Hebe, yo que tengo la edad que tendrían tus hijos te contesto… desde las celdas de un Centro de Detención Clandestino.Hebe, yo que tengo la edad que tendrían tus hijos te contesto… y lo hago porque sé que hay otros como yo que aún se dan la mano y siguen resistiendo. Han pasado los años, […]
Hebe, yo que tengo la edad que tendrían tus hijos te contesto… desde las celdas de un Centro de Detención Clandestino.
Hebe, yo que tengo la edad que tendrían tus hijos te contesto… y lo hago porque sé que hay otros como yo que aún se dan la mano y siguen resistiendo.
Han pasado los años, para vos Hebe, también para nosotros, y no sé si sabrás pero aún en las noches, sobre todo después de las doce, me llegan los recuerdos con quejìdos de muerte, con sonidos de puertas, al abrirse las celdas, con el ruido que hacían las botas o borceguíes al subir la escalera; y no puedo dormirme, y si duermo me visitan en sueños «Chupete» y el «Coronel» en un lugar con luces mientras mi cuerpo temblando se retuerce desnudo.
Esto me pasó a mi, ya se que para vos no es nada, soplan brisas que borran las heridas del tiempo, es la interpretación de un dolor que no es tuyo.
Decidiste por mi, decidiste por los muertos, decidiste por los que todavía no encontramos justicia.
Vos perdiste a tus hijos como también perdieron otras madres. Vos sufriste y peleaste como también pelearon otras madres. Sufriste tu dolor y elaboraste tu duelo, también madres sufrieron su dolor y esperan aún encontrar a sus muertos.
Es tu indiferencia al dolor de los otros lo que me mueve a decirte que estás equivocada. Resistir de por vida era entonces la consigna, resistir hasta encontrar y devolver a cada madre el cuerpo de su hijo.
Yo pasé lo que tal vez todos y cada uno de tus hijos, pero sobreviví, y por tener (llámale «suerte») otra oportunidad de vivir me hicieron sentir que «tal vez por algo había sobrevivido», «por algo se la llevaron»… quedé marcada como muchos de los que hoy seguimos resistiendo, tomándonos de la mano, declarando en juicios, buscando delatores.
Vos no me pariste, ni pariste a mis hijos, no te adueñes de un dolor, como el dolor del parto, cada madre que parió murió cuando murió su hijo, y muerta en vida aún espera algun día encontrar sus huesos o cenizas.
¿Te pusiste a pensar lo que se siente después de 30 años declarar en un juicio?, ¿Te pusiste a pensarlo que pasa por la mente y por el cuerpo de aquel que viaja solo para gritar lo que ocurrió entonces?, ¿Te crees que es fácil vivir después de haber sido apaleado, denigrado, humillado?… o estás tan metida en tu dolor que sos ajena al dolor de los otros, de los que resistimos porque aún no tuvimos justicia.
Y quiero contestarte porque yo soy una sobreviviente que pasó por el horror de un Pozo situado en Quilmes/Banfield.
Y quiero contestarte convocando a otra resistencia… y quiero contestarte sabiendo que no me vas a contestar porque te haga ver que estás equivocada… no vas a tener el valor de mirarme a los ojos, no vas a poder resistir cuando te muestre las heridas del alma, no vas a poder callar mi voz… no vas a poder Hebe, porque se que no podés enfrentarte con el dolor del otro…
Tengo tal vez la edad que tendrían tus hijos y te digo lo que tal vez te dirían ellos… te equivocaste.
Maria Cristina Saborido.
Ex Detenida Desaparecida.