La alianza militar occidental está intentando convertir el Mar Báltico en un «lago de la OTAN». Con Suecia y Finlandia ya participando abiertamente en los ejercicios militares de la OTAN y sin ocultar su participación en las operaciones con los «Cinco Ojos», la alianza de inteligencia de los miembros principales de Gran Bretaña, EEUU, Canadá, […]
La alianza militar occidental está intentando convertir el Mar Báltico en un «lago de la OTAN». Con Suecia y Finlandia ya participando abiertamente en los ejercicios militares de la OTAN y sin ocultar su participación en las operaciones con los «Cinco Ojos», la alianza de inteligencia de los miembros principales de Gran Bretaña, EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, sólo hay una nación en el Báltico que permanece fuera de la estructura de la OTAN y es el único objetivo de la OTAN: Rusia.
La OTAN y sus socios «no miembros», Suecia y Finlandia, han aumentado las tensiones militares en el Báltico porque el gasoducto Nord Stream 2 de Gazprom, que suministrará gas ruso en forma directa a Alemania. El gasoducto pasa justo por el sur de la isla danesa de Bornholm, que se encuentra más cerca de Suecia que de Dinamarca. Cuatro países involucrados en Nord Stream 2 han aprobado planes para la construcción del oleoducto. Dinamarca es el único obstáculo.
Donald Trump ha elogiado la negativa danesa a apoyar al Nord Stream. Sin embargo, el elogio de Trump por la decisión del primer ministro derechista danés Lars Lokke Rasmussen, fue prematuro y efímero. En junio, una «alianza roja«, formada por la primera ministra socialdemócrata entrante Mette Frederiksen con los social-liberales del Partido Popular Socialista, la Alianza Rojo-Verde, el Partido Socialdemócrata de las Islas Feroe y el Siumut groenlandés, derrotó a la coalición derechista de Rasmussen en elecciones generales.
Como primera ministra, se cree que Frederiksen quiere que Dinamarca reafirme su política exterior independiente sin recibir órdenes de Washington, particularmente de una administración estadounidense que se opone a la plataforma socialdemócrata, ambiental y de libertades civiles de los socialdemócratas y sus aliados de coalición. La Alianza Rojo-Verde es partidaria de la retirada de Dinamarca de la OTAN.
Frederiksen se verá obligada a tratar con el Servicio de Inteligencia danés (FE, por sus siglas en danés), que contribuyó a la conversión de Dinamarca en aliado para asuntos de inteligencia de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA) y en miembro incondicional de la alianza nórdica de inteligencia que forman Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia existente desde los días de la guerra fría.
Tras no haberse adaptado nunca a las realidades de la era posterior a la Guerra Fría, el EF sigue organizado como un servicio de inteligencia de primera línea del Báltico de la OTAN, preparado para defender el estrecho del Báltico de la acción militar de las ahora inexistentes República Democrática Alemana y Unión Soviética, así como miembro del igualmente inexistente Pacto de Varsovia. Las capacidades de inteligencia de señales (SIGINT) del EF están dirigidas a la intercepción del tráfico de comunicaciones satelitales comerciales y tienen poca o ninguna capacidad para apuntar a las comunicaciones en el Oriente Medio. El reducido presupuesto del EF ha llevado a darle una excesiva dependencia de de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) porque hace que el producto de su trabajo sea «excesivamente desinfectado y editado». Lo que los analistas de inteligencia daneses reciben de la CIA no es mucho más revelador que lo que normalmente puede leerse en The Economist, Financial Times o el New York Times. Por ejemplo, el EF presta escasa atención a las lenguas árabes, farsi, urdu, tamil, turco y kurdo que hablan son habladas por muchos inmigrantes y ciudadanos daneses de primera y segunda generación.
Desde dentro del EF se ha sugerido construir plataformas para la intercepción de señales (SIGINT) propias en barcos que recojan de forma independiente información del Golfo Pérsico, el Mar Arábigo y otros puntos conflictivos en los que estén implicados los intereses daneses. Sin embargo, el gobierno danés parece contento con su posición muy inferior a la de los estadounidenses. La creciente importancia de la flota aérea sueca SIGINT, incluido el avión espía Gulfstream IV interceptado por el SU-27 ruso cerca de Kaliningrado, se ve reflejada en el hecho de que Suecia y EEUU han integrado totalmente sus capacidades aerotransportadas SIGINT bajo el paraguas de la OTAN. En muchos sentidos, el National Defense Radio Establishment o «Försvarets radioanstalt» (FRA), que opera los aviones suecos SIGINT, incluido el Gulfstream IV interceptado por Rusia con el RC-135V estadounidense, se ha convertido en un aliado aún más importante para Estados Unidos que las agencias SIGINT de los miembros de plenos de la OTAN.
Aunque Suecia y Finlandia se estén demorando políticamente en incorporarse a la OTAN, sus políticas militares les han convertido en miembros de facto del bloque militar.
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