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Cuadro de situación política

Un país, tres clases, un régimen y 30 partidos en busca de una estrategia

Fuentes: Izquierda.info

El país se salvó de lo peor de la crisis mundial por su dependencia de Brasil y China. Estos países emergentes que se beneficiaron relativamente de la crisis económica mundial gracias a su desarrollo económico-industrial que se combina con grandes masas empobrecidas que trabajan cobrando una fracción de los trabajadores de países más desarrollados, le […]

El país se salvó de lo peor de la crisis mundial por su dependencia de Brasil y China. Estos países emergentes que se beneficiaron relativamente de la crisis económica mundial gracias a su desarrollo económico-industrial que se combina con grandes masas empobrecidas que trabajan cobrando una fracción de los trabajadores de países más desarrollados, le echaron una cuerda, un salvavidas estrecho e incómodo de la dependencia a países como Argentina.

Históricamente esto significa que caímos en la crisis mundial solo parcialmente, estamos bien coyunturalmente, pero estamos cada día más débiles estratégicamente.

Con industrias nacionales que pasaron a manos mayormente brasileñas (que ya domina el Mercado argentino en muchas de las ramas fundamentales de la economía) y un aumento de las importaciones Chinas en desmedro del «Made in Argentina», que ha inundado nuestro Mercado con mercancías de mala calidad pero caras a los precios internacionales y baratas en relación a la competencia con la industria nacional y beneficiado aun más al Brasil en sus operaciones inmobiliarias en nuestro territorio.

El capital financiero extranjero, chino, norteamericano, brasileño y Europeo siguen especulando, recibiendo prestamos de nuestras reservas a intereses privilegiados y negando en el plano doméstico las más elementales líneas de crédito, ahogando con el poco que ofrecen a precios usurarios, a la productividad nacional y la clase media.

He ahí la verdadera causa de la reciente crisis del gobierno nacional con el ahora ex presidente del BCRA, Martín Redrado, contador del capital extranjero. El gobierno Kirchnerista quiso una parte de las reservas para salvar al capitalismo aliado, nacional y extranjero, ofreciéndole a estos créditos baratos en nombre de un neo-desarrollismo adobado de corrupción y favores políticos.

Mientras tanto se derrumba la infraestructura…

Las escuelas y universidades, las rutas, las calles, los transportes de pasajeros, la provisión de agua y electricidad, y hasta las cárceles, a pesar de las obras del estado, están hoy peor que hace seis anos. Mientras se amasa y se discute sobre el destino del fondo de reserva, el país se agrieta y derrumba cada día más.

El gobierno discute con la Iglesia si son 900.000 los niños y jóvenes fuera de las escuelas o si solo son 500.000. La cuestión de fondo es que si la cifra mas optimista fuera cierta y se lograra que volvieran a las aulas, no habría pupitres, ni escuelas, ni libros, ni maestros para ellos.

El 70 por ciento de la población no tiene cloacas y la producción energética solo alcanza para cubrir el 68% de la demanda de aquellos en la red, ni hablar del 45% del territorio nacional sin electrificar. Las sequías encuentran al país sin reservorios de agua suficientes para resolverlas aunque el país tiene un 500% más del agua necesaria que mayormente se desperdicia.

Cuando llueva hay inundaciones y se pudren las cosechas. La gente muere de calor, de frío, por efectos de los desastres naturales… Han vuelto al país enfermedades endémicas y epidémicas que se creían desterradas y una infraestructura hospitalaria colapsada no alcanza para cubrir las necesidades ni siquiera del 50% de la población. Toda la política de estado reside en esperar que deje de hacer calor, o que no llueva o que a los mosquitos se los lleve el viento y del mal de chagas que nadie haga estadísticas.

Las reservas petroleras y de gas se explotan por encima de la producción y se exportan acercándonos cada día más a la dependencia total de hidrocarburos de importancia. Cuando ese punto llegue, será demasiado tarde para cualquier plan de producción o consumo.

El subsuelo y las fronteras se venden al mejor postor extranjero y se ignoran las problemáticas de impacto ambiental o de intereses nacionales. Cerca de la mitad de las fronteras nacionales están en manos extranjeras.

La inseguridad, el crimen organizado, las drogas, la creación de masas marginales de varias generaciones de argentinos que no conocen lo que es una trabajo, menos aun un trabajo en blanco, va carcomiendo a la sociedad por dentro mientras el factor que hace posible todos los males: la ausencia de crecimiento del empleo y la dignidad en los mismos (es decir con salarios y condiciones de trabajo mas que subsistencia en la miseria) no tiene ninguna estrategia a la vista.

… y la brecha entre pobres y ricos se expande

A pesar de reclamar para si un «modelo» distributivo, el gobierno ha tomado medidas y permitido, con la complicidad de empresarios y burócratas sindicales, que los pobres sean más pobres y los ricos más ricos.

Según la base de datos de la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH), elaborada por el INDEC que se basa en la teoría de decir lo que mas beneficia al gobierno, durante el primer trimestre del 2006, el grupo más acomodado ganó 29,2 veces más que el grupo más desfavorecido. En el cuarto trimestre del 2005 esa diferencia era de 26,4 veces. En los primeros meses del gobierno de Kirchner -segundo trimestre del 2003-, la brecha era de 24 veces.

El INDEC reconoció hace pocos días que la distribución del ingreso empeoró durante los primeros nueve meses de 2009, pero se mantiene en los mismos niveles que a mediados de 2008. El 10% más rico de la población gana 28 veces más que el 10% más pobre, mientras que a fines de 2008 la diferencia era de 23 veces. La brecha más grande durante el kirchnerismo fue en 2004: 60 veces.

El Kirchnerismo, de acuerdo a sus propias cifras, ha fracasado en su política distributiva. Pero veamos más ejemplos que afectan a los trabajadores empleados y desempleados.

Los Planes de subsidios a los desempleados, establecidos poco antes de asumir el Kirchnerismo el poder político, eran de 150-180 dólares por Plan. Hoy día, su valor real no supera los 35-50 dólares cada uno.

El gobierno ha admitido también que el 70% de los trabajadores perciben salarios de menos de $2.000 pesos. Comparados con el 2003 eso significa en dólares una disminución del 25%. Pero esta historia seria incompleta sin algunas especificaciones adicionales.

Los asalariados en negro, en promedio, ganan un 33% menos que el trabajador en blanco. Así, la mitad de los asalariados «en negro» cobra menos de $ 1.000 mensuales. El informe oficial también revela que un amplio sector es pobre aunque esté trabajando. Al analizar la escala salarial surge que la mitad de los ocupados -7,5 millones- gana menos de $ 1.500 mensuales, menos del valor de una canasta familiar básica. A los ingresos bajos, se suma que el 36% de los asalariados trabaja en negro y mucha gente vive de changas. Por ejemplo, el 10% de los ocupados trabaja en promedio 22 horas semanales y el 20% menos de 31 horas por semana. Eso significa que una porción importante de esta gente ocupada integra el contingente del subempleo, así llamado porque trabaja pocas horas, aunque esté dispuesta a trabajar más. Se trata de vendedores ambulantes, changarines, cuentapropistas y otras formas precarias de inserción laboral. Los ingresos también se reparten de manera despareja según el género. La mitad de los varones gana menos de $ 1.700 mensuales, en tanto el 50% de las mujeres tiene ingresos de menos de $ 1.200. Esto se debe en parte a que, en promedio, las mujeres trabajan menos horas que los varones (en promedio los varones trabajan 45 horas semanales y las mujeres 33 horas semanales) porque las tareas en el hogar recaen sobre sus hombros y, además, una porción importante se desempeña en el servicio doméstico, con ingresos más bajos. El 76,2% de los ocupados -11.415.000- son asalariados. Y entre éstos hay 4.100.000 que no están registrados (en negro). Y el 23,8% restante -3.585.000- son profesionales, autónomos o monotributistas.

Comparadas estas cifras con las de hace una década, nos da una contracción real de los salarios de todos los trabajadores de alrededor del 40%. Si se consideran solo los anos del Kirchnerismo, desde el 2003 a la fecha, la contracción es del 20%. Esto esta íntimamente ligado al hecho de que la inflación real, por ejemplo desde Octubre del 2006, ha sido del 80% mientras el gobierno solo reconoce el 30%.

Al Kirchnerismo, en este aspecto, lo supera solo la catástrofe del 2001-2.

Burocracia sindical: El único sostén de un modelo empobrecedor

Hugo Moyano y sus cómplices mas cercanos en la CGT han sostenido, ante esta situación calamitosa y se han ocupado solo a medias de menos del 5% de los trabajadores del país, a la vez su única base social, relativamente privilegiada en relación a los demás trabajadores, y el único sector que reviste importancia en cuanto a su estabilidad para las grandes corporaciones: transporte de mercancías, metalúrgicos, mecánicos, petroleros y energía y en algunas otras ramas de la producción los altamente calificados, siempre y cuando no haya entre esos sectores, grandes pooles de desempleados.

En el caso de metalúrgicos y mecánicos esta situación se relativiza en directa conexión con la producción y el consumo brasileño.

El 20% al menos, son trabajadores desempleados a los que la burocracia sindical no presta la más mínima atención. Tanto es así que cuando el gobierno anuncio un plan para emplear a 100.000 (una fracción minúscula de los desempleados) como «cooperativas» truchas, monotributistas, sin derechos ni afiliación sindical y prisioneros del clientelas del aparato Pejotista a salarios de bolsillo de $1,250 pesos ($1.500 antes de los descuentos, es decir en una de las escalas mas bajas de salarios), la CGT y los sindicatos reivindico esta vergüenza como una victoria del «modelo.»

Nada dice la CGT ni los burócratas sindicales de todos los signos sobre la situación de los trabajadores jubilados que están en un segmento salarial que ni siquiera computa en los mínimos más ínfimos de la escala salarial.

De los trabajadores empleados, como ya vimos mas arriba, el 70% permanece hundido salarialmente y cuando surgen luchas que no dirigen ni orientan los burócratas sindicales se las reprime violentamente, se los despide y se judicializa la actividad de sus dirigentes en una alianza de hierro entre los dirigentes de los sindicatos (que envían sus patotas), el gobierno, el Ministerio de Trabajo y la policía, y las patronales.

Paso en Terrabusi-Kraft, en el Casino, en Bosch, en ferroviarios, entre los maestros, en Fate, Indec, Jabón Federal y en tantos otros.

La CGT no ha abierto la boca ni se ha solidarizado con los sindicatos y los reclamos de los estatales, de los maestros y de tantos otros que están organizados por fuera de su central.

La alianza entre la burocracia sindical, particularmente del ala Moyanista, y el gobierno es entonces una que garantiza, aunque a los tumbos, la permanencia de ambos. Sin la CGT de Moyano se desmoronaría el Kirchnerismo, y sin este Hugo Moyano seria derrotado y tal vez iría preso y no podría garantizar, a punta de subsidios del gobierno a la patronal, que los sectores que dirige, muy minoritarios en la clase obrera, tengan los mejores salarios.

El precio del sostén de la CGT Moyanista al gobierno no es barato. Miles de millones de pesos en subsidios a las Obras Sociales, aportes «voluntarios» empresarios para sostén de las estructuras de la burocracia, control sobre secretarias de gobierno, negocios con el estado (basura, construcción, cultura, educación, entrenamiento, emisión de permisos de cargas, licencias de carga y de conductores, etc.) que representan cientos de millones mas…

Parcelas de propiedad sobre empresas en manos del estado, como el Ferrocarril Belgrano, donación de tierras y lotes urbanos a los burócratas y el sostenimiento contra la ley y el deseo de los trabajadores del «modelo sindical» burocrático. Puestos en el parlamento, en las secretarias y en funciones intermedias en casi la mayoría de los ministerios (una cifra conservadora habla de mas de 1.500 funcionarios nombrados con el avala o directamente por la burocracia sindical).

Desde el 2009, la burocracia sindical ha ido también recibiendo cuotas cada vez mayor en el control del Partido Justicialista, lugares de privilegio en las misiones al extranjero, viajes pagados por el estado, comilonas y coches importados… la voracidad burocrática no tiene limites.

Una Alianza para contener a la clase obrera

Con una inflación real del 31% en la canasta básica y del 32.5% en alimentos y bebidas, la burocracia sindical, la mayoría de la patronal y el gobierno han acordado, como anos anteriores, contener las aspiraciones de la clase trabajadora empleada mientras se preserva el hundimiento de la desempleada para que actúe como forma de chantaje a aquella.

Esa contención acordada, que tendrá sus lógicos tironeos, idas y vueltas, y mucha retórica, implica que los trabajadores empleados no recibirán mas del 25% de promedio en aumento de salarios, cuando se necesita el 38% para mantenerse a tono con la inflación pasada y con la de los próximos dos meses y de un 50% para adelantarse solo un poco a la situación que sobrevendrían en los próximos seis o siete meses.

Los bancarios ya acordaron en el 23.5%; los trabajadores del acopio tabacalero acordaron una suba del 10% desde enero y 5% mas en marzo; los metalúrgicos de la UOM han pedido el 25%, pero acordarían un par de puntos por debajo de esto; esta seria el nivel de la demanda de la UTA y la Fraternidad, actualmente en negociaciones.

La maniobra Moyanista es clara, lograr aumentos que sobrevuelen el 25% para los gremios más fuertes y mejores pagos, aumentos inferiores para los débiles y aun menores para el salario mínimo y los trabajadores en negro.

Mas importante aun es mantener la mayoría de los salarios sumergidos a menos de $2.500 (hoy el 70% solo gana $2.000) cuando la canasta básica se calcula en unos $3.800 y se necesitarían salarios mínimos, iniciales, vitales y móviles de $5.000.

Hay bronca por abajo. La ruptura de movimientos piqueteros con el gobierno y su ingreso a la movilización callejera; la existencia de cientos de tramites de nuevas organizaciones sindicales; los conflictos de estatales y maestros en las provincias; las huelgas industriales aunque acotadas y aisladas, la persistencia pese a los redoblados ataques de organizaciones sindicales como la de los trabajadores del subte; la virtual ruptura política con el gobierno de gran parte de la CTA son la expresión en la superficie de un fenómeno mas profundo que se viene gestando en el interior del potencial movimiento de masas.

Las puteadas en los vestuarios de la fabrica, las quejas a los clientes de los supermercados, la ira ante los precios en aumento de las amas de casa… son todas formas inarticuladas de esa bronca creciente. La ruptura del gobierno con la clase media y la bronca de esta por las cosas del dominio del poder publico es en realidad solo la forma de una bronca mas profunda, ligada mas a lo económico que adopta formas de quejas institucionales.

Esa alianza antiobrera no se limita a los acuerdos superestructurales, de cúpula. Se expresa abajo en forma violenta en la represión de las patotas sindicales, la policía y la gendarmería, la intervención parcializada del Ministerio de Trabajo y la judicialización de toda lucha o protesta que se salga por fuera de la dirección burocrática y amenace los acuerdos superestructurales.

Así, los trabajadores de Subte, seccionales rebeldes de petroleros, los obreros de Kraft y tantos otros sintieron el peso de los golpes del acuerdo patronal-burocracia-gobierno y la CTA, a pesar de la legitimidad de su reclamo, no ha logrado el simple reconocimiento como central sindical.

La vieja consigna antiobrera de Menem contra los trabajadores ferroviarios de «ramal que pare, ramal que cierra» se ha convertido en «huelga que no dirija la burocracia será aplastada.»

En el plano institucional, el gobierno ha dado un golpe siniestro contra la izquierda y los nuevos partidos políticos alternativos al PJ y la UCR al aprobar, con subsiguientes vetos parciales de CFK, una «reforma política» que efectivamente proscribe electoralmente a millones de trabajadores y dos docenas de partidos, entre ellos los cuatro o cinco partidos mas importantes de la izquierda y la centro izquierda.

La pirotecnia en las alturas

A todos los observadores de la política Argentina les sorprende su canibalismo y su grado de enfrentamiento en las alturas de los dirigentes y partidos burgueses. Se le ha dado a esta pirotecnia diversas explicaciones, generalmente sicológicas – el carácter autoritario de la «pareja» gobernante, el «ansia de poder por el poder mismo» del Kirchnerismo o ‘la tenaz persecución del gobierno del poder total». A veces se desplazan algunas explicaciones sociales como «el intento del Kirchnerismo de construir un capitalismo de amigos.»

No es diferente cuando las explicaciones se dan en torno a la oposición burguesa: «Carrió esta loca»; «Cobos es un triple traidor: al partido, al gobierno, de nuevo al partido». O Históricas «De Narváez y Sola son el menemismo resucitado», «La oposición busca reconstruir la Alianza.» A veces, desde el gobierno también, se esboza una explicación socio-política: «son el regreso del neo liberalismo, los 90, etc.».

El gobierno afirma que la oposición es «destituyente», una forma elegante de decir que son golpistas y la oposición de que enfrenta a un régimen «autoritario» (UCR) o «fascista» (Carrió). A su vez, el ARI/Coalición Cívica (Carrió) afirma que el resto de la oposición es débil, chapucera y acuerdista con el gobierno; los radicales dicen que el ARI/CC son un grupo de verborrea extremista y Cobos, Carrió, De Narváez, Macri, Sola, Reutemann se mueven el piso, critican, lanzan pullas y se menosprecian y se unen luego en alguna votación contra el gobierno.

En las filas del Kirchnerismo se critica a los intendentes que no se jugaron a fondo y perdieron votos en la ultima elección de junio; se expulsan ministros y secretarios que disienten de alguna medida, se considera traidores y «corporativistas» a los jueces sino emiten fallos favorables y ha prácticamente echado de sus alrededores todo lo que lograron construir por fuera del PJ en la llamada «transversabilidad» y las «coincidencias», despojándose de ello del apoyo de la clase media y refugiándose en el aparato partidario del PJ y la burocracia sindical, ambos en manos de la derecha y se crean conflictos y guerras privadas contra el Grupo Clarín, contra los medios en general y con toda forma de oposición critica aunque hubiese estado cercana a sus filas en el pasado inmediato.

Aunque las características personales y sicológicas, así como las relaciones sociales y la historia anterior de los dirigentes y partidos burgueses del gobierno y la oposición tienen algo que ver, estas características se tornan fundamentales por la ausencia, la debilidad casi de extinción, de una burguesía nacional que discipline a las fuerzas políticas e impulse una lucha política por proyectos económicos-sociales comunes.

La burguesía nacional existente es pequeña y en completa inferioridad numérica y poder económico en relación a los capitales extranjeros, particularmente de Brasil, EEUU y Europa. La estructura básica agro exportadora y de hidrocarburos son totalmente dependientes y las volcadas al mercado interno dependen en gran medida de los subsidios y contratos estatales. En esta situación, la lucha encarnizada por los despojos de estado dejados por el neo liberalismo y las políticas de achique de mas de treinta anos la ha fragmentando y ya no lucha sectores con proyectos por lo menos a mediano plazo, sino por la inmediatez del semestre, hasta del mes.

El único «proyecto nacional» que podría tener una burguesía nacional seria el de producción y distribución entre ellos de una renta producida más o menos en forma racional (aunque la racionalidad no es algo que pueda exigirse demasiado del capitalismo).

Eso en la Argentina de este siglo, no existe. Las luchas económico-políticas de distintas fuerzas burguesas se ha reducido a la guerra por los despojos que dejan quienes han sometido al país a su explotación y dominio económico. Aunque geográficamente grande y potencialmente productivo, el país es demasiado chico económicamente para albergar «proyectos nacionales» burgueses.

En su defecto, solo queda la rapiña, la corrupción, el amamantamiento de las pocas obras publicas, la evasión fiscal, el robo organizado del estado y la aplicación violenta de una variable de desempleo, y su permanencia, de reducción de salarios reales, aunque haya aumentos nominales, la extranjerización de la poca industria nacional que queda y la exportación de capitales para intervenir en la especulación en el extranjero.

Esta lucha feroz por la sobrevivencia individual de los burgueses se transmite y magnifica en forma caótica a los partidos políticos, mas bien los dirigentes, de carácter burgués que se ven sacudidos día a día con pretensiones mas dispares de los capitalistas. Esto se descompone aun mas con la intervención del capital extranjero que quiere imponer cierto orden a costa del estado y los burgueses nativos. Y por supuesto, la clase trabajadora y la clase media.

Periodistas y economistas desligados de la realidad han destacado que a este país le faltan políticas de estado, verdaderos planes estratégicos que, más allá de las diferencias sectoriales y políticas, pudiesen acordar el conjunto de las fuerzas burgueses y darles una continuidad en el tiempo, más allá de la temporalidad de un gobierno u otro.

Sin una verdadera revolución productiva y social, tal política de estado es imposible en un país marginal, en las condiciones de la Argentina. La única política de estado, que cuente con la continuidad gubernamental ya no puede ser burguesa. De esa contradicción no se vuelve bajo el dominio del actual sistema y los regímenes políticos que podrían administrarlo.

La otra solución alternativa, solo temporal, seria la estabilización del país con un estado que pase por encima de los intereses nacionales y administre solo su completa neocolonización, condenando a la completa desaparición todo vestigio de independencia económica. Tal gobierno debería ser, por propia necesidad burguesa e imperialista, de tal forma políticamente hegemónico o autoritario como para garantizar a la fuerza semejante «salida.»

¿O alguien postula seriamente, la idea de que podría haber una profundización democrática si, en lugar del Kirchnerismo, gobernaran el trío Carrió-Sola-de Narváez o cualquiera otra combinación de los partidos burgueses de la oposición?

El problema central es la ausencia de una alternativa de izquierda

Todo madura a pasos acelerados para una serie de explosiones sociales, pero para que ellas pudiesen contar con un programa y dirección política que las llevara mas allá de la simple rebelión, debería existir una alternativa de izquierda.

Por el momento, la única fuerza de ese signo que avanza es la nucleada alrededor de la coalición que encabeza Pino Solanas y el diputado de la CTA Lozano; se están organizando en varias provincias, son favoritos para ganar en la Capital y ha presentado una actitud opositora en relación al gobierno y de critica muy fuerte a la oposición de derecha.

En ese terreno han presentado proyectos de reforma a las jubilaciones, propuesto aumentos salariales que rompan el techo impuesto por el gobierno – a través de algunos sectores que le responden en la CTA – y Moyano y defendido en las provincias el medio ambiente amenazado por las mineras extranjeras y es la única fuerza que, aunque tímidamente, habla de la extranjerización de la economía.

Sin embargo no cuenta con la fuerza ni institucional, ni ideológica, ni suficiente base en los gremios más críticos y centrales de la economía como para ser un factor decisivo por el momento. Una alianza con la izquierda más radical (MST, PO, PTS) les daría mayor presencia militante y una mayor impacto social. Del PCR podría decirse lo mismo.

Esta ultima, sin embargo, el MST menos que sus congéneres, no ven esta salida que les daría una plataforma mayor sobre la cual lanzarse a la dirección o participación en algunas luchas y en general no distinguen las diferencias entre la CTA y la dirección de la CGT, ni entre la llamada centro izquierda (izquierda moderada) y las opciones burguesas de derecha.

Esta miopía política, a su vez, le ha permitido a los sectores mas burocráticos de la CTA y mas condescendientes con el poder Kirchnerista el mantener una influencia exagerada y mayor a su fuerza real, particularmente aquellas por fuera del frente Proyecto Sur.

En otras palabras, así como la oposición burguesa no tiene una articulación que vaya mas allá del formalismo del poder alternativo al Kirchnerismo y se agrieta alrededor de cuestiones ni siquiera tan importantes (como la defensa o exigencia de retiro de Marco del Pont en el BCRA) o de las candidaturas presidenciales, la izquierda carece de una articulación amplia, de unidad de acción honesta o de frente único obrero, o aun de acuerdos políticos mas profundos, que les permita ser un factor, mas que de presión, de iniciación de acciones políticas concretas.

Sin esa articulación, las luchas y las potenciales explosiones sociales, particularmente en las provincias, amenazan diluirse una vez mas, dejando que el régimen, que tampoco tiene una estrategia, siga luchando en las alturas entre sus fracciones para determinar un rumbo que siga respondiendo a los fenómenos económico-sociales solo en la superficie, sin dar a ninguno de los problemas centrales ninguna solución.

Fuente original: http://www.izquierda.info/modules.php?name=News&file=article&sid=9192