La última vez que escuché hablar con tanto afán sobre el tema del voto útil fue durante la campaña electoral del año 2000, antes de que Vicente Fox ganara la elección presidencial por un amplio margen sobre Francisco Labastida y el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Quienes se encontraban participando en las campañas electorales escucharon más de […]
La última vez que escuché hablar con tanto afán sobre el tema del voto útil fue durante la campaña electoral del año 2000, antes de que Vicente Fox ganara la elección presidencial por un amplio margen sobre Francisco Labastida y el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Quienes se encontraban participando en las campañas electorales escucharon más de una vez a brigadistas y miembros de los comités estatales y municipales de los partidos de oposición que había que votar por Fox para sacar al PRI de Los Pinos de una vez por todas. Resultaba extraño escuchar a gente que uno consideraba ahí más o menos consciente políticamente, queriendo convencer a familiares y amigos de que la solución era el candidato del PAN; recuerdo haber escuchado a hijos de republicanos españoles, a candidatos de izquierda a puestos municipales y estatales pregonar por el voto dividido, no en cascada porque, para efectos de pragmatismo, el enemigo era el régimen que se había anquilosado más de 70 años en el poder y se mostraba violento y reacio a soltar la silla.
Quienes hicieron campaña para la izquierda a nivel federal, sufrieron profundamente la decisión del voto útil hacia Fox. Dos de los hombres clave de Cárdenas en la elección de 1994, Porfirio Muñoz Ledo y Alfonso Aguilar Sinzer, se incorporaron al equipo de campaña del guanajuatense.
No fue suficiente el berrinche autoritario e infantil de Fox, aquella noche del hoy hoy hoy que Santiaguito Pando convirtió en slogan de campaña y revirtió una necedad en un área de oportunidad con la que se embolsó la simpatía de muchos indecisos. Así le fue al pobre Pando unos años después, cuando el régimen foxista encarceló a su suegra y mandó al exilio al hasta entonces incomparable publicista. La gente eligió votar útilmente por Fox.
Hoy en día, la solicitud de la opinión pública del país retoma los aires del voto útil, pero las condiciones políticas en el estado de México son diametralmente opuestas a las vividas en el año 2000 aunque coinciden en una sola cosa. Veamos.
Para empezar, Delfina Gómez es una candidata mucho más humilde que Fox; su propuesta de gobierno se fundamenta en programas públicos que apuntan a la recuperación del estado de bienestar. Quizá la diferencia más abrumadora tiene que ver con la personalidad política de Delfina, una candidata a leguas más congruente que Chente, del que el güiri güiri se burlaba ácidamente de que acomodaba su discurso según el público al que fuera dirigido.
Delfina no tiene el aparato mediático y mercadológico de Fox, punto notable a favor de la texcocana. En términos de percepción, su perfil resulta más sobrio que el del guanajuatense, dicharachero e informal. En todo caso, la decisión de la gente de inclinarse por el voto útil puede ser el hartazgo ante la violencia, la corrupción, la impunidad; pero las razones por las que el voto útil se inclina por Delfina son, pues, muy diferentes a las del pintoresco Chente, el del Prozac, el comes y te vas, el del y yo por qué, del total, ya puedo decir cualquier tontería; el vergonzoso Fox.
La única similitud de aquella coyuntura con la que hoy se vive en el estado de México es que el enemigo es el mismo; además, en el caso de que se cumpla en las urnas este llamado del voto útil, sería un triunfo con tal diferencia de votos que ningún tipo de maniobra fraudulenta del sistema sería capaz de desactivarlo.
Esperemos, pues, que se haga efectivo este llamado del voto útil.
Publicado por primera vez en Black Magazine: http://www.
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