La imputación a la presidenta por graves delitos que no cometió supone un avance de la estrategia de desestabilización. Ahora se viene la marcha del 18F. El oficialismo se defiende pero no gana la calle.
Unos minutos antes del cierre de Tribunales, el viernes 13, el fiscal Gerardo Pollicita entregó en el juzgado de Daniel Rafecas su escrito, pidiendo la imputación a la presidenta por graves delitos. Los mismos también les son reprochados al canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, Luis D’Elía, Jorge Khalil, Fernando Esteche y dos supuestos espías que según la Secretaría de Inteligencia no eran tales.
Contra Cristina Fernández de Kirchner se formularon los cargos de encubrimiento agravado, impedimento de actos funcionales y violación de los deberes de los funcionarios públicos.
No se trata de un planteo original de Pollicita sino que viene de Nisman. Toda la investigación de éste, según muchísimas fuentes y pruebas, estaba orientada por «Jaime» Stiusso y los servicios de inteligencia de EE UU e Israel. Según la interesada información de servicios locales y extranjeros, el gobierno había concebido un plan criminal para encubrir a los iraníes, supuestamente culpables del atentado criminal contra la AMIA.
La presunta prueba de ese encubrimiento fue el Memorándum de Entendimiento con Irán, que CFK impulsó en 2013 con la supuesta idea de vender granos y comprar petróleo. Y a cambio de tal negocio, concibió ese encubrimiento como favor a Irán, para lo cual el Palacio San Martín habría impulsado el desistimiento de las «circulares rojas» de Interpol que pesaban sobre cinco iraníes sospechosos. La Comisión de la Verdad, prevista por el Memorándum, sería parte fundamental del operativo.
La sola enunciación de la denuncia es una fotografía de la desnudez de pruebas, en la versión de Nisman-Stiuso y actualizada por Pollicita.
Es que no hubo tal auge del comercio argentino-iraní, al menos en cuanto a comprar petróleo, que según el fiscal buscaba paliar el déficit energético local. No hubo esas compras porque el azufre en el crudo iraní impide su refinación aquí.
Tampoco hubo desistimiento de las «circulares rojas», que no dependían de cancillería sino del juez Rodolfo Canicoba Corral. En este punto la flojedad de papeles se convirtió en mentira, según opinión de Robert Noble, ex titular de Interpol. Las circulares siguen vigentes…
La Comisión de la Verdad nunca llegó a formarse, por reticencias de Irán pero también por la obstrucción realizada por Nisman y el sionismo en Buenos Aires, que lograron un fallo de la Cámara Federal declarando inconstitucional el Memorándum. Si la Comisión no se creó, mal pudo haber operado en el plan criminal de encubrimiento. Elemental Watson…
Lo había dicho Carlos L. Arslanián frente a la denuncia de Nisman y lo reiteró frente al refrito de Pollicita: no hubo delitos y ni siquiera tentativa.
Sentido destituyente
La refutación a Pollicita había llegado unas horas antes a Tribunales con el escrito de la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona, y dos de sus funcionarios. Replicaba punto por punto las inexactas acusaciones de Nisman, y no necesita demasiados retoques para hacer lo propio con las de Pollicita, que las repite.
Es gravísimo que esa parte de la corporación judicial haya pedido la instrucción de esa causa contra la presidenta, en base a un material de cuarta provisto por servicios de inteligencia extranjeros y nacionales.
En comparación, podría decirse que el procesamiento que hizo el juez Ariel Lijo contra Amado Boudou por el caso Ciccone, tiene un andamiaje jurídico más sólido. Allí se reunió material sobre The Old Fund que se quedó con la imprenta, se demostraron negocios de los íntimos amigos y/o socios del vicepresidente, Núñez Carmona y Vanderbroele, en la negociación de la deuda de Formosa y varios elementos. Podrá gustar o no la decisión de Lijo, pero al menos investigó y logró un piso acusatorio.
En cambio en los cargos contra CFK no hay pizca de verdad. La mayoría de los entendidos en derecho, salvo los que tienen envenenada la mente, coinciden en que esta causa irá a archivo por falta de pruebas.
El problema es que, mientras tanto, será usada políticamente a nivel nacional e internacional (los «fondos buitres» no dejarán pasar la oportunidad para picotear a la presidenta que no se allanó a sus demandas).
La imputación de Pollicita converge con la manifestación pública del próximo miércoles. Politizada al máximo por los fiscales y referentes de la oposición, la maquillan como «apolítica» para disimular los objetivos destituyentes que le afloran por todos los poros.
El grupo de fiscales convocantes dijo que era una marcha del silencio de homenaje a Nisman y por justicia. Los que disienten con la iniciativa les reprocharon que debían hacer el homenaje en Tribunales, como algo interno de la justicia. Y sobre la consigna de justicia para el fiscal, que estaba en los afiches, les cuestionaron que era como una manifestación de chefs quejándose de la mala comida (Ricardo Forster dixit).
Allí salió a contraatacar Joaquín Morales Solá en «Gaceta Ganadera» (miércoles 11). Escribió: «funcionarios oficiales repitieron en los últimos días que los fiscales marcharían en reclamo de justicia. No había manera más astuta de dejarlos en ridículo. Resulta, no obstante, que los fiscales nunca convocaron a una marcha en reclamo de justicia». Sin embargo, los ejes de convocatoria eran: Homenaje a Nisman y Justicia por Nisman.
Esa marcha tuvo una ayuda importante con la participación de la ex mujer del fiscal, Sandra Arroyo Salgado, en la reunión de la oposición en el Senado, justo cuando esta cámara debatía y aprobaba la nueva ley de inteligencia. La jueza llegó y se fue arropada por la oposición, hizo reproches para todas partes -muy correcto su reclamo a los medios, para que cubran con más ética el caso- y deslizó que estará en la marcha del miércoles. Ella no podía ignorar que así estaba jugando para el equipo de Gerardo Morales, Gabriela Michetti, Rubén Giustiniani, Norma Morandini, Darío Giustozzi, Julio Cobos, Mario Negri y otros líderes opositores presentes. Los cuatro primeros, senadores, deberían haber estado en sus bancas y aportando al proyecto de Agencia Federal de Inteligencia.
La presencia de Arroyo Salgado sirvió para que esa oposición reuniera más firmas para el documento de Morandini comprometiéndose a derogar esa nueva ley de inteligencia y el Memorándum. La jueza dijo no ser opositora ni oficialista, pero en los hechos engrosó la jugada destituyente.
¿Quién alienta «golpes blandos»?
El 2015 es electoral hasta los tuétanos. Y el escrito del 14 de enero presentado por Nisman, su suicidio cuatro días más tarde, la marcha planificada al cumplirse un mes de su muerte y ahora la imputación penal de la presidenta, supone un cuadro político con búsqueda de incidencia electoral. Y eso que CFK no será candidata, pero la idea es lesionarla políticamente, empujarla a declarar como sospechosa de graves delitos y generar una crisis institucional. Como Boudou tiene problemas jurídicos tanto o más graves, se podría crear un vacío gubernamental. Quienes apuestan a la destitución piensan lograr al menos que el gobierno se vaya antes o que se adelanten las elecciones. O que, en todo caso, si las actuales autoridades lograran llegar agónicamente al final del mandato, lo hicieran en tal debilidad que sus políticas no sean desagradables para el establishment económico dominante.
Esos cambios muy profundos de autoridades, de composición política y de orientación gubernamental son parte de estrategias del imperio y se conocen como «golpe blando». En éstos es fundamental el rol de los monopolios mediáticos, especímenes que abundan en el mercado, especialmente agresivos desde la aprobación de la ley de medios.
Muchas de las dificultades que afronta Cristina tienen que ver con su cambio de políticas hacia Irán, para discutir y negociar como con cualquier otro país del mundo. Y en particular, sus alianzas de estos años en la CELAC con Venezuela y con China y Rusia, miembros del BRICS. Su viaje a Beijing y los 22 convenios que trajo bajo el brazo, indignaron a la embajada norteamericana, la derecha local y la Unión Industrial, en particular el monopolio Techint, que cuestionaron esos acuerdos.
Una pluma en sintonía con esos intereses, Morales Solá, volvió sobre el tema el jueves, afirmando: «los amigos actuales de Cristina Kirchner son China, Rusia e Irán. No son amigos para presentar en ninguna sociedad democrática del mundo (se trata de países gobernados por regímenes autoritarios que violan derechos humanos esenciales), pero son los únicos que soportan amablemente las extravagancias del cristinismo argentino».
Están a la vista las inexactas acusaciones contra la presidenta. Se ven con nombres y apellidos a muchos participantes del «golpe blando». Lo que aún no se divisa es la respuesta y plan de convocatoria a la población por parte de la presidenta. Semejante maniobra destituyente no se conjura con el programa 678, unas notas en facebook, una arenga en el patio de las Palmeras y el mensaje a la Asamblea Legislativa del 1 de marzo. Sin la movilización social en la calle será como defenderse sólo con el Código pero con las manos atadas.
Fuente: http://www.laarena.com.ar/opinion-un_golpe_blando_que_se_vuelve_cada_semana_mas_duro-132672-111.html