La presidencia de Néstor Kirchner cumplió un año de gestión. El gobierno argentino lo festejó a lo grande con un acto multitudinario en la Plaza de Mayo con las actuaciones de artistas como el cubano Silvio Rodríguez y el español Luis Eduardo Aute.Un año ha pasado desde que los argentinos empezaron a soñar con una […]
La presidencia de Néstor Kirchner cumplió un año de gestión. El gobierno argentino lo festejó a lo grande con un acto multitudinario en la Plaza de Mayo con las actuaciones de artistas como el cubano Silvio Rodríguez y el español Luis Eduardo Aute.
Un año ha pasado desde que los argentinos empezaron a soñar con una nueva Argentina. Kirchner asumió luego de la renuncia del ex presidente Carlos Menem a la segunda vuelta electoral. La presencia de Fidel Castro, Lula y Hugo Chávez en la asunción, el acto callejero protagonizado por el presidente cubano, el descabezamiento de la cúpula militar, la anulación de las leyes de impunidad que permitían estar libres a genocidas de la última dictadura, los cambios en la Suprema Corte de Justicia, la recuperación de la Esma (mayor centro clandestino de detención de la dictadura), y demás gestos fueron motivos de la esperanza del pueblo.
Si bien todas esas medidas son indiscutibles, el gobierno argentino sigue siendo criticable desde lo político, lo económico y lo social. El discurso del gobierno se ha caracterizado por una fuerte ambigüedad. Por un lado propone el capitalismo nacional con justicia social y, por otro, una economía fuertemente atado al capital financiero e internacional.
Cifras de la economía argentina
El Producto Bruto Interno (PBI) argentino creció en el 2003 un 8,7 por ciento, frente a la caída del 10,9 por ciento del 2002. El crecimiento se logró gracias al crecimiento de la exportación de granos de soja, exportación que genera el cuatro por ciento de las divisas. La balanza comercial generó un saldo positivo 15.500 millones de dólares en el 2003. De esa cifra quedaron en el Banco Central sólo 3.644 dólares, gracias a la flexibilización de los controles cambiarios. La fuga de divisas en el 2003 se produjo por los dólares no ingresados por el sector petrolero y minero (3.600 millones), pagos por intereses y dividendos (3.950 millones), cancelaciones de préstamos del sector privado y público (2.200 millones) y la fuga permitida al exterior (cerca de 3.600 millones). Además hay que sumar los pagos netos a los organismos financieros internacionales, que entre 2002 y 2003 fueron de 7.000 millones de dólares.
Los ingresos fiscales vienen aumentando significativamente: en el primer trimestre de 2004 resultaron un 33,5 por ciento superior a idéntico período del año anterior. En ese aumento tuvo fuerte peso el ingreso por impuestos al consumo (por ejemplo el IVA que es del 29 por ciento del total) y del sistema de seguridad social apenas un trece por ciento del total.
Esto ha generado un superávit fiscal primario en el primer trimestre de 2004 tres veces superior al comprometido con el FMI. En dicha etapa quedaron sin utilizar 2.276 millones luego de pagar 1.614 millones de pesos por intereses de la deuda externa. Entonces uno se pregunta en qué se utilizará tan importante ahorro. Ante la gran crisis, especialmente en el sector social, podría destinarse al alivio de ésta.
El trabajo en época K
A pesar de todo, el gasto público nacional mostrará en el 2004 el menor nivel de los últimos 25 años si lo medimos con respecto al PBI, ya que llegará apenas al 15,7 por ciento de éste. Los trabajadores estatales, que sufren una caída de sus ingresos reales superior al cuarenta por ciento, recibieron el anuncio de Kirchner de un aumento salarial. Dicha medida significa un aumento del gasto entre junio y diciembre del corriente año de cerca de 550 millones de pesos, muy inferior al ahorro mencionado.
La respuesta lógica desde el ideario del gobierno sería que está formando un colchón para incrementar los pagos de la deuda externa.
Los incrementos salariales son de 150 pesos no remunerativos para los estatales y de veinte pesos para los jubilados que cobran la jubilación mínima, una verdadera burla para los abuelos ya que millones cobran 260 pesos y no percibirán aumentos algunos. Mientras eso pasa el ministro del Interior, Aníbal Fernández, reclamó un aumento para los sueldos de los funcionarios del gobierno. El ingreso máximo de los funcionarios pasó de tres mil pesos a siete mil pesos. La excusa que esgrimió Fernández frente a todos los medios de comunicación fue que quienes se desempeñan en altos cargos públicos son personas altamente capacitadas que cobrarían mucho más en la actividad privada. Si esa es la excusa perfecta, habría que darles aumento a los calificados docentes e investigadores universitarios que apenas cobran, en el mejor de los casos, 1000 pesos.
La desocupación en la Argentina sigue siendo una consecuencia grave del sostenimiento del modelo neoliberal. A pesar del incremento de la actividad que produjo aumento en el empleo, se asocia el crecimiento a un fuerte precarización laboral. Más del ochenta por ciento de los nuevos empleos es en negro. No hay una tendencia definida sobre el aumento producido por la demanda laboral. En el primer trimestre del 2004 los despidos aumentaron en comparación con igual período al año anterior.
Además la brecha entre la cifra de desocupación y la realidad sigue siendo cada vez más abismal. El desempleo se ubicó a fines del 2003 en el 14,5 por ciento, aunque si consideramos como desocupados a los receptores de subsidios oficiales como los planes Jefes y jefas la desocupación real alcanza al 19,7 por ciento. A ello se debe sumarse un 16,6 por ciento de subocupación. Sumando todo, el 36 por ciento de la población económicamente activa tiene problemas laborales.
En un país con un 47,8 por ciento sumido en la pobreza y el 20,5 por ciento en la indigencia es imprescindible una política dedicada a resolver los problemas graves de la población toda.
¿Público versus privados?
Uno de los discursos del gobierno kirchnerista es la defensa del capitalismo nacional. Quiere levantar la bandera de una burguesía argentina que desapareció con las políticas neoliberales de los años noventa. Pero no como víctima, sino como cómplice al asociarse y vender a capitales extranjeros.
En reiterados discursos públicos Kirchner se ha golpeado el pecho diciendo que enfrentaba a las empresas privatizadas. También hizo gestos tales como la creación de Enarsa (Energía Argentina Sociedad Anónima), una empresa de energía de capitales mixtos; la estatización del correo; la creación de una compañía aérea estatal.
Pero siempre la realidad corta las patas de la mentira. Con el advenimiento del frío invernal se puso en evidencia la crisis energética. Kirchner diseño una campaña mediática para el ahorro de gas y luz. Con la pregonada política de «premios y castigos» la mayoría de los usuarios serán penalizado con aumentos tarifarios de entre un ocho y un diez por ciento. Las empresas energéticas aplican aumentos con la excusa de pérdidas de ganancias a raíz de la devaluación de la moneda argentina. Sin embargo Repsol- YPF cerró su balance del primer trimestre del año con ganancias de 1.108 millones de pesos. También reconoce que las exportaciones aumentaron el nueve por ciento respecto de igual etapa de 2003.
Kirchner en su discurso pro capitalismo nacional amenaza con aplicar multas, sanciones, anulación del contrato. En este contexto, las declaraciones oficiales acerca del «acuerdo provisorio» entre el gobierno y la empresa Aguas Argentinas demuestran una contradicción. Kirchner lo defendió como un ejemplo a seguir.
Aguas Argentinas -cuyo principal accionista es la empresa francesa Suez Lyonnaise des Eaux- logró, entre otras cosas, la suspención del pago de multas por más de diez millones impuestas por el ente regulador en 2003, al descubrirse que la empresa había embolsado dos aumentos de 3,9 por ciento concedidos en 2001 y 2002 para ser invertido en obras públicas que nunca realizaron. A raíz de ello, se la penalizó por «incumplimiento en el servicio», «falta de información», «reclamos de los usuarios» y «deficiencias en obras». Sin embargo, el estado seguirá haciéndose responsable de un crédito que la empresa contrajo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el gobierno admitirá que avance un juicio en su contra iniciado por Aguas Argentinas ante un tribunal internacional por los presuntos perjuicios provocados por la devaluación.
A cambio, la compañía se ha comprometido a congelar las tarifas hasta la renegociación del contrato -que le aseguraría 19 años más de concesión- y a invertir 242 millones de pesos en la reactivación de obras atrasadas. Pero los fondos provendrán de lo recaudación por las tarifas. Como siempre, los usuarios pagan los platos rotos. Y como broche de esta historia, cuando Aguas Argentinas compró Obras Sanitarias de la Nación había pactado un congelamiento tarifario por diez años, pese a lo cual y tras varias negociaciones, logró un aumento que recompuso el 88 por ciento durante esa etapa.
El parlamento K
En el año de gobierno, el presidente Kirchner ha logrado tener mayoría en ambas cámaras del Parlamento. Con el discurso «transversal» y la suma de diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) y los partidos provinciales logró una hegemonía en el Congreso, como también en las provincias.
En el plano económico se aprobaron leyes determinadas por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
La Ley de Presupuesto establece un superávit primario del tres por ciento del PBI para el año corriente, acordándose en fijar el porcentaje para los años 2005 y 2006 en la segunda mitad del 2004.
Se aprobó una ley de compensación a los bancos por 17 millones de dólares por las pérdidas sufridas con la devaluación del peso argentino.
También dentro del acuerdo con el FMI se establece que no habrá ningún tipo de aumento real a los trabajadores públicos, jubilados y beneficiarios de subsidios de desempleo como condición fundamental y calificada como «ancla esencial del presupuesto». En cambio el aumento de la canasta familiar supera el 75 por ciento desde la devaluación.
El Parlamento aprobó la entrega de superpoderes absolutos al Poder Ejecutivo para modificar el presupuesto sin intervención del Poder Legislativo.
Además reformó la Ley de Patentes (Ley 25859) para satisfacer a los monopolios químicos, agroquímicos y farmacéuticos. Los gobiernos de Menem, De la Rúa y Duhalde no se animaron a aprobar esta ley.
El Parlamento kirchnerista derogó, a pedido del FMI, la ley de subversión económica (ley 25602). Al mismo tiempo de aumentar las penas represivas de tantos delitos, el robo de guante blanco queda sin ninguna pena.
Pero no todas las leyes que se aprobaron son de autoría del FMI. También se aprobaron otras leyes propuesta por el gobierno y algunos diputados.
En el marco de la «guerra contra el terrorismo», doctrina impuesta por los Estados Unidos que identifica como terrorista a Cuba, Venezuela, las Farc colombianas, aprobaron la Ley marco 25880 que legaliza los ejercicios conjuntos con las tropas estadounidenses. Bajo esta ley se aprueba en el Congreso la práctica de ejercicios militares argentino-brasileños, como también el envío de tropas a Haití junto a sus pares brasileños y chilenos.
También en el ámbito laboral el Parlamento trabajó. Dictaron una ley derogando la llamada Ley Banelco, reemplazando por otra de fuertes contenidos reaccionarios y manteniendo las condiciones para la crisis laboral que sufren los argentinos. En el plano de la seguridad aprobaron leyes contra los pobres aumentando condenas, penando delitos menores y otras medidas.
El Parlamento K no quiere aprobar e intenta boicotear los proyectos de leyes propuesto por diputados de izquierda y centroizquierda. La diputada Patricia Walsh (Izquierda Unida) presentó, junto a un grupo de diputados, un proyecto de derogación de los decretos de indulto a los genocidas de la última dictadura militar. Se han realizado dos sesiones especiales con la presencia de solamente cuarenta diputados y la ausencia de diputados oficialistas.
Los diputados Eduardo Macaluse (Alternativa para una República para Iguales-ARI), Jorge Rivas (Partido Socialista) y la misma Walsh presentaron un proyecto de investigación de la deuda externa y suspensión de los pagos. Mientras Kirchner declama una supuesta política contra el FMI, se niega que sus diputados aprueben dicho proyecto.
En la Argentina hay más de tres mil procesados por la Justicia por el «delito» de protestar cortando rutas, pidiendo alimentos, tomando edificios públicos. Ante esta situación la diputada de Izquierda Unida presentó un proyecto de amnistía para todos los procesados por luchas sociales. Dicho proyecto fue elaborado en consulta con diferentes organizaciones de derechos humanos, políticas, sociales, etcétera.
Conclusiones
Néstor Carlos Kirchner cumplió un año de mandato. Durante los doce meses trabajó su imagen con un discurso progresista que cautivó no solo a un sector importante de la Argentina, también en el extranjero, sobretodo en Latinoamérica.
En la política, lamentablemente, se estableció que el discurso y la práctica no siempre son lo mismos. La revuelta popular de diciembre de 2001, que derrocó un presidente y provocó una sucesión de presidentes hasta el gobierno de Duhalde, demostró varias cosas.
El campo popular no logró construir una alternativa política ante una posibilidad histórica de construir una patria digna. Sectarismos, autovanguardismos, falso análisis de la realidad dominaron a la mayoría de los sectores de izquierda. El poder que instaló el neoliberalismo logró, ante la debilidad del campo popular, restablecerse.
Además el Fondo Monetario Internacional consiguió un desprestigio después del fracaso rotundo de las recetas neoliberales aplicados en los países dependientes.
Kirchner asume con el discurso de terminar con el neoliberalismo salvaje atacando a Carlos Menem como el demonio. Pero Kirchner es parte del mismo poder que gobernó desde la dictadura de 1976. La impunidad sigue, el hambre ataca, la desocupación destruye. El modelo neoliberal está lejos de terminarse con las medidas kirchneristas.
Si se realiza un análisis pormenorizado de los discursos del presidente argentino encontramos expresadas las decisiones económicas que ha tomado, incluida las concesiones al FMI. El discurso kirchnerista tiene un fuerte doble sentido bregando por una visión progresista de la economía haciendo referencias a la equidad distributiva, aumento del gasto social, intransigencia ante el FMI, pero también va acompañado de la enunciación de medidas que lo contradicen y sobre las cuales maneja el Ministerio de Economía. En la apertura de sesiones parlamentarias del 2004, el presidente Kirchner dijo una frase clara sobre el tema: «sustentabilidad interna, crecimiento con equidad, cumplimiento con los organismos multilaterales en las condiciones acordadas y propuesta visible a los acreedores son tres aspectos de una misma solución racional a un problema serio, persistente». En fin, medidas que se eliminan mutuamente ya que no puede haber crecimiento con equidad asociado al pago de la deuda externa. Una gran contradicción que paga el pueblo argentino.