Setenta y ocho años después llegó la noticia que marcará aún más el declive del México independiente que soñara el Cura Hidalgo, Morelos, Juárez y que en gran medida lograra el General Lázaro Cárdenas del Río, un 18 de marzo de 1938. El día trece de marzo de este año, en los principales periódicos de […]
Setenta y ocho años después llegó la noticia que marcará aún más el declive del México independiente que soñara el Cura Hidalgo, Morelos, Juárez y que en gran medida lograra el General Lázaro Cárdenas del Río, un 18 de marzo de 1938.
El día trece de marzo de este año, en los principales periódicos de nuestro país resaltaba el anunció que Sergio vega, director general de Gulf México hacía sobre el sector energético, anunciaba la apertura de las primeras cuatro gasolineras Gulf en México que estarán ubicadas en Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara y una ciudad por definir; las primeras cuatro de las veinte que piensan abrir durante los primeros tres meses de la puesta en marcha de sus operaciones. Pero no sólo eso, reafirmó el propósito de controlar el veinticinco por ciento del mercado nacional al hacerse de dos mil estaciones en los primeros tres años, esto mediante el «convencimiento» de los franquiciatarios de Pemex a que cambien de marca, es decir, de proveedor de combustibles.
La empresa transnacional Gulf es de origen norteamericano y tiene presencia en quince países con más de tres mil quinientas estaciones de servicio, pero no sólo es proveedor de gasolina al consumidor final, sino que dentro de sus operaciones se dedica a ser el intermediario entre refinerías y otras empresas despachadoras, así lo hará también en México. El director de infraestructura de Gulf México, Felipe Luna Melo explicó al diario El Economista que al realizar el rol de intermediario podrán utilizar la infraestructura de PEMEX, para transportar los energéticos a través de puertos y ductos existentes.
Empresas extranjeras con afán de lucro utilizando la infraestructura de PEMEX, fruto del trabajo de millones de mexicanos pareciera algo que no cuadra dentro de la lógica, pero esto es posible gracias a la reforma energética auspiciada y aprobada por el actual régimen gobernante. Recordemos que la reforma energética no fue más que la modificación a la constitución mexicana, para que empresas privadas nacionales y extrajeras pudieran tener acceso a la refinación y transporte del esencial energético, una modificación que garantiza lucro para las empresas que participen, porque gran parte de la infraestructura ya está construida de los recursos públicos nacionales.
El alarde oficial sobre los beneficios de la reforma energética sólo se centra en la disminución del costo de la gasolina al consumidor final, un discurso hueco y sin perspectivas a futuro. Lejos quedaron ya el contenido social y constructor de las voces a favor de la expropiación y nacionalización petrolera de 1938, como la de Vicente Lombardo Toledano, líder de la entonces revolucionaria Central de Trabajadores de México (CTM), que entendía que la lucha por la nacionalización de la industria petrolera era un paso hacia la demolición de la condición semicolonial de México, y cimiento para la industrialización y desarrollo del país, una visión política económica resumida en su frase «patria es nacionalizar».
Estas posturas nacionalistas no eran meras ideas surgidas del voluntarismo intelectual, sino reflejo real de las condiciones del país que constató la Comisión Pericial designada por la Presidencia de la República para conocer el estado económico de las compañías petroleras, que en el punto dos y tres de sus conclusiones señalaron: «2.- Que las empresas petroleras que operan en México, nunca han estado vinculadas al país y sus intereses han sido siempre ajenos y en ocasiones hasta opuestos al interés nacional», «3.- Las principales empresas petroleras que operan en México no han dejado a la República sino salarios e impuestos sin que en realidad hayan aportado su cooperación al progreso social de México».
Con la llegada de las gasolineríasGulf y las que vengan después, se pone de manifiesto la estrategia de aniquilar PEMEX, como productor, transportador y despachador de gasolinas, el objetivo del actual régimen gobernante es seguirlo desmembrando para que sean las empresas privadas transnacionales las que hagan lucro en los espacios dejados por PEMEX, y éste sólo sea garante de la infraestructura básica no rentable, es decir, nuestros impuestos y recursos nacionales irán a financiar la avaricia de las empresas multinacionales de energéticos.
Queda reflexionar y tomar como guía histórica los dos puntos ya mencionados de la Comisión Pericial de 1938, sobre la responsabilidad de las empresas petroleras extranjeras para con el desarrollo de México. En pocos meses Gulf servirá de ejemplo para entender como hace setenta y ocho años que las inversiones extranjeras en áreas estratégicas para el desarrollo nacional, obstaculizan el progreso independiente de México, y por lo tanto, mantiene vigencia «patria es nacionalizar».
@NaelRado
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.