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Un mundial de la mano del diez

Fuentes: Rebelión

A Ximena una niña maradoniana.   Son épocas mundialistas, el balón rueda y la cotidianidad de la vida se rompe. Es un tiempo especial, excepcional. Unos se van al mundial, otros, muchos más, desde nuestros países vemos y sentimos el mundial. Más allá del negocio y todo lo que hay detrás de este deporte, el […]

A Ximena una niña maradoniana.

 

Son épocas mundialistas, el balón rueda y la cotidianidad de la vida se rompe. Es un tiempo especial, excepcional. Unos se van al mundial, otros, muchos más, desde nuestros países vemos y sentimos el mundial. Más allá del negocio y todo lo que hay detrás de este deporte, el mundial es una apropiación de millones que amamos el fútbol.

Se ven los juegos, se comentan en la calle y con los amigos, pero es parte importante el análisis del fútbol. Existen infinidad de programas de análisis y entretenimiento sobre el actual mundial. De todos ellos hay un programa que contrasta con la mediocridad general, me refiero a «De la mano del diez» de Telesur conducido por Víctor Hugo Morales y Diego Armando Maradona.

Con un formato ameno, austero, pero de gran calidad, se analizan con erudición los partidos, al tiempo que se hace un recorrido por la historia de este hermoso deporte, sus ídolos, los goles y la complejidad social detrás de esta pasión. Desde la óptica latinoamericana y decolonial que caracteriza a Telesur.

No falta el análisis sociológico, político y cultural del fútbol, presentado en cápsulas o en la plática entre los dos conductores. Es que el fútbol es un fenómeno social complejo, en el que se entremezclan las historias individuales con las nacionales, crea identidad, da alegría a pueblos enteros, es un negocio y una pasión, es, también, un campo en disputa por su sentido.

El centro del programa es Maradona, Víctor Hugo Morales con maestría guía la conversación, pregunta, recuerda, rememora y Diego se desata, muestra su talento, su conocimiento y sus dotes de genial conversador. «De la mano del diez» uno ríe, aprende, se enoja y reflexiona.

Maradona, nuestro Maradona, es un ídolo que tiene tanto que decir del fútbol como de la realidad social. Es una consciencia plebeya altanera que grita, se compromete y actúa a favor de lo que cree y siente. Zurdo de pierna, lo es también de ideas, antiimperialista y luchador por las causas que valen la pena. De ahí que mientras es amado abajo y a la izquierda, sea odiado por los de arriba y las buenas «consciencias» del orden imperante.

Maradona rompe el orden, ese que dice que un futbolista no debiera hablar de otra cosa que no sea de la pelota, uno en donde los jugadores no cuestionan los negocios de los dueños con ideas locas como un sindicato, un orden donde los futbolistas a cambio de millones se doblegan al interés del poderoso acabando de comentaristas de las grandes corporaciones mediáticas. Ni modo, Maradona es de otro planeta, no entiende las razones del poder.

Diego Armando Maradona el futbolista, el genio del balón, el ídolo que no se vende, enfrentado siempre, eligiendo su lugar con las causas de los pueblos, contra el imperialismo, con los movimientos sociales y la izquierda latinoamericana. El Diego que lleva el futbol en los pies, el amor a la camiseta en la sangre y el compromiso social en la consciencia.

Seguir el mundial de la mano del diez es acercarse a una leyenda viva. Es un programa cercano al pueblo y a la experiencia latinoamericana, hecho con profesionalismo y amor al balón. Una muestra más de la importancia de Telesur en la batalla de las ideas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.