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Sobre el cese del director del periódico español Público

¿Un decisión irracional?

Fuentes: Rebelión

Ignacio Escolar no ha dimitido. Ignacio Escolar, hasta ayer mismo, 13 de enero de 2009, director de Público, ha sido «sustituido», es decir, ha sido expulsado de la dirección del diario que ayudó a fundar. La propiedad del diario ha nombrado a Félix Monteira, ex grupo PRISA, como nuevo director de la publicación. ¿Por qué? […]


Ignacio Escolar no ha dimitido. Ignacio Escolar, hasta ayer mismo, 13 de enero de 2009, director de Público, ha sido «sustituido», es decir, ha sido expulsado de la dirección del diario que ayudó a fundar. La propiedad del diario ha nombrado a Félix Monteira, ex grupo PRISA, como nuevo director de la publicación. ¿Por qué?

No parece que la marcha del diario, sus ventas, su influencia político-cultural, su presencia en la red y en los medios radiofónicos y televisivos, estén entre las motivaciones reales de la medida. El diario se distribuía cada vez mejor, se leía más, algunas de sus noticias y artículos corrían en diversas páginas de la red, las ventas alcanzaban según parece los 75.000 ejemplares diarios. Incluso, por qué no decirlo, Público había pensado publicar la edición resumida de El Capital de Gabriel Deville a partir del próximo 16. Eso sí -¡ay!- con prólogo del marxólogo y estudioso de la obra del clásico de Tréveris… Pasqual Maragall.

No era el diario que muchos soñábamos, no era la prensa de izquierda transformadora no entregada a la que aspiramos, pero no hay duda que había permitido que muchos lectores de El País nos desengancháramos y seguramente Público había conseguido nuevos lectores entre la población más joven, menos rodada en estos asuntos. Las páginas de ciencia, no todos los días eso sí, estaban mejor que bien; la columna de Javier Ortiz, Isaac Rosa, Espido Freire o Rafael Reig eran de obligada lectura; las aportaciones de Carlos Fernández Liria, Gerardo Pisarrello, Santiago Alba Rico, Belén Gopegui, Constantino Bértolo, Esther Vivas o Pascual Serrano eran esperadas como agua en mayo. De otras secciones, la verdad, el silencio es la mejor respuesta, sin olvidar las numerosas páginas de publicidad política entregadas al PSOE y al PP, pan de un día y de otro también

Por lo demás, ¿qué sentido tiene este cambio de dirección? ¿Por qué ahora? ¿Por qué situar en la dirección de Público un ex periodista destacado del grupo PRISA, director de Cinco Días, subdirector de El País en dos ocasiones, que no ha tenido hasta la fecha momentos conocidos de «ruptura revolucionaria» con la línea del grupo del señor Cebrián-Polanco? Las cosas no parecen pintar bien. Es posible que para algunos señores bien situados, y no sólo entre los accionistas de la publicación, la línea editorial de Público fuera demasiado izquierdista, no es imposible que haya habido quejas desde instancias gubernamentales o del Partido en el gobierno a pesar del tratamiento netamente favorable a sus intereses en muchas páginas del diario.

Hay otra posibilidad complementaria, que no aspira a ser explicación única. El mismo día en que fue cesado, Ignacio Escolar intervino en un programa radiofónico de Radio Nacional de España, a las 8h30. Entrevistaron ese día varios contertulios del programa al portavoz para el ámbito latinoamericano del Ejército israelí. Ni más ni menos. Durante una media hora. Si tienen ocasión, escúchenle, no se lo pierdan. Su voz, su tono, sus «argumentos» valen más que mil explicaciones. El grado de chulería, prepotencia, sabiduría ignorante, ignominia, inhumanidad, impiedad, no tienen casi parangón. Matamos, asesinamos, ¿qué pasa? ¿No tiene derecho un Estado a defenderse de los ataques a su población civil? Pues eso hacemos. ¿Algo que decir? Y así siguiendo.

Pues bien, el único periodista, el único, que fue capaz de poner en alguna dificultad al portavoz de extrema derecha del Ejército israelí fue Ignacio Escolar, hasta el punto que el portavoz en cuestión le llegó a acusar de defender a los terroristas de Hamas. Escolar, por cierto, le replicó que él no defendía a ningún terrorista y que en cambio él, el portavoz, sí que defendía instituciones terroristas. La prepotencia, la falta de duda, la seguridad en todo lo que decía era tal, que el portavoz sionista no quiso o no puedo entender el comentario de Escolar. ¿De qué terrorismo habla, le espetó? No podía comprender que un periodista acusara a su Ejército y al Estado de Israel de comportarse como instituciones terroristas.

A lo que iba. Es una conjetura, muy inverosímil si ustedes quieren, pero, ¿tendrá algo que ver la intervención de Escolar en ese programa radiofónico criticando la actuación criminal del Estado de Israel con su expulsión ese mismo día de la dirección de Público?

Dirán que soy un paranoico y que me deslizo hacia las teorías conspirativas de la historia. Será eso. Pido excusas. No quiero pensarlo pero no logro estar convencido de que la hipótesis sea un imposible político. La sombra del poder es alargada y sus tentáculos siguen caminos no siempre conocidos. O conocidos mucho más tarde, cuando ya no hace apenas daño.

Por lo demás, ¿habrá que seguir comprando Público o dejamos de comprar prensa escrita por ahora y nos conformamos con Rebelión y páginas amigas?