Las dos listas que compiten por la conducción de la Central de Trabajadores Argentinos se adjudicaban anoche el triunfo en las elecciones internas de la organización sindical. Tanto el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, que va por su reelección, como el candidato de la lista opositora, Pablo Micheli, aseguraron que el conteo parcial […]
Las dos listas que compiten por la conducción de la Central de Trabajadores Argentinos se adjudicaban anoche el triunfo en las elecciones internas de la organización sindical. Tanto el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, que va por su reelección, como el candidato de la lista opositora, Pablo Micheli, aseguraron que el conteo parcial de los votos los daba como ganadores, lo que dejó a la Central en una situación inédita. Aunque ahora hay que esperar a que la junta electoral termine el recuento y dé a conocer los números oficiales, todo indica que el proceso difícilmente vaya a resolverse ahí, ya que hay pendientes impugnaciones. La pregunta del millón es si la CTA podrá atravesar este conflicto entera o si va a hacia una ruptura.
Estas elecciones fueron las primeras en la historia de la organización sindical en la que se puso en juego su conducción, después de que el tronco fundador, representado por las figuras de Yasky y de Víctor De Gennaro (que impulsó como candidato a Micheli), se dividieran en dos listas.
En ese marco, cada sector impulsa su modelo de central. Micheli propone una CTA que genere «masa crítica» a través de espacios como la Constituyente Social. Yasky, una organización que sume fuerza sindical y haga frente a los embates del «bloque de la derecha, los multimedios, la burguesía agraria y los partidos conservadores».
La política nacional marcó esa divisoria de aguas. Yasky forma parte del partido Nuevo Encuentro, de Martín Sabbatella, y ha defendido que la Central, sin perder su autonomía, tenga un rol más activo apoyando medidas tomadas por el Gobierno, como la reestatización del sistema jubilatorio y la Asignación Universal por Hijo. En la Lista 1, en cambio, se alinean mayoritariamente dentro del espacio de Proyecto Sur. Aunque algunos guardan todavía expectativas con que De Gennaro se lance como candidato presidencial en 2011, la mayoría de los dirigentes que acompañan a Micheli apoyan a Fernando «Pino» Solanas para ocupar ese lugar.
Yasky siguió el recuento de los votos desde la sede del sindicato de los docentes del Suteba. Poco antes de las siete de la tarde, y acompañado por las principales figuras de su lista, como el Nono Frondizi (de ATE), Pedro Wasiejko (del Neumático), la docente Stella Maldonado y el telefónico Claudio Marín, llamó a una conferencia de prensa en la que se atribuyó el triunfo a nivel nacional. «Ganamos en Buenos Aires, en Santa Fe, Corrientes, Formosa, Misiones, Chaco, Entre Ríos, La Rioja, La Pampa, San Juan, Chubut y Río Negro y posiblemente también en Córdoba», enumeró, y agregó que en la Capital Federal -que fue la gran sorpresa de la elección- se estaba peleando «voto a voto».
Ese conteo, en base a los datos enviados por los fiscales de la lista 10, marcaba para el secretario general «una tendencia irreversible».
Sin embargo, en ese mismo momento desde la Lista 1 también se estaban dando por ganadores, aunque de manera extraoficial. En diálogo con los medios, Pablo Micheli salió a advertir que era «muy temprano» para confirmar un resultado y que para tener una tendencia habría que esperar unas horas. Finalmente, cerca de la medianoche la Lista 1 se proclamó ganadora. «Nuestros datos son oficiales, porque cada acta que enviaron nuestros fiscales está firmada por los representantes de todas las listas», aseguró Micheli, escoltado por De Gennaro y los candidatos.
Los números esgrimidos por la Lista 1 al cierre de esta edición decían que, escrutados el 70 por ciento de las mesas, obtenían una ventaja de más de 24 mil votos, lo que consideraban una «tendencia irreversible». Desde el sector de Yasky contraponían sus datos: con el 46 por ciento de las mesas escrutadas, aseguraban que la Lista 10 se imponía con el 54,8 por ciento de los votos contra 37,8 de la Lista 1.
Estos números provisorios abrían varias cuestiones. En primer lugar, la lista de Yasky impugnó la elección en todo Mendoza. Si la elección termina muy pareja, esa impugnación pasará a tener peso, y puede plantearse que haya que esperar a que allí se vuelva a votar para saber quién conducirá la CTA. Otra cuestión pendiente es saber cómo se votó en la provincia de Jujuy, donde el poder de movilización de la Tupac Amaru es muy fuerte. Milagro Sala, su conductora, encabezó la Lista 1, aunque la Tupac en la mayoría de los distritos respaldaba la Lista 10. Dentro de la provincia, no estaba claro si la organización repartiría sus votos entre las dos opciones o se volcaría por Micheli. Otro distrito impugnado fue el de Esteban Echeverría, en la provincia de Buenos Aires, que fue dejado fuera de la interna por decisión compartida de las dos listas.
Antes de la interna, las listas lograron ponerse de acuerdo en formar un comité arbitral que intervendrá en caso de impugnaciones y diferencias, para evitar ir al Ministerio de Trabajo. En el panorama que había anoche, todo indicaba que el comité tendrá que intervenir.
Un dato saliente de la elección fue el resultado en la Capital Federal, donde el delegado del subte Beto Pianelli obtuvo mucho más respaldo que el esperado. Aunque la tendencia indicaba que ganará Carlos Chile (por la lista de Micheli), dirigente social del Movimiento Territorio de Liberación, Pianelli, recién llegado a la CTA, logró pelearle la conducción de la CTA Capital cuerpo a cuerpo.
Como central sindical, la CTA tiene la particularidad de estar formada no sólo por trabajadores, sino también por desocupados, integrantes de cooperativas y de movimientos sociales. Permite que la afiliación sea directa, sin el requisito de que un gremio intermedie, y en las elecciones, a diferencia de la mayoría de las centrales obreras que definen sus conducción en congresos cerrados, usa como sistema el voto directo de sus afiliados. Esto implica que en el resultado final pesan fuerte no sólo las estructura de los sindicatos, sino también la capacidad de movilización de las organizaciones sociales.
En el padrón estaban habilitados para votar un millón cuatrocientas mil personas. Las dos listas que se enfrentaron por la conducción coincidieron en que hubo una participación de entre un 25 y 30 por ciento, «el número más alto de votantes en términos históricos». Apenas cerró la votación, los dos sectores lo festejaron como una muestra de que la CTA saldría fortalecida del proceso; pero a partir de allí ya no volvieron a tener sus coincidencias.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-153746-2010-09-24.html