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20 años de elecciones, lo que no se ve y delimita lo que sí se ve…

Fuentes: Rebelión

Dignidad, el primer valor

El año 2005, las consignas políticas y la agenda política del campo popular estaba compuesta por medidas concretas: nacionalización de recursos naturales, cambio de constitución, refundación del país, defensa de la hoja de coca, etc.

Todas estas medidas tenían en común que emanaron de las movilizaciones sociales de los últimos años de resistencia al neoliberalismo y englobaban el valor de la dignidad, la gente votó el 2005 por dignidad, querían de vuelta la dignidad que el neoliberalismo les robó.

Dignidad fue el factor axiológico unificador de todas las demandas. 

Continuidad y revolución 

Los años 2009 y 2014, la gente votó por continuidad, querían que Evo Morales continúe con las reformas y la entrega de obras. La entrega de obras en la primera etapa del gobierno del MAS-IPSP no era solamente un tema de gestión gubernamental, era un tema de inclusión y de soberanía, la gente que recibía las obras veía al presidente en sus municipios o poblados lo que hacía entender que todo su esfuerzo combatiendo al neoliberalismo en años anteriores rindió frutos, además, porque no existió un presidente en la historia del país que haya viajado a, prácticamente, todos los rincones del país. 

Aunque algunos analistas aseveraron que entregar obras era un mero acto electoralista (que en algunos aspectos es válido), la verdad es que las obras simbolizaban el resultado de las luchas sociales. 

El 2009 y 2014, incluso hasta el 2019, Bolivia nunca había construido tantas obras, y el presidente Morales era la cabeza de esto, no obstante, llegó un punto en que construir obras ya no era suficiente, ¿qué pasó?

Las obras dejaron de considerarse esencialmente algo novedoso y fueron naturalizándose, la gente ya no esperaba las obras con tanta expectativa como antes, y justo en ese momento hubo un viraje con el referendum del 21F.

La derrota del referendum, el cual el mismo Evo se encargó de convertirlo en presbicito de su gestión diciendo «vamos a ver si me quieren o no», terminó con la época dorada del masismo.

La oposición habilmente, quizás lo único hábil hecho en 20 años, robó la palabra democracia para sí mismo, y dijo: «democracia es respetar el voto», seguido de un «mi voto se respeta».

La caída 

Las elecciones 2019, realizadas en un caos social y ambiental, se convirtieron o trataron de emular el referendum del 2016 con el llamado «voto útil». La gente que salió a votar lo hizo porque quería que su voto «se respete», y ante la diatriba del supuesto fraude electoral donde «su voto fue nuevamente ignorado», la gente exigió respeto y se movilizó por eso, hasta provocar la caída de Morales y la ruptura constitucional.

Esta ola de revanchismo y de alguna manera de reacción social ante la revolución, fue montada por la oposición a la cabeza de Jeanine Añez, quienes refractaron en el Estado lo paupérrimo de su ser, expresando racismo, odio, muerte y restauración del viejo régimen oligárquico.

El regreso

En ese contexto y ante las persecuciones y acosos, el MAS-IPSP, volvió a ganar las elecciones el año 2020. ¿Por qué la gente votó por Luis Arce el año 2020? Fueron varios motivos: decrecimiento económico, la pandemia, la persecución política, el odio racial de las élites, etc., no obstante, así como el 2005 se votó por dignidad, el 2009 y 2014 por continuidad y el 2019 por respetar su voto, el 2020 la gente votó en defensa de los logros sociales de los últimos años que ya no eran solamente del MAS, eran de toda Bolivia. 

Fue un voto defensivo, en defensa de los avances en los últimos años. 

La división y los problemas económicos

Este 2025, en una crisis de horizonte político, división del bloque popular, renovación, debilidad institucional y problemas económicos que ponen en debate el modelo económico y su vigencia, ¿cuál será el motivo que determinará el voto de la gente? 

Las encuestas, casi todas, dicen que la gente quiere «cambio», quiere «orden», quiere, «renovación de políticos», etc, no obstante, todo las encuestas afirman que la gente en su generalidad quiere fundamentalmente «recuperar su estabilidad económica» o «cambiar el modelo económico». El debate, en última instancia recae en el tema económico: precios, inflación, divisas, etc. 

En este sentido, los debates sobre el modelo económico, no son simples debates económicos, son debates de horizonte de país, porque cambiar un modelo económico significa cambiar los objetivos de un país, son debates estructurales y cuando se habla de debates estructurales se habla de un debate de lo más profundo que tiene una sociedad: sus prinicipios. 

Elecciones 2025: en defensa de los principios

Los competidores electorales de derecha buscan crear una necesidad imperiosa de cambiar el modelo económico, de la misma manera en el interior del bloque político popular hay una pugna entre actualizar o no el modelo económico, incluso, algunos dicen que se debe recuperarlo, no obstante, fuera de esos debates: subvención, inflación, empleo, etc., hay algo más profundo que subyace todos los debates: los principios que son normas últimas de comportamiento que orientan la vida del ser humano y sus pensamientos, limitan el marco mental de las personas.

Los principios del Estado Plurinacional son conocidos: inclusión social, lucha contra el racismo, presencia estatal en la economía, defensa de la diversidad, defensa de la Wiphala, etc.

Fin de ciclo

Aunque las demandas primigenias que iniciaron este ciclo político ya fueron cumplidas, y el MAS-IPSP ya no goza de la hegemonía que tenía en otras épocas, los avances sociales están osificados en la sociedad, prueba de ello es lo ocurrido el año 2020, la gente no necesita al MAS para defender al Estado Plurinacional, pero sabe que es mejor defenderlo con el MAS.

El primer ciclo del Estado Plurinacional terminó, es evidente, pero eso no quiere decir que el potencial del Estado Plurinacional lo hizo, y obvio tampoco del MAS-IPSP y del bloque popular que existió antes del MAS y que existirá después…

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.