los hechos históricos del ejército en la vida del pueblo de México, destacar la importancia de la unión del ejército con los sectores del pueblo en apoyo al gobierno nacional y para la lucha contra la reacción nacional y extranjera». (14)

El PCM jamás había abordado los problemas de la educación como lo hizo en febrero de 1938, y parece ser que tampoco lo haría con tal extensión en el futuro. 

2. La Conferencia Nacional de Educación del STERM y la CTM de diciembre de 1939

LOS ÚLTIMOS AÑOS de la administración de Lázaro Cárdenas estuvieron signados por el fortalecimiento de la derecha, el debilitamiento de la izquierda y el descenso en la actividad transformadora de las masas. En el plano internacional ocurría otro tanto: la República Española fue derrotada, la dictadura stalinista se estabilizaba en la Unión Soviética y estallaba la Segunda Guerra Mundial. Así, la reacción presionaba mediante mítines, manifestaciones y otras acciones para echar abajo las reformas estructurales, abatir el papel de los sindicatos, imponer la ilegalización del PCM y modificar el Artículo 3º constitucional. Para enfrentar esas presiones derechistas, el STERM y la CTM se propusieron defender las conquistas educativas del movimiento obrero y popular, impedir la imposición del programa educativo de la reacción y mantener el supuesto carácter socialista de la educación. Evidentemente, aquí residían las causas de la convocatoria y la realización de la Conferencia Nacional de Educación.

Del 11 al 17 de diciembre de 1939 se realizó la multicitada asamblea, por convocatoria de la CTM y el STERM, en la cual se abordaron en forma amplia los problemas educativos de mayor importancia en nuestro país, aunque en los marcos de la ideología de la Revolución mexicana. Puede afirmarse que, pese a sus limitaciones, las orientaciones teóricas, el contenido de los planes y programas de estudio y otros temas fueron defendidos para no reformar el Artículo 3º de la Constitución General de la República conforme a las exigencias de los partidos, grupos políticos e individuos reaccionarios en el panorama político de México. De esta manera, la Conferencia Nacional de Educación incidió en la lucha de las fuerzas avanzadas comprometidas en impedir la reforma de este artículo constitucional. En ese contexto, la reunión jugó un papel considerable en la derrota de la derecha y la ultraderecha.

Gonzalo Vázquez Vela, secretario de Educación Pública, pronunció un discurso en el cual defendía los cambios en el sindicalismo magisterial, al afirmar: «El carácter socialista de la enseñanza, unido al impulso reivindicativo de los trabajadores, demandan la unidad y la armonía de todos los sectores revolucionarios. Fue así que los maestros, a iniciativa del presidente Cárdenas, tuvieron otro gesto de dimensiones incalculables: concentraron sus energías dispersas, tendieron fuertes nexos de solidaridad, y alinearon sus valores en un solo frente: el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana. Desde entonces han hecho más fecunda su misión redentora, y han dado encomiables pruebas de disciplina sindical, formando un verdadero ejército, en el que las armas son la ciencia y el trabajo…» (15)

Vicente Lombardo Toledano, secretario general de la CTM, sostuvo: «…Cuando el precepto de la Carta Suprema de México habla de que es menester dar una explicación racional y exacta del universo, de la vida y del mundo está preconizando este nuevo método de la evolución discontinua, del materialismo llamado dialéctico, como norma, como principio filosófico de explicación de los hechos de la naturaleza. Y contra este método no cabe la protesta de la ignorancia, ni tampoco cabe la queja mal intencionada del sectarismo tradicional de los sectores reaccionarios…» (16)

Estando integrada por David Vilchis, Luis Hidalgo Monroy, Roberto Velasco, Enrique Solís Martínez, Rafael Jiménez, Elías Suárez, Eliseo Bandala, José Guadalupe Nájera, Valentín Zamora y Martín Cortina, la Comisión de la Sección de Enseñanza Primaria hizo el señalamiento que se cita a continuación: «El sistema de enseñanza primaria en nuestro país adolece de falta de unidad. Existen diversos sistemas de enseñanza primaria en la Secretaría de Educación Pública: el de enseñanza primaria del Distrito Federal, el de enseñanza primaria en los estados y territorios, y el de educación obrera. Fuera de la secretaría hay sistemas independientes en los estados que no han coordinado o federalizado la enseñanza, en la Secretaría de la Defensa Nacional, en la Secretaría de Asistencia Pública, en el Departamento de Asuntos Indígenas y en otras dependencias del gobierno federal».

«Esta falta de unidad da origen a orientaciones concretas distintas, y por tanto a la realización de una enseñanza diversa. A este respecto se hace necesario el establecimiento de una sola Dirección General de Enseñanza Primaria en el país y de direcciones regionales, bajo la dependencia de aquélla, de igual modo que la fusión de todos los sistemas en uno solo». (17)

La Conferencia creó comisiones que presentaron ponencias sobre educación secundaria, de asuntos indígenas, de educación popular, de educación física, de educación preescolar, y de educación artística y materias especiales.

Gaudencio Peraza, Alberto Bremauntz, Manuel Germán Parra y otros pedagogos, dirigentes sindicales y políticos llegaron a presentar un Proyecto de Ley Orgánica de Educación.

La reunión discutió y trató las cuestiones centrales de la educación en México, pero sin independencia del poder público. El Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana demostró conocer los problemas educativos, proponer vías de solución y contar con líderes que rebasaban el marco estrechamente gremialista. Ello no es raro: los mejores pedagogos y teóricos de la educación militaban en las filas del STERM.

3. La Conferencia Pedagógica del SNTE de noviembre-diciembre de 1945

PARA FINES DEL sexenio de Manuel Ávila Camacho, el fortalecimiento del capital nacional y del imperialismo era un hecho. La derecha impulsaba una lucha de grandes proporciones para derogar la educación socialista y establecer la libertad de enseñanza, mientras en el gobierno triunfaba la política orientada a superar la etapa cardenista e imponer un nuevo modelo educativo. Las condiciones estaban creadas para introducir reformas a la Constitución, tras recorrer largos años de unidad nacional y de crecimiento de las fuerzas de la reacción. Pero para concretar la reforma del Artículo 3º era menester contar con el apoyo de la organización representativa del magisterio: el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Por eso, gracias al proceso de burocratización sindical, a la crisis de los comunistas y lombardistas, al ascenso de elementos conservadores en la dirección del sindicato y a la enorme presión externa, el SNTE vino a resolver que el susodicho artículo constitucional fuera modificado.

Del 23 de noviembre al 3 de diciembre de 1945, tuvo verificativo la Conferencia Pedagógica del SNTE, siendo presidida por Rubén Castillo Penado, Miguel Huerta, Rosaura Lechuga, Jesús Zertina Salazar y Marco Arturo Montero.

Asistieron como delegados Enrique Olivares, de Aguascalientes; Rafael Barjau Díaz, de Tabasco; e Ignacio Márquez, de la Sección XI (manuales, técnicos y administrativos del Distrito Federal).

Entre otros, presentaron ponencias Luis Álvarez Barret, Gaudencio Peraza, Alberto Bremauntz, Dolores Uribe, Rafael Ramírez, Jesús Robles Martínez, Diódoro Antúnez, José Santos Valdés, Mario Aguilera Dorantes, Hipólito Cárdenas, Hernán Escalante y Germán List Arzubide.

La reunión resolvió: «Primero: El SNTE rechaza todo intento de reforma al Artículo Tercero Constitucional en el sentido demandado por la reacción y afirma su oposición a la enseñanza libre, a la escuela neutra y a toda tendencia que niegue el carácter afirmativo y revolucionario de la escuela mexicana.

«Segundo: Debe mantenerse y perfeccionarse el control del Estado en materia de educación». (18)

En la memoria de la asamblea quedó asentado: «El C. Lumbreras es portavoz del Partido Comunista de México (sic). Se refiere a la posición revisionista del Artículo 3º adoptada valerosamente por el partido desde su convención de marzo y considera incompleta la discusión si no se liga con el pasado histórico de México y con su presente político y económico que conjuga los intereses de todas las fuerzas políticas.

«Hace enseguida, con argumentaciones sólidas de carácter teórico, la crítica del Artículo 3º por su confusionismo, explicando cómo la educación pública sólo puede ser socialista dentro de una estructura social también socialista. Reconoce que la educación es un factor muy importante para lograr la evolución superadora de la sociedad; pero niega que sea determinante.

«Advierte sobre la tremenda confusión provocada aun entre elementos sinceros de izquierda; acerca de la interpretación de hechos trascendentales como la reforma de 1934, el reparto de la Laguna, de Yucatán, la nacionalización de los ferrocarriles, etc.

«Así pues, si quitamos pretexto a la reacción para su campaña desorientadora acerca del precepto constitucional, la obligaremos a desnudarse enteramente ante el pueblo, exhibiendo los fines perversos de regresión y de atentado contra la democracia mexicana. Pero deja diáfanamente expresado el deseo vehemente del Partido Comunista, de que la reforma que hoy se pretende deje a salvo el contenido revolucionario, el propósito generoso y el carácter afirmativo que le imprimieron sus estimuladores y sus autores, afirmando, extendiendo y robusteciendo el control absoluto del Estado sobre la educación, para garantizar que éste cumpla con sus tareas sociales que interpretan el ideario de la Revolución mexicana». (19)

Alberto Bremauntz, del Frente Socialista de Abogados y del Instituto Revolucionario de Estudios Sociales, defendió el Artículo 3º tal y como estaba, siendo apoyado en esta posición por Aureliano Esquivel Casas. Estos dos intelectuales representaban el ala izquierda de la Revolución mexicana o jacobinismo socializante.

Después de las intervenciones de Lombardo, la asamblea tomó la siguiente resolución: «Consciente nuestra agrupación de la necesidad de cooperar sinceramente con la política de unidad nacional preconizada por el gobierno de la República y necesaria en nuestro país para alcanzar los altos objetivos históricos por los cuales ha luchado nuestro pueblo, como son el afirmar nuestra independencia política y conquistar nuestra liberación económica industrializando al país y elevando el nivel de vida de las grandes masas populares, planteó en su Conferencia Pedagógica, realizada los primeros días de este mes, la necesidad de la reforma al texto constitucional sin menoscabo del esencial control del Estado en determinados grados y tipos de la enseñanza, y con el fin de perfeccionarlo suprimiendo los conceptos intrascendentes que tenía». (20)

Con el punto resolutivo transcrito quedó desbrozado el camino a la reforma del Artículo 3º Constitucional, es decir, la supresión de la educación socialista. Como compensación por esta resolución, se estableció la gratuidad de toda la educación que impartiera el Estado.

En resumen: por conducto de sus organizaciones sociales y políticas, el movimiento obrero y sindical mexicano ha participado en la discusión y el tratamiento de las cuestiones educativas, con el propósito de influir sobre el contenido de los programas y planes de estudio, la organización de la SEP y la relación entre la enseñanza y los sindicatos. En la actualidad, esta tradición es continuada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, el sindicalismo universitario y otras organizaciones de trabajadores de la enseñanza.

(Ponencia presentada en el Coloquio Educación, Trabajadores y Movimiento Obrero, celebrado en Culiacán, Sinaloa, los días 13 y 14 de marzo de 1989. Editada en Legado Sindical, núm. 4, marzo-junio de 1991)

Notas

(1) Véase Carlos Martínez Assad (comp.), Los lunes rojos. La educación racionalista en México, México, SEP El Caballito, 1986, y Ana Ribera Carbó, La escuela racionalista y su experiencia en la Casa del Obrero Mundial, tesis, México, FFL UNAM, 1989.

(2) Diario de los debates del Congreso Constituyente 1916-1917, México, Ed. de la Com. Nal. para la Celebr. del Sesquic. de la Proclam. de la Ind. Nal. y del Cincuent. de la Rev. Mex., 1960, pp. 639-640.

(3) Ver Primer Congreso Obrero Socialista celebrado en Motul, estado de Yucatán, México, CEHSMO, 1977; Segundo Congreso Obrero de Izamal, México, CEHSMO, 1977, y María Luisa Lima, El gobierno de Felipe Carrillo Puerto y la escuela racionalista, tesis, México, FFL UNAM, 2000.

(4) Historia documental del Partido de la Revolución, t. 2. PNR. 1933, México, PRI ICAP, 1981, p. 119.

(5) Joel García Alvarado, La campaña presidencial de Lázaro Cárdenas, tesis, México, FFL UNAM, 1968, p. 72.

(6) Josefina Vázquez Vera, Nacionalismo y educación. La historia de México en sus textos escolares, tesis, México, FFL UNAM, 1968, p. 287.

(7) A los interesados en el tema, se les recomienda leer El sindicalismo magisterial 1935-1943, México, SNTE, 1994, de Gerardo Peláez Ramos.

 (8) Hacia una educación al servicio del pueblo. Resoluciones y principales estudios presentados en la Conferencia Pedagógica del Partido Comunista, México, Impr. Mundial, 1938, p. 14.

(9) Ibíd., p. 36.

(10) Ibíd., p. 67.

(11) Ibíd., pp. 67-68.

(12) Ibíd., p. 170.

 (13) Ibíd., p. 183.

(14) Ibíd., p. 219. En estos años, el PCM difundió varios materiales sobre política religiosa de la Internacional Comunista, como el de Maurice Thorez, Católicos y comunistas unidos ante el fachismo, México, Ed. Popular, s. f.; el de Earl Browder, Religión y comunismo, México, Ed. Popular, 1939, y el de Blas Roca, Católicos y comunistas, La Habana, Ed. Sociales, 1940.

(15) STERM-CTM, Conferencia Nacional de Educación, México, Tall. Tipog. Modelo, 1940, p. 5.

(16) Ibíd., pp. 12-13.

 (17) Ibíd., p. 33.

(18) Conferencia Pedagógica, México, SNTE, 1945, p. 23.

(19) Ibíd., pp. 28-29.

(20) Ibíd., pp. 39-40.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.