Cada día mueren 25 recién nacidos. El 52,2% de los menores vive en hogares sostenidos por padres con inserción laboral precaria. El 47,2% no tiene cobertura médica. 04.12.2008 Más de seis millones de chicos argentinos viven en la pobreza, de los cuales la mitad pasa hambre. Por día se mueren 25 recién nacidos, 14 por […]
Cada día mueren 25 recién nacidos. El 52,2% de los menores vive en hogares sostenidos por padres con inserción laboral precaria. El 47,2% no tiene cobertura médica.
04.12.2008 Más de seis millones de chicos argentinos viven en la pobreza, de los cuales la mitad pasa hambre. Por día se mueren 25 recién nacidos, 14 por causas que podrían evitarse. Así lo denuncia un documento elaborado por el Instituto de Estudios y Formación de la Central de los Trabajadores de Argentina (CTA).
«Si existe un drama que no debemos dejar de denunciar, es el alto nivel de deterioro que han alcanzado las condiciones de vida de nuestros chicos», afirmó el economista y diputado nacional Claudio Lozano, uno de los autores del trabajo junto a Ana Rameri y Tomás Raffo.
La investigación -basada en datos estadísticos oficiales y en relevamientos realizados por distintas organizaciones sociales y sindicales- sostiene que, al año 2008, 6,3 millones de menores de 18 años son pobres y 3,1 millones directamente pasa hambre.
Los menores resultan ser los más castigados: mientras la tasa de pobreza a nivel nacional es del 26,9%, para la población que tiene menos de 18 años la misma medición es de, prácticamente, el doble (40,6 por ciento). Algo similar ocurre con la indigencia, mientras a nivel país la tasa de indigencia era del 8,7%, la correspondiente a la población menor era muy superior, del 14,1 por ciento.
«El daño que se les está causando no sólo significa dolor y tristeza, sino que implica hipotecar el futuro de nuestra sociedad; la permanencia de esta realidad resulta incompatible con un desarrollo económico sostenible», sostuvo el legislador.
Otra de las situaciones que denuncia el informe es la falta de atención médica que sufren los menores. El 47,2% no posee cobertura sanitaria, esto implica que 6,3 millones de chicos no cuentan con una obra social o un plan médico. «El actual esquema de seguridad social desconoce el derecho de percibir una asignación familiar a nueve millones de chicos, que equivalen al 70% del total de nuestros pibes», remarcó Lozano.
El informe detalla que «los montos de ingresos por hijo que brinda la ayuda social del Estado equivalen a un tercio de la actual asignación familiar por hijo del sistema de seguridad social y sólo el 44% de los menores en situación de pobreza pueden acceder a ella».
En la mayoría de los hogares que cuentan con la presencia de menores de 18 años se verifican situaciones de insuficiencia de espacio habitacional. «Cerca de 1,2 millones de menores (el 19,4% de los chicos pobres) viven en viviendas ubicadas en zonas inundables y otro millón de chicos (el 16% de los menores pobres) no tiene agua corriente», especifica el relevamiento.
Según los datos del informe, el 52,2% -alrededor de siete millones de chicos- vive en hogares donde los padres tienen inserción laboral precaria. «Hasta los 18 años de edad todas las personas deben estar a cargo de un mayor o, por lo menos, deberían estarlo. Una de las cuestiones que esto implica es que hasta esta edad las condiciones de vida tanto materiales, sociales, educativas y culturales están directamente condicionadas por las posibilidades de desarrollarlas que les garanticen sus padres o tutores. Si somos conscientes de que en las sociedades modernas el acceso a estos bienes necesarios para el normal desempeño de la vida se obtienen mayoritariamente a través del ingreso percibido por el trabajo, es interesante analizar el vínculo entre el ya mencionado deterioro de las condiciones de vida de la mayor parte de los menores y la inserción laboral de las personas de las cuales ellos dependen para vivir», afirmó el economista.
También se destaca que 1,9 millones de menores no asisten o nunca asistieron a un establecimiento educativo. «Esta generación ya cuenta como base con un núcleo duro de fuerza laboral futura que muy probablemente se desenvuelva en puestos de trabajo con inserción precaria. Sin embargo, lo más alarmante de esta ya triste situación es el efecto multiplicador que esto provoca en la desprotección y el desamparo de sus futuros hijos, que son los futuros niños de nuestra sociedad.»
Inequidades provinciales
Las provincias que evidencian los niveles más alarmantes en el cuadro social de los menores coincide con aquellas que a nivel general presentan las tasas más elevadas de pobreza e indigencia. Esto significa que los chicos son las principales víctimas del hambre y la pobreza, marcando el rasgo central de esta problemática social: «La infantilización de la pobreza». La extendida pauperización de las condiciones de vida de los menores se verifica en niveles de indigencia para algunas provincias que superan el 20% de la población menor. Las provincias con mayor deterioro infantil del promedio nacional son: Chaco, Corrientes, Formosa, Santiago del Estero, Misiones, Jujuy, Salta, Tucumán, San Juan, Catamarca, Entre Ríos, La Rioja y Buenos Aires.
Las restantes once provincias también muestran cuadros sociales muy deteriorados. En las grandes ciudades como Córdoba, Mendoza y Santa Fe, los niveles de indigencia están cerca del 10 por ciento.