«Y tuve mucho miedo. Mucho miedo. Pero no un miedo a lo desconocido. No era algo más racional. Miedo a lo conocido. Miedo a la larga historia de derrotas. Miedo a la costumbre de y a la resignación que nos produce esa cuenta en la que siempre aparecemos en las restas y en las divisiones, […]
«Y tuve mucho miedo. Mucho miedo. Pero no un miedo a lo desconocido. No era algo más racional. Miedo a lo conocido. Miedo a la larga historia de derrotas. Miedo a la costumbre de y a la resignación que nos produce esa cuenta en la que siempre aparecemos en las restas y en las divisiones, y nunca en las sumas y las multiplicaciones.»
Muertos incomodos, Subcomandante Marcos-Galeano, novela a cuatro manos con Paco Ignacio Taibo ll
Recientemente el CNI y el EZLN anunciaron una posible participación de una mujer indígena como candidata independiente a la Presidencia de la República; la propuesta se discutirá con los pueblos y las bases, dicen, aunque pareciera que ya es un acuerdo o consenso desde la dirección que trasladarán de arriba hacia abajo y no al revés.
Mucho se ha hablado de ello por la trascendencia e historia que tiene el movimiento zapatista en nuestro país. Hay por un lado quienes descalificaron a priori la participación del EZLN en los comicios electorales, de que es parte de un plan para debilitar a López Obrador desde la derecha y de que el subcomandante, ahora Galeano, es agente de Salinas de Gortari. Esta idea me parece tan preocupante como equivocada, sobre todo porque se compartió por muchos militantes, activistas y dirigentes de MORENA.
Esta dinámica es precisamente la que beneficia a la derecha (llámese PRI, PAN o PRD), la de descalificarnos y dividirnos antes de intentar el dialogo e intercambio de ideas por quienes, a pesar de las diferencias de método y de organización, compartimos un sentido común de que se puede sentir y escuchar en la gente, la sed de justicia, democracia e igualdad.
Este sentido común no es contradictorio en los programas de ambas fuerzas políticas, el EZLN recupera las demandas que desde hace 500 años exigen los pueblos indígenas, los hijos de la noche, los que quieren todo para todos, para ellos nada: techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y paz.
Lo anterior no difiere sustancialmente con la propuesta de morena de un México fraterno donde la diferencia sea virtud y la diversidad riqueza. Un México donde el trabajo de todos a todos beneficie. Un México democrático donde gobernar sea un servicio. Un país libre y soberano, verdaderamente independiente, que participe en la globalidad sin rendirse a los imperios.
Partiendo entonces de puntos coincidentes, los zapatistas tendrían que reconocer en morena a sus hermanos y no a sus adversarios, en esa imposible geografía del poder, de los de arriba, los de abajo. Una visión ensimismada y aislada puede convertir en imposibles las alianzas. No se puede simplificar la política al decir que todos son iguales, sin ver por ejemplo que dentro del proyecto alternativo de nación morena se propone como un compromiso irrenunciable el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés.
También tendrían que recordar que en morena luchamos por la soberanía enfrentando las reformas neoliberales de EPN, contra la reforma fiscal, educativa, de telecomunicaciones, contra la violencia e impunidad por los crímenes de Ayotzinapa, Tlatlaya y Nochixtlán.
Creo de esta forma, que si se consulta con los pueblos, estos no quieren ni voluntaria ni involuntariamente un triunfo del PRI-gobierno o del PAN a través de Margarita Zavala. Lo que quieren pueblos y ciudadanos, es poner fin a la pesadilla neoliberal que tanto a desangrado a nuestro país; no entienden ni comparten mucho las diferencias tácticas de MORENA y el EZLN, lo que sí entienden es el país que hoy sufrimos y dejamos de vivir: los muertos, la pobreza y la exclusión que se extiende por toda la geografía nacional.
De esta manera la cuestión principal debería de ser para las izquierdas, sin duda, la unidad, el dialogo y la irremediable condena a entenderse, porque como dice Walter Benjamín, que también vivió en su época el ascenso de la derecha y el fascismo: «ni siquiera los muertos estarán a salvo del enemigo, si éste vence. Y este enemigo no ha dejado de vencer.»
Por lo tanto está latente la advertencia de un realidad de contra-ofensiva neoliberal que se asoma en el contexto regional e internacional, y que sin duda, no estamos exentos en México. El ejemplo argentino es una clara lección de ello, los gobiernos progresistas, aunque imperfectos, han sido el motor de cambio y esperanza en América Latina; donde hay retrocesos de estos, no viene un proceso revolucionario ni de profundización de la democracia sino al contrario una despiadada violencia a los pueblos mediante la pérdida de derechos y conquistas adquiridos durante la última década.
En Argentina quienes desde la «ultra izquierda» llamaron en segunda vuelta, cuando sólo había que escoger entre el Kirchnerismo y la derecha Macrista, a votar en blanco, terminaron, queriendo o no, favoreciendo a esta última opción.
En conclusión, lo que se juega para nuestro país en el terreno electoral del 2018 es una disputa de dos bloques históricos: el cambio de régimen que representa morena y Andrés Manuel López Obrador que se ha ganado esta legitimidad y apoyo recorriendo todo el país desde abajo, escuchando el sentir del México profundo, trasmitiendo esperanza y generando organización popular, o la continuidad de régimen oligárquico actual y de más neoliberalismo, recortes, privatizaciones, violencia, muerte, corrupción e impunidad.
La propuesta zapatista es legítima, y bienvenida su participación; como dijo AMLO, es preferible a su silencio y aislamiento anterior, pero está ante una disyuntiva histórica y tendrá que elegir y hacerse responsable por sus decisiones. Es válido su aporte y voz en un proyecto amplio de transformación progresista y de izquierda teniendo en cuenta la correlación de fuerzas y la capacidad de organización. Si lo que quieren es visibilizarse ¿Por qué escoger el terreno de la vía electoral a la que siempre han criticado y en la que no creen? ¿Por qué no movilizarse y sumarse críticamente? Al final lo único claro es que si quieren un país, una comunidad, un pueblo donde se reclame para todos todo, tiene que ser a través de la unidad y el dialogo.
Vladimir Parra Barragan. Presidente del Consejo Estatal de MORENA Colima.
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