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Asesinado por su propio ejército

Venustiano Carranza: el «revolucionario» más conservador

Fuentes: Fragua

Zapata fue asesinado en Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919. Las fotos del héroe popular aparecieron en los periódicos que celebraban la muerte del que llamaron bárbaro, asesino, ladrón… El autor material de su asesinato fue Tomás de Jesús Guajardo, miembro del ejército constitucionalista que estaba bajo el mando del general Pablo González, […]

Zapata fue asesinado en Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919. Las fotos del héroe popular aparecieron en los periódicos que celebraban la muerte del que llamaron bárbaro, asesino, ladrón… El autor material de su asesinato fue Tomás de Jesús Guajardo, miembro del ejército constitucionalista que estaba bajo el mando del general Pablo González, quien era hombre de confianza de Venustiano Carranza, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

Haremos un breve recorrido por la participación política de Venustiano Carranza para comprender cómo el que llaman fundador del Estado moderno mexicano fue el más conservador de todos los que de verdad fueron revolucionarios.

Venustiano Carranza Garza nació el 29 de abril de 1859 en Cuatro Ciénegas, Coahuila, y fue hijo de Jesús Carranza Neira, quien combatió al lado de Juárez contra los conservadores y los invasores franceses. Como reconocimiento a la fidelidad del padre de Venustiano, Don Benito Juárez le otorgó tierras en Coahuila, las cuales no eran muy fértiles por ser un estado con grandes lugares de semidesierto y desierto, y porque las tierras más fértiles ya habían sido acaparadas por otras familias, como la Treviño y, después, la Madero.

Carranza era dueño del rancho «Las Ánimas» que abarcaba cerca de 45 mil hectáreas; sin embargo, no se comparaba en extensión con las 230 mil hectáreas de una de las propiedades de la familia Madero, al norte del estado. Estudió en Saltillo, Coahuila, y en la Ciudad de México sin que lograra terminar la preparatoria; sin embargo, siempre fue reconocido por su capacidad académica y sus conocimientos. A la edad de 27 años comenzó su vida política como presidente municipal de Cuatro Ciénegas y fue avanzando en puestos, en medio de las peleas por el poder de los grupos locales afectos a Porfirio Díaz, hasta llegar a ser gobernador interino del estado del 25 de septiembre al 21 de noviembre de 1908.

Durante las elecciones de 1910, Carranza apoyó a Bernardo Reyes, pero al deponer éste su candidatura no tuvo más remedio que acercarse al maderismo, alternativa política que lo llevó a combatir en Coahuila a los miembros del Partido Liberal Mexicano (PLM), en 1911, después del Pacto de Ciudad Juárez. Posteriormente, cuando se depuso a Porfirio Díaz, Francisco I. Madero lo nombró gobernador de Coahuila.

Como gobernador, Carranza no expropió a los grandes capitalistas, a los grandes hacendados; al contrario, estableció una alianza con muchos de ellos, y con los medianos propietarios como él, pero también permitió hasta cierto punto la organización de los mineros y de los obreros para ganarse su favor. Impulsó la organización de los batallones mineros de la Unión Minera Mexicana en 1912, la cual combatió el alzamiento de Pascual Orozco contra Madero.

Carranza, como Madero, necesitaba aliarse con los campesinos y obreros, pues eran la fuerza fundamental que le permitiría pelear contra el porfirismo que se resistía a la derrota. Sin embargo, nunca permitió que estas clases tuvieran una organización política, una ideología y un ejército propios. Así, subordinó a las clases explotadas a sus intereses económicos y políticos, que representaban los de la nueva burguesía democrática, la cual luchaba contra las relaciones semifeudales que detenían el desarrollo del capitalismo en el país.

Frente al asesinato de Madero y Pino Suárez en febrero de 1913, Carranza tenía dos opciones: subordinarse a Huerta o rebelarse, y prefirió esta última opción, siendo Carranza el único gobernador legalmente constituido en hacerlo.

Para hacer legal su alzamiento redactó el Plan de Guadalupe el 26 de marzo de 1913, cuyo contenido fundamental era el desconocimiento de Victoriano Huerta y todos los demás poderes legales, y el nombramiento de Carranza como el Primer Jefe del Ejército «Constitucionalista». El objetivo fundamental era derrotar a Huerta y en ese punto coincidió con Emiliano Zapata y Francisco Villa.

No hubo promesas de reformas o justicia para las clases explotadas en el Plan de Guadalupe, eso quedó en un segundo plano; sin embargo, el fortalecimiento de los ejércitos populares de Zapata y Villa fue creando la necesidad de redactar promesas de transformación para alimentar de campesinos y obreros el nuevo ejército de la burguesía.

Derrotado Huerta, los ejércitos formados al fragor del combate se confrontaron, Carranza y Obregón representaban la nueva clase burguesa que aspiraba a modernizar el capitalismo y en ese esfuerzo cedía a las clases explotadas lo indispensable para mantener a sus ejércitos y enfrentar a los ejércitos populares de Zapata y Villa. Así fue como se crearon en 1914-1915 los batallones rojos y los batallones rojos de enfermeras, producto de la alianza entre la Casa del Obrero Mundial y el Ejército de Carranza. Con ellos derrotaron a Zapata en la ciudad de Puebla a inicios de 1915, y posteriormente a la División del Norte comandada por Villa, a mediados de ese mismo año en el Bajío.

La constitución de 1917 fue resultado de la derrota militar de las fuerzas populares; aunque recogía muchas de las demandas históricas enarboladas por el PLM, el zapatismo y el villismo. El triunfo militar y político de esta nueva burguesía se coronó con el asesinato de Zapata que ordenó Carranza; sin embargo, las contradicciones entre los nuevos grupos de poder de la burguesía se agudizaron, Carranza se mostró como un burgués conservador una vez ganado el poder, reprimió al movimiento obrero, pero antes lo desarmó. De hecho en la elaboración de la Constitución de 1917 su grupo fue el más conservador, el encargado de que las demandas de las clases explotadas no fueran más allá de los límites que la burguesía imponía.

Esas contradicciones se encarnaron en la persona y el grupo político que comandaba Álvaro Obregón, quien, una vez asesinado Zapata, se alió con lo que quedaba del Ejército Libertador del Sur, con el movimiento obrero reprimido por Carranza y otros jefes militares para levantarse en armas contra Carranza.

Venustiano Carranza, presidente constitucional de México, marchó a Veracruz para hacerle frente al nuevo levantamiento que se organizó desde el Ejército Constitucionalista. El 20 de mayo de 1920 fue asesinado en una emboscada en Tlaxcalantongo, sierra norte de Puebla.

Quien organizara política y militarmente a la burguesía contra Victoriano Huerta, después cayó bajo las balas disparadas por su propia clase. De nada sirvió el asesinato de Zapata, utilizar al movimiento obrero para sus fines y reprimirlo después. Las pugnas entre la burguesía, entre los burgueses, históricamente se han solucionado derramando sangre del pueblo trabajador principalmente, pero también de algunos burgueses que se han convertido en estorbo de otros.

Esa burguesía histórica es la creadora de la burguesía que todavía hoy mantiene bajo su propiedad los principales medios de producción: tierras, máquinas, fábricas. Esa vieja burguesía de Carranza y Obregón es la que con «nuevos» apellidos: Slim, Larrea, Salinas… mantiene su riqueza gracias a la explotación.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección RECUPERANDO LA HISTORIA del No. 41 de FRAGUA , órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular ( OLEP ), Marzo-Abril 2019.