El domingo pasado falleció a los 88 años Laura Bonaparte, integrante de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora. En esta nota Marcha le rinde homenaje a su vida y la recuerda a través de Silvia Catala, feminista y compañera de lucha durante muchos años.
Hace 88 años había nacido en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, Laura Bonaparte. Su historia de lucha, dolor y esperanza tiene hitos que la ligan directamente a la lucha por los Derechos Humanos en Argentina pero también en el resto del mundo.
Sufrió la desaparición de prácticamente toda su familia durante la última dictadura cívico-militar: tres hijos, dos yernos y el padre de sus hijos. Se exilió en México donde participó de comités de solidaridad y denuncia por lo que sucedía en Argentina e impulsó una campaña internacional para que la desaparición forzada de personas fuera considerada delito de lesa humanidad.
Por aquellos años también fue observadora de Amnistía Internacional en Guatemala y El Salvador. Además viajó a El Líbano para denunciar las masacres perpetradas por el ejército israelí y a Bosnia en solidaridad con las mujeres musulmanas víctimas de la limpieza étnica realizada por serbios y croatas.
Un rasgo quizás menos conocido y muy importante de su vida fue su conciencia feminista. Su lucha por los derechos de las mujeres y la igualdad de género, tal como recordó Marta Dillon en Página 12, estuvo presente en Laura desde los primeros años de su vida y se fue profundizando. A los 13 años, a instancias de su padre, un juez socialista, militó alfabetizando a mujeres detenidas en la prisión de Paraná. Se recibió de psicóloga y en la década de 1970 formó un espacio de asistencia en salud mental a mujeres de clases populares que se atendían en el Hospital Evita de Lanús.
La dictadura iniciada en 1976 le dio un duro golpe, arrasando con su familia y obligándola al exilio. Desde ahí comienza el relato de Silvia Catala.
De México a Argentina, una lucha cotidiana
«Yo me exilié en 1977 en México y ahí conocí al poco tiempo a Laura Bonaparte» relató en diálogo con Marcha Silvia Catala. «Ahí se formó la Comisión de Solidaridad de Familiares (CoSoFam) de presos, muertos y desaparecidos por razones políticas. Laura formaba parte de la CoSoFam, igual que yo y otras personas de México» como «Lilia la mujer de Walsh, estaba Sofía Villareal, todos familiares de muertos y desaparecidos» contó Silvia.
En ese contexto Silvia conoció a Laura y la describió como «una tipa genial, de una personalidad muy fuerte, una mujer hermosa. En ese momento debería tener 50 años o algo así y era una muy bella mujer. Con mucha vida a pesar de su historia trágica».
Laura Bonaparte participaba de todas las iniciativas de la CoSoFam, incluidas las medidas fuertes como las huelgas de hambre. «Deben haber sido en el ’79 que fue cuando los milicos habían sacado el decreto ley por el cual se declaraban muertos a los desaparecidos. Entonces hicimos en la Ciudad de México una huelga de hambre» recordó Silvia.
Un hecho que llamó la atención «fue que junto con Laura (donde nos encerramos tres días en una Iglesia a hacer la huelga) fue a acompañarla un grupo de feministas mexicanas». «Yo me metí a estudiar en México así que conocía un poco el feminismo por alguna profesora de la Universidad, pero me llamó la atención esto de Laura. Antes de que yo me metiera en el rollo del feminismo ella ya estaba metida. Ella ya estaba comprometida con el feminismo y participaba en una coalición que había por el derecho al aborto» resaltó Catala.
Esta situación resultaba sorprendente en una época donde las organizaciones populares no daban prioridad a las luchas feministas y de género. Silvia sostiene que «las que llegábamos de Argentina llegábamos bastante cuadradas. En el sentido de que cualquier tipo de contradicción se reducía en la contradicción de clase. La visión de esa época marcaba que en la medida en que se resolvía la contradicción de clase se resolvían las contradicciones secundarias».
«Laura en ese sentido también fue pionera. De darse cuenta que no se resolvía con eso y era una lucha que había que ir dando» explicó Silvia. Y agregó que «además había establecido lazos de amistad y muy solidarios con muchas feministas que ya te digo, cuando hicimos la huelga de hambre que era por motivos políticos relacionados a los Derechos Humanos en Argentina, esas mujeres la acompañaron».
A su regreso del exilio Silvia y Laura siguieron encontrándose. Uno de los espacios compartidos fue un grupo de estudio feminista que organizaba la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer (ATEM). Este era «un grupo feminista pero que desde sus inicios había participado ligado a las Madres de Plaza de Mayo, en contra de la Guerra de Malvinas y con una postura clasista. Es decir que tenía en cuenta otras contradicciones además de la de género» contó Silvia.
Desde entonces y durante el resto de su vida Laura siguió luchando por sus hijos pero también por ella y por todos y todas. «No somos madres míticas, solamente mujeres desesperadas que llegamos a la defensa de los derechos humanos por sufrir un dolor sin nombre» dijo alguna vez Laura.
Y Silvia la recordó como muchos y muchas que escribieron sobre ella en estos días: «Era una muy linda tipa, muy vital, con esa historia tan dura pero muy entradora y luchadora. Siempre estaba metida en todo y participando en todo con ese dolor por todo lo que le pasó pero sin embargo la seguía peleando».
Fuente: http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/96-ddhh/3849-un-recuerdo-para-laura
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