El debate en torno a la elección del poder judicial se ha envuelto general y mediáticamente en un dilema maniqueo: conservadores vs transformadores, cuya colérica argumentación dista mucho de esclarecer su significado. ¿Representa un avance democrático o se instaura una dictadura? Veamos
- La elección de los jueces por el pueblo y su revocabilidad en cualquier momento por decisión de la mayoría de sus electores, es una reivindicación socialista y revolucionaria. Vladimir Ilich Lenin decía que la “elección de los jueces por el pueblo”, es una proclama y consigna de clase, siempre y cuando estos impartidores de justicia procedan de la clase trabajadora. Es evidente que el carácter popular del poder judicial supone el triunfo de la revolución socialista y por tanto, la anulación de las leyes de los gobiernos burgueses derrocados, solo así el Partido del “proletariado da a los jueces elegidos por los ciudadanos la consigna de cumplir la voluntad del proletariado.”i En otras palabras, la plena instauración de un poder judicial popular solo puede lograrse cuando el Estado burgués sea abolido, de lo contrario, cualquier reivindicación popular y proletaria sobre el poder judicial tendrá límites y estará acotado por los márgenes del Estado capitalista.
- Bajo la existencia del capitalismo y el estado burgués, la elección de los jueces y ministros por voto popular abre la posibilidad para que se convierta en un espacio de disputa de los sectores populares. En este sentido, se abre una arena de lucha en cuanto a la reivindicación de los derechos democráticos del pueblo trabajador, a saber: el derecho del acceso a la justicia (limitada por los márgenes del Estado burgués). Desde una valoración histórica, que en el capitalismo el pueblo elija a los impartidores de justicia representa un avance, pero solo si el pueblo trabajador tiene la posibilidad real de postular a sus candidatos, esta es la principal contradicción.
- En el caso concreto de la elección del poder judicial en México, la participación de sectores populares se encuentra restringida en dos momentos: Primero, porque existe una discriminación de los aspirantes previo a las elecciones, discriminación realizada por el sector del gobierno burgués anidado en las instancias judiciales, legislativas y el ejecutivo, los cuales procuran colocar a sus representantes en las boletas del poder judicial. Segundo, porque, dado el nivel de desarrollo de la conciencia de clase, para poder disputar o ganar la elección se requiere de una estructura corporativa, una maquinaria electoral de acarreo y cooptación de voto, con la cual no cuentan los sectores populares.
- Es importante tener muy presente que la reforma al poder judicial no tuvo ni tiene por objetivo mejorar el sistema de impartición de justicia, fantasía de la cual se jactan los defensores del gobierno morenista. Ni la carrera judicial prevenía la ineptitud y la corrupción de jueces y magistrados, ni la elección por voto popular lo solucionará. En esencia la reforma tenía por objetivo: Primero, prevenir cualquier intento de golpe de estado blando (IMPEACHMENT) contra el gobierno de MORENA, tal como ha acontecido contra gobiernos progresistas y socialdemócratas en América Latina. Segundo, eliminar el principal obstáculo para la aprobación de las reformas obradoristas. Por esto, la reforma al poder judicial representa una disputa entre las fracciones políticas de la burguesía por el control de la administración del Estado burgués.
- Es un acto de ingenuidad política, pensar que el poder una vez conquistado no se defiende. En este punto la crítica desde la izquierda no es porque exista elecciones o porque el gobierno de MORENA pretenda brindarse de un golpe blando, sino del programa político-judicial que defienden y los perfiles políticos de la mayoría de los candidatos, muchos de ellos impresentables, y otros tantos, que serán servidores del poder ejecutivo, pues ellos los impusieron.
- Un punto que debe de quedar claro es que la elección de los impartidores de justicia por voto popular no garantiza la impartición de una justicia popular por los jueces y magistrados electos, de igual forma que la elección por voto popular de diputados y senadores no garantiza una legislatura de vocación popular. La negativa de la bancada de la 4T, ahora mayoritaria, a derogar la Ley del ISSSTE de 2007 que privatizó los ahorros de las y los trabajadores es una muestra de ello.
- Las y los jueces que emanarán de la elección, al igual que lo hacen los senadores, diputados, gobernadores y alcaldes, serán presas de los poderes facticos: desde crimen organizado, intereses empresariales y oligárquicos, facciones y pandillas políticas, etc., porque la impartición de justicia no es un acto neutral, sino uno eminentemente político, que no se ejerce en el vacío, lo cual supone siempre que hay correlación de fuerzas y pugnas en cada caso de injusticia.
- Más aun, la posibilidad de impartir una justicia popular de forma general se verá constreñida porque existe una institucionalidad burguesa, un Estado burgués y un gobierno burgués, lo cual es por lo general, el origen de las injusticias que padece el pueblo. V.I. Lenin decía que bajo el capitalismo el derecho del pueblo a elegir “sus propios” jueces populares y ejercer la soberanía del pueblo”, no importa que sea la República más democrática, está restringida y limitada por el soborno de los funcionarios por la burguesía.
- Es evidente que existió poca participación, 13 por ciento del padrón, pero la elección se diseñó de esa forma. Para la 4T la legitimidad de su gobierno no estaba en juego, su hegemonía goza, por ahora, de buena salud. MORENA se consolidó como dirigente político de un nuevo bloque histórico y por tanto, como administrador general de las instancias del Estado.
- Con la elección del nuevo Poder Judicial, los seguidores del gobierno morenista argumentan que se fortaleció la democracia, y que quienes se abstuvieron le hicieron el juego a la derecha. Curiosamente, esta acepción sobre la democracia es muy cercana a la de sus detractores liberales. Cuando escuchas a la insufrible Denise Dresser, en su argumentación siempre subyace una idea, un principio liberal por excelencia: la democracia es igual a elecciones y pluripartidismo. De aquí resulta su derechista aversión por Cuba, la URSS, China o Vietnam, dónde priva el modelo de partido único. Para los liberales o demócratas burgueses lo importante es la forma, las apariencias, de ahí su hipócrita defensa de las «democracias avanzadas», sistemas políticos que por cierto son oligárquicos, cómo en Estados Unidos, o abiertamente monárquicos como el español o británico. Hipócrita también porque, aunque no lo dicen, les gustan las elecciones y el pluripartidismo siempre y cuando gane el centro derecha o la derecha, y cuando no ganan, justifican golpes de Estado, duros o blandos. Los demócratas liberales o burgueses, omiten el carácter de clase de la democracia, los intereses de clase que defienden los partidos que participan en ella o el carácter burgués de los programas de los gobiernos “democráticos”. De ahí su fascinación por la democracia en general o la democracia en abstracto.
- En concordancia con los intelectuales liberales y burgueses para los progres y socialdemócratas morenistas se fortaleció la democracia solo porque hubo elecciones del poder judicial, no les importa el contenido de clase de dicha democracia, ni los perfiles de la gente que ganaron estas elecciones o las convicciones que defienden, sino lo que importa es que ganaron. Quizás tengan razón, en este punto, se fortaleció la democracia, pero la democracia burguesa, y con ello, dada el actual momento de la lucha de clases, se reforzó la dictadura del capital sobre la clase trabajadora.
Nota:
i V.I. Lenin. La emancipación de la mujer, recopilación de artículos, Fondo Documental FHK. pág. 54
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