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Entrevista a Andrés Ruggeri, coordinador del VII Encuentro de la Economía de los Trabajadores/as

«La gente no se resigna a morir de hambre»

Fuentes: Rebelión

M.H.: Los ceramistas de Neuquén estuvieron hace un par de meses en Buenos Aires tratando de instalar la necesidad de que no les corten el gas y compartimos un festival en la puerta de Chilavert para que no les corten la luz. ¿Cuál es la realidad hoy de las empresas recuperadas? A.R.: Es una realidad […]

M.H.: Los ceramistas de Neuquén estuvieron hace un par de meses en Buenos Aires tratando de instalar la necesidad de que no les corten el gas y compartimos un festival en la puerta de Chilavert para que no les corten la luz. ¿Cuál es la realidad hoy de las empresas recuperadas?

A.R.: Es una realidad complicada. Lo que pasa con fábricas emblemáticas como lo son tanto Fasinpat (ex Zanón) como Chilavert, Cerámica Neuquén y muchas otras, por ejemplo, La Unión Papelera Platense, una fábrica recuperada en 2001 que está con el mismo problema.

Lo de las tarifas las pone en una situación límite, creo que es parte del mismo proceso de una política económica que directamente está apuntando a destruir la actividad industrial, las pequeñas y medianas empresas y las cooperativas y recuperadas son víctimas también de eso.

Es un combo fatal, porque la caída de la economía hace que baje abruptamente el consumo, eso tiene consecuencias sobre la producción y a eso le sumamos la apertura de las importaciones, la concentración del mercado y además las tarifas astronómicas que están llegando desde que empezó este gobierno. Se está llegando a esa situación límite que es compleja y no hay respuesta alguna desde el gobierno, no hay ni siquiera diálogo.

M.H.: Eso es lo que señalan los compañeros de Zanón, dicen que, al contrario, el gobernador Gutiérrez está evitando una solución a la situación. Se reunieron las organizaciones de la economía cooperativa, autogestionada y popular en el Hotel Bauen y el 27 de julio realizaron un Foro Federal en Ferro. Hay un documento de consenso al que llegaron organizaciones como la CNCT, las federaciones FACTA, FEDECABA, y ACTRA y el Movimiento Popular La Dignidad, entre otros, que le asigna al Estado el rol estratégico de fortalecedor del sector. ¿Qué información tenés sobre esta reunión?

A.R.: De primera mano porque estoy participando de esas reuniones y del armado de los documentos. Básicamente hay una percepción que creo es generalizada, pero como todo este sector es muy amplio y heterogéneo y sobre todo en las recuperadas viene con bastantes divisiones históricas, un proceso unitario es muy complicado; pero sí hay una percepción de que no da para más, que todas las cooperativas, las empresas recuperadas están llegando a un límite, la mayoría de las experiencias están esperando que termine este gobierno.

Pero al mismo tiempo si viene otro gobierno este sector tiene que tener un programa común de lo que tendría que ser una política del Estado hacia una economía cooperativa autogestiva y popular. Ahí van todas las definiciones posibles. Y lo que se fue discutiendo son las líneas muy generales de lo que se espera.

Lo primero que afirma el documento es que este es un sector de trabajadores, no es un sector de emprendedores, no es algo sin definición ni un tercer sector, es parte del trabajo y es parte de la economía. Entonces se espera que sea sujeto de una política económica, no de una política de asistencia. Esa es la primera gran definición en la que todas esas organizaciones se han puesto de acuerdo. A partir de ahí cuáles serían las líneas que esa política necesita.

De ahí a saber cómo cada una de estas organizaciones se posiciona frente a un nuevo gobierno, ya es algo más complicado, pero sí está el acuerdo de qué es lo que se tendría que pedir o apuntar como política básica, eso implica cambios de legislación que le dé a los trabajadores autogestionados cierto estatus legal como tales, que se reconozcan los derechos laborales que tienen los demás trabajadores en relación de dependencia y el derecho a la seguridad social.

M.H.: Fondo de crédito, fomento del trabajo autogestionado, «compre cooperativo» eso es muy importante también.

A.R.: También la cuestión de los mercados populares, de género y cuidados también está incluido, son puntos muy generales pero que dan un marco interesante respecto de lo que tendría que tener una política estatal no solo para que se sostenga el sector sino para que se potencie, para que se pueda expandir y convertirse en un factor fundamental de esta economía.

M.H.: Un sector que ha crecido mucho en estos últimos tiempos.

A.R.: Ha crecido porque el capitalismo expulsa permanentemente a los trabajadores fuera de la relación salarial formal entonces se forman las cooperativas.

M.H.: Yo me refiero a lo que se denomina Economía Popular, que va más allá de las empresas recuperadas por sus trabajadores. Pero aún las empresas recuperadas han aumentado. Hemos tenido en los últimos tiempos los casos de Roux Ocefa, Sportech, Canale, ahora hay toda una discusión en torno a las trabajadoras de Mielcita y Naranjú que también apuntan hacia una empresa autogestionada y cooperativa a pesar de que la posición gubernamental oficial no ayuda para nada. 

A.R.: A lo que apuntaba es que hay millones de personas que ahora se ubican en este sector, es la forma de sobrevivir cuando no te queda otra. En otra época se hablaba de desocupados, cuando esa desocupación no es de unos meses sino que se convierte en permanente implica que algo hay que inventar para sobrevivir, muchas son las formas clásicas, la venta ambulante, por ejemplo.

Todo eso se ha empezado a organizar, la CTEP es expresión de eso. Los viejos movimientos piqueteros que reclamaban trabajo y planes sociales, ahora directamente se han ido reconvirtiendo en formas de organización que implican actividad económica, porque la gente vive de algo, no se resigna a morir de hambre. Dentro de esa especie de caldo de cultivo es que empiezan a aparecer cooperativas. Inclusive feriantes, vendedores ambulantes, se están organizando en cooperativas. Por eso se plantea esto, economía cooperativa autogestionada y popular, incluso las empresas recuperadas que son casos donde directamente se trata de mantener la vieja fuente de trabajo poniéndola en funcionamiento y, además, estas otras cosas.

Lo importante es que haya una articulación, porque a las organizaciones de la Economía popular generalmente les falta esta cuestión más productiva y eso sí se lo pueden dar las fábricas recuperadas. Esa articulación es estratégica. Más allá de lo que pase en la política lo importante es que empiece a haber ese diálogo, porque el concepto que tienen algunos sectores es el mismo, son trabajadores que no tienen salario que se arreglan como pueden, y nosotros los representamos. Tiene que ser más que una representación, tiene que haber un desarrollo económico y político conjunto de ese sector.

M.H.: En el Nº 8 de la revista Autogestión para otra economía que dirige Andrés, se plantea «alimentos sin patrón» las experiencias que están vinculadas a las empresas cooperativas alimenticias que también han tenido una visibilidad en la Ciudad de Buenos Aires a través de las ferias que ha habido en las plazas, muchas veces reprimidas. Un aspecto que si mal no recuerdo es la primera vez que se introduce en esta publicación.

Recientemente hubo dos encuentros internacionales, uno en México y otro en Milán. El de México, como nos relata nuestra compañera Celia Pacheco en un email, afirmando que ha dejado de ser un encuentro académico para transformarse en un encuentro de trabajadores. Porque parece ser que la tónica que tenían los encuentros norte y centroamericanos eran más bien académicos y que la participación de los trabajadores era más bien marginal. Que creo que ha sido tu intención también, evitar que se conviertan en encuentros universitarios sino que tengan este componente donde el académico acompaña al trabajador, tal vez lo ayuda a pensar y reflexionar y no en una posición «bancaria» como la llamaba Paulo Freire, a decirle al trabajador qué es lo que tiene que hacer. ¿Fue así lo de México? ¿Y en Milán? 

A.R.: Lo de México fue así, allí se hicieron 3 encuentros regionales y además en 2011 se hizo el 3º de los internacionales. Costaba salir de esa dinámica de que los principales impulsores eran los académicos y al cual las distintas organizaciones de trabajadores eran invitadas. Iban, hacían su discurso y se iban. No eran protagonistas. Eso se dio vuelta gracias a la participación del Sindicato Mexicano de Electricistas y de algunas otras cooperativas que son fábricas recuperadas muy grandes que hay en México.

Yo me fui muy contento del último encuentro, se hizo en las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, que es una especie de súper empresa recuperada. De hecho en la revista Autogestión está la entrevista a Humberto Montes de Oca que es el secretario del Exterior, como le dicen ellos a lo que serían las relaciones internacionales de ese sindicato.

Era el sindicato de la empresa estatal de energía de la ciudad de México que se llama Luz y Fuerza del Centro, que en el año 2009, Felipe Calderón la declaró extinta en un decreto, eliminó la empresa y dejó a 44.000 trabajadores en la calle y de esa manera eliminaba a uno de los sindicatos más combativos. Matando dos pájaros de un tiro. El sindicato resistió, fue una lucha durísima, perdió mucha gente, de los 44.000 más o menos la mitad aceptaron la indemnización, la otra parte continuó en resistencia y logró un acuerdo con el gobierno a través del cual armaron la cooperativa. No recuperaron toda la empresa pero sí lograron armar una mega cooperativa de 15.000 ex trabajadores, inclusive tienen central hidroeléctrica propia, que están gestionando, es una experiencia que está funcionando muy interesante y muy compleja al mismo tiempo. Eso le dio la tónica al encuentro de México.

En cuanto al de Milán, siempre el encuentro europeo fue distinto a los demás. En Europa nunca se dio un encuentro de académicos pero sí de activistas por sobre los trabajadores propios de las experiencias, porque tampoco hay tantas empresas recuperadas en Europa que se reivindiquen como tales y que tengan esa experiencia de lucha tan clara como Viome de Grecia, Rimaflow de Milán o Fralip de Francia. Hay más sindicatos, que no son en ningún caso los sindicatos mayoritarios, salvo algunas fracciones de la CGT francesa. Son sindicatos que son de izquierda clasista, o anarcosindicalistas. 

M.H.: Sobre todo los compañeros que vienen de España tienen una identificación muy clara con el anarcosindicalismo.

A.R.: Sí. Son los herederos de la vieja CNT española de la Guerra Civil. Anarco sindicalismo no es lo mismo que anarquistas. Ideológicamente son anarquistas pero son anarquistas con sindicatos, que hacen pasar la lucha por lo sindical. Acá no existe eso.

M.H.: ¿Cuál es tu expectativa respecto del encuentro mundial que se realizará a fines de septiembre en una localidad cercana a San Pablo?

A.R.: Será en Guararema que está sobre la Vía Dutra que es la que une Río de Janeiro con San Pablo, pero más cercana a San Pablo y a Guarulhos que está en las afueras de San Pablo hacia el Noroeste.

El encuentro, que va a ser el 7º Encuentro internacional de la economía de los y las trabajadoras, viene en una situación de más incertidumbre en cuanto a lo político y económico por la situación local y mundial. Brasil gobernado por Bolsonaro justamente tiene entre sus principales objetivos al Movimiento Sin Tierra (MST) que es el lugar de la sede del encuentro, la escuela de formación Florestan Fernandes.

También hubo muchas dudas sobre si hacerlo o no, en la asamblea final en el encuentro de Chile se propuso Brasil pero a condición de una evaluación porque recién había ganado Bolsonaro las elecciones y no había claridad sobre cuáles iban a ser las condiciones de seguridad.

Finalmente definieron que es posible hacer el encuentro allí y que además es bueno que se haga a modo de apoyo y solidaridad internacional hacia las organizaciones de Brasil en este contexto.

Nos está costando por la cuestión económica, este es un encuentro que no tiene una institución atrás que financie, hay que arreglársela como uno pueda, autogestionarse y los pasajes no son baratos. Creo que por esto va a ser un encuentro más chico e inclusive por las mismas condiciones de la Escuela que no tiene tanta capacidad de alojamiento y los compañeros del MST quieren tener cierto control de quién entra y quién está en el lugar.

M.H.: Pero tiene ese plus a la vez, que el MST es una organización reconocida mundialmente con decenas de miles de miembros. 

A.R.: Sí. El encuentro va a ser importante, interesante, lo numérico tampoco interesa tanto porque no apunta a la masividad sino a la calidad de las discusiones. Tampoco quiero decir que la masividad quite calidad, pero sí que sea representativo, que se den los debates y que demos un pasito más en la organización.

Entrevista a Plácido y Néstor de Chilavert

No somos una pyme, somos un grupo de trabajadores sosteniendo nuestro trabajo para no ser desempleados

Mario Hernandez

M.H.: Hubiera sido el cumpleaños número 65 de Hugo Chávez, que supo comprometerse con un fenómeno que podríamos denominar en sus orígenes como típicamente argentino que son las fábricas recuperadas por sus trabajadores.

El sábado pasado en Ferrocarril Oeste hubo un importante Foro federal que nucleó a una serie de organizaciones vinculadas a la economía cooperativa, autogestionada y popular, entre ellas las federaciones Facta, Fedecaba y Actra, la Confederación CNCT, el Movimiento Popular La Dignidad y entre los convocantes estaba la gráfica Chilavert.

Hoy contamos con la presencia de dos compañeros de dicha fábrica: Nelson Darín y Plácido Peñarrieta. Este evento contó con la presencia de 3.000 compañeros y compañeras. ¿En qué consistió este Foro federal?

P: La idea inicial era juntarnos con este conglomerado de agrupaciones que están sosteniendo y conteniendo muchas familias por la crisis que estamos pasando. Nos juntábamos en el Bauen, en otros lugares, en la CTEP, a veces en alguna Universidad pero no lográbamos encontrar un punto de unión para juntarnos todos. Era medio irónico, todos peleando por lo mismo pero desunidos. A principios de año se empezó a gestar esta idea de juntarnos y ver qué marco le dábamos. Hubo varias reuniones y encuentros. En el Bauen tratamos de unificar ideas y dejar de lado esas mezquindades que muchas veces tenemos. Se definieron 8 puntos donde se plasmaron las necesidades básicas que sufrimos. Decidimos hacerlo antes de las PASO y se armó un grupo que se llama «Foro social» que es un encuentro de todos los autogestionados, cooperativas y empresas recuperadas.

Muchos de nosotros nos autonombramos empresas recuperadas y estamos dejando de lado a sectores que también son autogestionados pero que no tienen la envergadura de una empresa recuperada, a veces esa era la mezquindad que teníamos. O el no entender que trabajadores autogestionados que arman una pequeña organización, ese patrimonio, equivale muchas veces a una empresa recuperada. La única diferencia es que nosotros tenemos la forma de una patronal que nos quiso dejar en la calle. Los administradores de los gobiernos no entienden esta situación, entonces el punto era equilibrar esas necesidades, tanto de un autogestionado como de una cooperativa autogestionada.

Ahí es cuando se hace foco a que muchos de estos que hoy se están candidateando, tomen la posta el día de mañana si son elegidos, lleven este mensaje y cuando sean gobernantes no nos dejen afuera, que estemos mínimamente participando en la mesa grande. No queremos más pelear planes ni estos haberes complementarios que son una miseria. No dan la dignidad que necesita un desocupado, una persona que quiere permanecer dentro del mercado laboral con dignidad. Ahí es cuando empezamos a charlar entre todos y vemos que las ideas son semejantes, por qué no unirnos y surgió esto del 27 de julio.

Estuvimos en una jornada hermosa, en la que hubo espacio para hablar todo lo que se necesitaba. Si quedó algo en el tintero se harán otras reuniones, pero mínimamente queríamos demostrarle al sector político, principalmente a los que se candidatean, que somos una fuerza y que acá estamos. 

N: Lo importante de este encuentro es que son caminos que vamos buscando y necesitamos la unidad de estos espacios, con todas las dificultades que hubo, incomprensiones y demás; un primer intento de demostrar que los trabajadores podemos administrar una fábrica, con dificultades, pero lo podemos hacer, y eso es lo que queremos poner en la agenda del gobierno que viene.

M.H.: Se consensuó un documento con algunos puntos, algunas cuestiones tienen que ver con el tema de los créditos para poder renovar la maquinaria, por ejemplo. 

P: A nosotros nos comparan con las pymes, pero en el trato económico y financiero no somos pymes. Esa es la diferencia entre una persona o grupo de trabajadores que son las pymes, que deciden armar una SRL o una SA y pueden tener esa ventaja de crédito. Hay un sistema financiero que contempla más esa situación y no la nuestra. Hemos tenido muchas dificultades, incluso con el propio Banco Credicoop, porque no son bancas que asistan.

Muchas veces antes de tomar la vía del cooperativismo pensamos que nos iban a ayudar ciertos sectores de la economía mínimamente a renovar la tecnología, porque a la mayoría de las fábricas el dueño las abandonó un tiempo, o vació o lo intentó, entonces ahí está la desventaja que tenemos ante una pyme, porque no somos eso, somos un grupo de trabajadores medianamente sosteniendo nuestro trabajo para no ser un grupo de desempleados y ser una carga más para el Estado al mismo tiempo.

Nosotros tenemos garantía de nuestro conocimiento sobre el trabajo y las máquinas que nos quedaron que son obsoletas. Con el conocimiento que tenemos tratamos que funcionen para mínimamente sostener el hogar.

M.H.: Yo siempre marco la diferencia entre este tipo de experiencias autogestionadas y las cooperativas tradicionales, vos mencionabas el caso del Banco Credicoop, podemos mencionar también el caso de Sancor una empresa con 4.500 trabajadores que ha sido descuartizada prácticamente, pero las decisiones las tomaban un grupo de tamberos socios de Sancor que nombraban un Consejo Directivo que después se ocupaba de resolver toda la gestión y no tiene nada que ver con estas empresas autogestionadas que funcionan de una manera totalmente distinta, por mecanismos asamblearios, donde muchas veces no hay un Consejo Directivo sino que las decisiones se van tomando de acuerdo a las necesidades en asambleas donde participan todos los trabajadores en un pie de igualdad. 

N: Sin duda el movimiento es más democrático que Sancor o el Credicoop.

M.H.: Claro, que reúnen una vez por año a sus accionistas y son los que resuelven, los que aprueban el balance, nombran a los directores y se acabó hasta el próximo año. 

N: Las interpretaciones que tenemos sobre cooperativismo es lo que necesitamos seguir discutiendo y buscar un punto común, no con Sancor y el Credicoop, pero entre las autogestivas hay miradas similares que no tienen nada que ver con esos siete principios históricos de los cooperativistas de Rochdale en 1844, a mediados del Siglo XIX.

M.H.: Son los principios que dieron origen al cooperativismo, aunque hay un debate sobre eso porque Andrés Ruggeri sacó un libro donde señala que el cooperativismo empezó mucho antes que Rochdale. Volviendo a la reunión, en el documento se habló de la necesidad de un «compre cooperativo». ¿En qué consistiría? 

P: La idea es que el Estado sea el principal cliente de estos sectores, donde no haya mucha burocracia para poder venderle. El Estado muchas veces, sobre todo en el caso de las textiles, compra a Brasil en cantidades, por ejemplo, las sábanas de los hospitales, algo que cualquier taller o fábrica de la Argentina puede fabricar. Lo mismo uniformes, guardapolvos.

Vemos que los gobiernos miran la economía ahorrándole plata al Estado dándole trabajo a otro país, como el caso de China. Lo que no entienden nuestros economistas, o los patrones, es que esa mano de obra barata es porque están explotando a nuestros semejantes en esos lugares que los hacen vivir de maneras tremendas. El trabajador argentino no llegaría a trabajar de esa forma, la muerte antes que trabajar así.

Lo que no quiere el sistema es compartir esa ganancia con el trabajador argentino y dejarnos nuestro asadito del domingo, nos han sacado hasta eso. Cuando decimos «compre argentino» va unido a que a través de esta economía el Estado derramaría sobre estas unidades productivas, va a beneficiar a sus familias, por lo tanto, va a haber mayor capacidad de consumo.

Que el Estado sea el motorizador de esto, amén de tener nuestros clientes privados. Estamos pidiendo un porcentaje de la compra ya sea municipal, provincial, no pedimos el 100%, sino un porcentaje, habíamos dicho un 20% como máximo, porque tenemos que ser coherentes con nuestras maquinarias, no podrían responder a una producción tan grande, y nosotros como trabajadores tenemos que ser consecuentes con nuestra realidad. No porque presionemos van a dejar a las pymes o a otros sectores y nos van a dar todo a nosotros. Incluso habíamos llegado a pensar en un 5% de las compras del Estado.

Esto el Estado no lo ve, no facilita, y si nos dan la oportunidad de ser proveedores, nos dan cifras desorbitantes donde no hay un financiamiento entonces se corta la cadena. Por ejemplo, gano una licitación por 3 millones de pesos pero mi cooperativa factura 200.000 pesos, entonces es imposible competir con eso. Terminan diciendo que nos dieron la oportunidad y no la aprovechamos. Tienen que generar un panorama que sirva para todos. Ahí es donde chocamos y nos rompemos la cabeza y a la gente no le gusta que salgamos a la calle porque no hay contemplación de eso. Entonces no nos terminan comprando nada, y si alguien nos quiere comprar hay un lugar que no nos financia y terminamos siendo mal vistos pero por un accionar de ellos.

Entonces la reunión del 27 de julio pasado fue exitosa desde mi punto de vista en cuanto a una organización, la demanda de los puntos que se tratan son el de financiación, el compre cooperativo y estamos tratando de ver que haya una educación sobre el cooperativismo.

M.H.: Imagino que habrán abordado el tema de las tarifas también. 

P: También, lo que pasa es que tenemos un golpe duro que no es solamente a nosotros. Porque cuando hablamos de tarifas tenemos que hablar de toda la sociedad. Hay muchos empresarios a los que parece que no les afecta el tema del tarifazo y lo sostienen, y a nosotros nos afecta en gran manera, porque todo ese desfasaje del tarifazo no se pudo incluir en el costo, a veces para pagar las cuentas sacrificamos nuestro salario. Entonces nuestra producción no equipara al sostenimiento que tiene una pyme y eso es lo que tenemos que rever con nuestros políticos cuando sean gobierno, qué hacemos, porque esto lo tenemos que resolver entre todos y la gran parte le corresponde al funcionariado, hoy prometen todo, veremos qué pasa, si cumplen las promesas.

N: Nosotros queremos discutir con el nuevo gobierno, o con este, con este sabemos que tenemos un no. Supongamos que Alberto Fernández y Cristina Kirchner ganan, queremos meter estos temas en agenda. 

M.H.: Recuerdo que Scioli había tenido una iniciativa. Se hizo un acto en Impa donde habló de la creación de un ministerio de la Economía Popular.

P: Cuando hablamos de mesa grande, de no estar en la mesa chica, nos referimos a eso. Le llamemos como sea, tenemos que ser partícipes de las decisiones, no podemos seguir peleando el listado de los compañeros que van a ser beneficiados por un plan. Incluso el ministerio de Economía tiene que ser parte.

En la época anterior a este gobierno queríamos mínimamente sentarnos con el Director del BCRA para que haya una política hacia nuestros sectores, una solución de fondo. Primero están los inmuebles, las maquinarias y luego la capacitación de los compañeros. No nos sirve de nada que nos compren una súper máquina que no sepamos manejar o no tengamos la clientela que precisa esa máquina.

Hoy muchas empresas gráficas están cerrando o despidiendo compañeros porque se ven dentro de un crédito para máquinas sofisticadas y no lo pueden sostener porque no hay mercado. El otro punto es que se pongan obstáculos a las importaciones. Ahora no tanto porque estamos en un año de elecciones pero a partir de 2016 se abrieron las importaciones y lamentablemente tenemos la mala costumbre de comprar importado y eso hace que nuestras ganancias se vayan a otro lado y no tenemos la educación necesaria, debe haber una educación que valore nuestros productos, para comprender que de esa forma estás dando trabajo. 

M.H.: Nelson sos parte del equipo docente del Bachillerato Popular que funciona en Chilavert.

N.: Yo fui estudiante del Bachillerato, hice el recorrido durante los 3 años y producto del conocimiento y la experiencia, los compañeros docentes me propusieron ser parte del grupo docente y a partir de 2014 estoy al frente de una materia que se llama Introducción al Cooperativismo, en primer año. Es importante remarcar que no soy docente, sino que simplemente les habrá parecido importante mi experiencia a los compañeros que decidieron ponerme al frente de una clase. 

M.H.: Un Bachillerato Popular que se creó al poquito tiempo de recuperar la fábrica.

P.: Sí. En el primer momento en el que tomamos el lugar la idea era convertirlo en una escuela de oficio, si el juez no nos avalaba para ser una unidad productiva, una imprenta. Por la situación legal que estábamos atravesando nos exigían muchas normas para poder ser un espacio de fábrica, entonces medio anárquicamente decidimos que si no daba para taller lo convertíamos en escuela. Eso nos quedó picando, así que cuando nos autorizaron legalmente a funcionar, en 2002, quedó la propuesta abierta pero no sabíamos cómo incorporar una escuela en un lugar que es netamente de producción.

Hemos tenido muchos desencuentros con funcionarios de habilitaciones municipales porque ellos decían que era incompatible la educación con la producción. Felizmente aparecieron chicos que apostaron y pusieron el hombro, empezaron las primeras clases en 2006 como Bachillerato Popular, cosa que nosotros como trabajadores de imprenta desconocíamos, pero nos gustó la idea.

Muchos estudiantes de la Universidad se plantean cómo devolver a la sociedad porque la sociedad de cierta manera los ayudó a ser profesionales, muchos lo hacen de esta manera, ayudándonos. Estos chicos que eran profesores recién recibidos o por recibirse empezaron a dar clases apoyados con el Bachillerato Popular de Impa que ya estaba oficializado, éramos un apéndice de ese Bachillerato, que es una fábrica también recuperada orientada a darle un lugar a los vecinos y a otras organizaciones. 

M.H.: Ya Impa desde sus orígenes tuvo una orientación en el sentido de generar un Centro cultural que se ha ido desarrollando, ahora funciona una Universidad de los trabajadores,

varias salas de teatro, talleres, aparte del Bachillerato que mencionás.

P.: Es como un sueño logrado. Somos un gajito de Impa, porque también formamos un Centro cultural que tiene su lado lindo porque muchos chicos del barrio vienen a hacer talleres de teatro.

M.H.: Y hay una Cooperativa de vivienda también.

P.: Le cedimos el espacio a unos chicos que tratan de solucionar el tema de vivienda en CABA que pertenece al Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). El Centro cultural sí lo manejamos nosotros y tratamos que las actividades que se hacen sean idóneas a las necesidades del barrio como enseñar tango y teatro.

Los sábados después de las 15:00 se dan talleres de teatro y todo lo que ensayan durante un tiempo se hace la primera función en Chilavert. Es el espacio que le hemos querido devolver a la sociedad.

Si todo el estudiantado hiciera lo mismo creo que no habría tanta necesidad. Esta necesidad de tener espacios culturales en un barrio es grande y al gobierno no le interesa y hasta en muchos casos los cierra. Por eso cuando el gobierno nos decía que era incompatible la educación, la cultura y la industria, nosotros preguntábamos cuál es la herramienta para hacerlo funcionar y que sea legal. Hay que trabajar en eso, no hacer la más fácil, decir que no se puede y cerrarlo, ese era el desafío en 2006/7. Hoy felizmente tenemos el Bachillerato Popular oficializado y los docentes cobran sus sueldos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.