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Un comentario a Arturo Luis Alonzo Padilla

Los grupos de poder en la ENAH (II)

Fuentes: Rebelión

Antonio Gramsci hablaba, entre otros elementos, que los intelectuales se sienten, se toman muy en serio, e incluso sumergidos en un estado alienante producto de su propio credo religioso: la creencia de que son autónomos e independientes. Sin ninguna relación del conjunto del sistema de relaciones del mundo de la producción económica, social y política. […]

Antonio Gramsci hablaba, entre otros elementos, que los intelectuales se sienten, se toman muy en serio, e incluso sumergidos en un estado alienante producto de su propio credo religioso: la creencia de que son autónomos e independientes. Sin ninguna relación del conjunto del sistema de relaciones del mundo de la producción económica, social y política. Construyen una utopía social de que son independientes, autónomos, con características a ellos mismos. E incluso con características propias y dotes que ninguno posee. Sin embargo, la realidad es que los intelectuales son los funcionarios del orden social dominante que en determinadas condiciones históricas cumplen diversas funciones. Así, esa autonomía y dotes únicos y de «grandeza» caracterizan a la gran mayoría de los intelectuales de la ENAH. Esa supuesta autonomía y dotes únicas que poseen creen que son propios de cierto intelectual y les da seguridad para rechazar y expulsar a quien no las posee. De esa manera nos vemos expuestos algunos de los trabajadores y estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Consideran que hay expulsar a los intelectuales «malos» para contribuir a «mejorar» las clases. En un contexto en que una parte importante de la población de la ENAH, con grandes dificultades materiales y emocionales, asiste a una escuela para que un intelectual erudito les proporcione las recetas en sus clases y pueden resolver no solo su vida sino del mundo en que viven. Arturo Luis Alonzo Padilla, como funcionario del orden social y dotes propios, reproduce ese conjunto de relaciones y desplaza a quien considera que no es propio de grupo social.

Crees Arturo que con desplazar a maestros del espacio que antes laboraban para que ahora entres tú y «mejores» la clase serán diferentes las cosas. Lo que tratas de decir que ahora que entras, apostando a tu egocentrismo, vas a «mejorar» las clases de una materia que un profesor anterior no las daba. Al parecer andas preocupado por «mejorar» la labor «profesional» y «académica» pero…¿No sería más urgente mejorar las condiciones sociales y materiales de los muchos de lxs egresadxs? Que gran parte está condenadx al desempleo. A un futuro incierto ¿No sería más solidario que aportaras no solo con tus conocimientos sino tus herramientas prácticas para la transformación social, no solo de los maestros sino de todos estudiantes, de los egresados y de todo el mundo? No simples cambios para que todo siga igual, sino que entrar al fondo de los problemas que nos aquejan. No creo que lo hagas. Tus condiciones de intelectual orgánico de la ENAH te impiden arriesgar tus privilegios.

Tu actitud muestra la idea que existen profesores «buenos» y «malos». Que vas ahora a entrar y a «mejorar» las condiciones en el aula. Si seguimos tu idea y tu actitud: ¿Sabes qué condiciones ha vivido y vive un profesor para que se refleje en su forma de dar la clase y al cual se catalogue de «malo»? Y no estoy diciendo, en mi caso, que no me guste dar clases y no sea responsable con mi trabajo docente como me lo hicieron saber algunxs estudiantes, sino las condiciones precarias materiales y emocionales motivadas por el mundo en que vive. No creo que lo sepas o quizá ni te interese. Con tu actitud lo que demuestra es ignorancia y por lo tanto mediocridad. Mediocridad para los que no tenemos las mismas condiciones que tú. O con grandes dotes e incluso «iluminado» por los grupos sociales dominantes que tú representas. Porque justo, muchos de ustedes se sienten: «iluminados».

Serás buen erudito pero… ¿Eres capaz de llegar a las masas para cambiar las condiciones históricas de la mayor parte de la población en México? Creo que no sea tu intensión e incluso ni tu interés. Ni mucho menos tengas la capacidad de hacerlo. No estas formado para eso. Tu espacio académico, en el que te refugias como un intelectual frustrado, te limita. Además, posiblemente, desconozcas las condiciones de algunos de los que egresamos de la ENAH, que a diario hacemos grandes esfuerzos para formarnos como intelectuales orgánicos. Sin embargo, ante todo esto, te presentas como «salvador» de un orden social que te privilegia.

Me critican a mí que fui estudiante y egresado de la ENAH. Me hacen saber que soy «malo» como dicen o intentan decir. Pues en todo caso, es resultado de los profesores «malos» que hay en la escuela. Somos parte conjunto del sistema de relaciones del mundo de la producción económica, social y política, como decía Gramsci. Las relaciones no son de un individuo, de un solo maestro o estudiante, sino parte de las muchas que las involucran y están inmersas en la escuela. Tú lo debes saber con el gran conocimiento que posees. Tú eres el conocedor y no yo. Tú que fuiste mi profesor y tan metódico. Pero tu herramienta no sirve para enfrentar los problemas reales que nos enfrentamos muchos de nosotros: desempleados y sin ningún futuro. Es interesante que apoyes a estudiantes o egresadxs para que trabajen contigo como adjuntxs, aunque algunos no estén tituladxs, pero… ¿por qué no le das el espacio a las nuevas generaciones? No obstruyas su formación como docente. Sabemos que una parte de los trabajadores docentes de la ENAH no tenemos futuro, pues no tenemos los mismo derechos que tú. Pero es un espacio para abrir nuestra formación en un mundo cada vez más difícil.

He tratado de ser coherente en la ENAH. Y las relaciones sociales, como decía, no son de un individuo sino un conjunto del sistema de relaciones. Por lo tanto tarde o temprano tenía que estar involucrado y embarrado por las mismas miserias que se viven en la institución. Tú votaste por mí en alguna ocasión que me postulé para la coordinación. ¿Pero sabes que a mí no me interesaba la coordinación? Fue Orlando Arreola Rosas y Aarón Camacho que se acercaron a mí para que formara la terna con Aarón Camacho y María Griselda De Fuentes. Supuestamente para que el director impuesto, Alejandro Villalobos, no colocara a uno de sus «amigos». Mi ignorancia, mediocridad, inocencia, entre otras cosas, me llevaron a apoyarlos. No sabía a qué sujetos estaba ayudando. Aunque luego ellos me dieron la espalda y hablaban que buscaba el «hueso».

Te invito a que si quieres cambiar las condiciones en la ENAH, no sea para mostrar tu egocentrismo, sino solidarizándose con muchos de los que vivimos miserias y precariedades. ¿Por lo menos sabes cuánto nos pagan en la escuela? ¿Sabes cuánto esfuerzo se hace para solo recibir exclusión, discriminación y para colmo, un pago mísero?

También invito a los estudiantes y egresados de historia a que no se dejen convencer con falsas promesas de que les van a regalar un diez para inscribirse con algún profesor, como suele hacer Aarón Camacho. O que no se dejen llevar o involucrarse por los problemas entre Arturo Alonzo y José Pantoja, una experiencia que viví cuando fui estudiante. No se debe tener miedo cuando no tenemos nada que perder. No gozamos de privilegios. Es preciso «mejorar» las cosas como propone Arturo Luis Alonzo Padilla, pero no para unos cuantos sino para la gran mayoría que no tienen las mismas condiciones que los grupos de poder de la ENAH: los intelectuales orgánicos que le dan homogeneidad y conciencia de su propia función en el campo económico, social y político, como decía Gramsci.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.