La reciente aprobación de un proyecto de Ley, impulsado por el Poder Ejecutivo Nacional sobre la identificación del recién nacido, ha generado criterios encontrados. Por un lado, están quienes manifiestan que será un paso positivo para evitar la ruptura del binomio madre-hijo, debido al tráfico de niños; y por otro, los que consideran la medida […]
La reciente aprobación de un proyecto de Ley, impulsado por el Poder Ejecutivo Nacional sobre la identificación del recién nacido, ha generado criterios encontrados. Por un lado, están quienes manifiestan que será un paso positivo para evitar la ruptura del binomio madre-hijo, debido al tráfico de niños; y por otro, los que consideran la medida insuficiente ante tal problema.
El proyecto de ley establece que a las madres de los recién nacidos se les entregue, en los centros de salud, una pulsera con código. Asimismo, al bebé se le colocarán dos pulseras: una en el tobillo y otra en la muñeca.
Además, se le pondrá un broche en el cordón umbilical que llevará inscripto el mismo código de la madre. En caso de nacimientos múltiples, la progenitora tendrá tantas pulseras como niños haya parido.
Este proceso de identificación se completará con las impresiones plantares del bebé y del pulgar derecho de la madre. Toda la información recopilada se adjuntará en la historia clínica de la madre y del recién nacido, en el certificado médico de nacimiento y en el libro de partos del nosocomio.
Se prevé también que el centro asistencial envíe todos los datos en un plazo de 24 horas al Registro Civil, con el fin de que los padres no dilaten este trámite.
En declaraciones a la prensa, la diputada Vilma Ibarra manifestó que «este nuevo sistema de identificación de recién nacidos se enmarca dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño».
«Era necesario adecuar nuestras normas vigentes a las pautas internacionales adoptadas por nuestro país; creemos que esto brinda mayor eficacia que la actual legislación en materia de identificación», comentó.
Se supone que con la identificación del binomio madre-hijo se protegerá la identidad de los menores que muchas veces son sustraídos por miembros de redes dedicados al tráfico de menores. Esto ocurre en muchos centros de salud, el primer eslabón de estas redes delincuenciales.
En la Argentina se producen cerca de 700.000 nacimientos anuales, de los cuales el 95 por ciento ocurre en los centros asistenciales. Sin embargo, cerca de 60.000 partos anuales se realizan fuera de los hospitales en situaciones precarias.
Esta realidad ocurre en provincias donde existe un déficit en el sistema de salud y con altos índices de vulnerabilidad socioeconómica como las provincias del Noroeste y Noreste. En estas regiones se ha comprobado la existencia de redes integradas por personal sanitario, miembros de instituciones religiosas y ciudadanos comunes que se dedican al tráfico de recién nacidos.
Por su parte, María Adela Mondelli, pscicóloga social, psicoanalista y representante en Buenos Aires de la Fundación Adoptar (www.adoptar.org.ar), sostiene que este proyecto no genera ninguna prevención al robo de menores.
«No importa mucho la identificación del niño que, más tarde o más temprano, irá a parar en manos de las redes de prostitución, tráfico de órganos, trabajo esclavo. Sólo alcanza la coerción, el secuestro, tomarlos allí donde estén, lisa y llanamente», expresó.