El viacrucis migrante concitó la ira de Trump y al resistir la presión, jugó un papel parecido al desempeñado por Rosa Park cuando se sentó en un asiento asignado para «white people», concitó una oleada de solidaridad y concitó múltiples manifestaciones de la dignidad mexicana. El 1 de abril Luis Carlos Rodríguez, describió (en «Viacrucis […]
El viacrucis migrante concitó la ira de Trump y al resistir la presión, jugó un papel parecido al desempeñado por Rosa Park cuando se sentó en un asiento asignado para «white people», concitó una oleada de solidaridad y concitó múltiples manifestaciones de la dignidad mexicana. El 1 de abril Luis Carlos Rodríguez, describió (en «Viacrucis al norte», The Exodo) desde Niltepec Oaxaca, una escena que a continuación parafraseamos: La bestia arde. El sol ha puesto candentes sus fierros. Un tumulto corre para aferrarse a la única oportunidad de escapar de la violencia. Hombres, mujeres y niños corren para pescarse del tren que puede llevarlos a conseguir un buen trabajo. En esta ocasión viajan acompañados, para de protegerse, evitar los asesinatos, las desapariciones y las detenciones arbitrarias. Desde Tapachula les faltan los 3745 kms a Mexicali. Cuando la bestia frena, chirrian sus llantas. Quieren llegar a la frontera México-EEUU para pedir asilo. Génesis Graciela, madre de 18 años de edad, lleva en brazos al migrante más pequeño de todos, Cesar Joan de apenas mes y medio. Eneida Rodríguez viaja con su hermana y su hija de 3 meses que hierve en fiebre.
Quienes corren para alcanzar el tren, buscan su única posibilidad de escapar de lo que Roberto Jurado ha llamado en Rebelión, «la dinosáurica oligarquía hondureña». El 80% de los integrantes de la caravana son hondureños. La situación que vive ese atribulado país comenzó el 28 de junio de 2009, cuando un grupo militar penetró en la residencia del presidente Manuel Zelaya Rosales, lo secuestró y lo condujo a Costa Rica, inaugurando la modalidad de golpes de estado blandos e iniciando un gobierno que ha militarizado las calles de Tegucigalpa y ha fomentado megaproyectos y despojos como el que condujo hace dos años, según nos recordó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras al asesinato de Bertha Cáceres.
Ese mismo 1 de abril Donald Tump tuiteó: «México está haciendo muy poco, si no es que NADA, para evitar que esas personas [en referencia a la caravana del viacrucis migrante] lleguen a México a través de su frontera sur y luego a Estados Unidos». El 2 de abril, la Casa Blanca remachó en un comunicado que las fronteras porosas, las lagunas legislativas y la falta de recursos económicos han auspiciado oleadas de niños migrantes, no acompañados, que explotan las debilidades del sistema migratorio e ingresen a territorio estadounidense. Ese flujo de migrantes crecerá debido a una caravana que se aproxima a territorio estadounidense desde México. Yo le dije al gobierno mexicano, tronó Trump, que tenía que impedir que la caravana llegue a EEUU. Les dije francamente: «tienes que hacerlo».
Ese mismo, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Gobernación de México, emitieron un comunicado conjunto manifestando su disposición a cooperar en materia migratoria con los demás países de la región y afirmaron que: «Esta caravana se lleva a cabo cada año en estas fechas, desde 2010, y se encuentra integrada principalmente por migrantes provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), cuyo ingreso a territorio nacional se dio sin cubrir los requisitos de ley. Por esta razón, participantes de esta manifestación se encuentran sujetos a un procedimiento administrativo migratorio, en tanto que alrededor de 400 han sido ya repatriados a sus naciones de origen». El comunicado señala que México a diferencia de otros años ofreció asilo o visas humanitarias a algunos integrantes de la caravana y reitera que el punto de salida de México es por los lugares establecidos.
De acuerdo a The New York Times, «Mexico vets and disperses Central America Migrants Caravan», agentes del Instituto Nacional de Migración se acercaron a los migrantes, tomaron datos de sus integrantes, anotándolos en sus notpads y lees ofrecieron trato preferente para dividir la caravana. En cierto sentido lo lograron, la caravana tenía 1500 integrantes al salir de Tapachula y disminuyó a 1100 en Matías Romero, Oaxaca.
El 3 de abril durante en un desayuno, en la sala del Gabinete, de la Casa Blanca, para coordinar acciones contra Rusia, con los presidentes de Estonia, Latvia y Lituania, Donald Trump afirmó: «Pero tomaremos medida con con México, ellos tienen que hacerlo [disolver la caravana], de lo contrario, no voy a hacer firmar el TLCAN». Hablé con el general Matis, agregó, para que resguardemos nuestras fronteras con los militares mientras no tengamos el muro. Añadió: es un gran paso, no lo habíamos dado antes, México tiene que cooperar. Yo le dije a México muy fuerte, agregó: tienes que hacer algo con la caravana, y ahora me acabo de enterar que la caravana que viene de Honduras se disolvió. México lo hizo, remató.
El 4 de abril la Secretaria de Seguridad Interior, Kirstjen Nielsen agradeció a México por su intervención en el tema de la caravana. Esperamos que esta operación no afecte nuestras buenas relaciones. El 26 de marzo pasado el Secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida planteó que «en el tema de seguridad fronteriza habrá que tener mucho más cuidado, mucho más detenimiento para frenar la entrada a México». Ese mismo día el Senado de la República aprobó por unanimidad un pronunciamiento sobre las relaciones México-EEUU en el que señaló que: «La forma en la que el presidente Donald Trump se ha comportado es para el pueblo mexicano en su conjunto y para quienes los representamos en el Senado de la República, inaceptable e intolerable. Su conducta ha sido permanente y sistemáticamente no solo irrespetuosa sino insultante. La negociación del TLCAN se ha conducido de manera inaceptable». El documento anunció un acuerdo tomado por unanimidad: i) exigir al presidente Donald Trump respeto al pueblo de México ii) rechazar categóricamente la pretensión del presidente Donald Trump de militarizar la frontera y iii) solicitar al gobierno de la república suspender la cooperación en materia de migración y lucha contra la delincuencia organizada trasnacional, en tanto el presidente Donald Trump no asuma una actitud respetuosa. La cámara alta también urgió al Congreso de los EEUU a instar al presidente Trump a guardar una relación respetuosa con México.
El 5 de abril el Presidente Enrique Peña Nieto emitió un mensaje en cadena nacional, en el que planteó: «Salvaguardar, ante todo, el interés nacional, nuestra soberanía y la dignidad de los mexicanos.»
De acuerdo a Eduardo Aguirre, en «Las amenazas de Donald Trump», publicado en América Latina en Movimiento, las secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores presionaron a la caravana viacrucis del migrante para que se disolviera, debido a que México estaba muy presionado por Donald Trump. Cuando Donald Trump ordenó movilizar al ejército (lo confundió con la Guardia Nacional) a la frontera con México, el Presidente Enrique Peña Nieto juró defender la soberanía nacional, mientras tanto gestionó la disolución de la caravana. «‘Dilúyanse; háganse cada vez menos. Es por Trump, hay mucha presión para México’, dicen dirigentes de la caravana que les advirtieron los del INM». De acuerdo al Observatorio Migratorio Consular de Honduras, citado por Juan Carlos Rodríguez Enrique Peña Nieto deportó a 40 mil centroamericanos en 2017, mientras EEUU solo deportó a 20 mil.
El 6 de abril la vocera de la Casa Blanca Sara Sanders afirmó: Bueno, afortunadamente, el gobierno mexicano, en conjunto con nuestro equipo y esta administración, ha roto mucho de eso y continúa haciéndolo». Josael Romero, integrante de Pueblo sin fronteras, me confirmó en una entrevista que la caravana se propone terminar con la represión contra los migrantes, los asaltos, los secuestros, las violaciones. Ahorita en Honduras, señaló, el presidente apoyado por Trump está reprimiendo al pueblo, pero no le tenemos miedo ni a Donald Trump, ni a Peña Nieto, ni al presidente de Honduras. La caravana ha realizado un esfuerzo enorme, por ejemplo, según Reuters, Jaime Alexander Variega de 35 años sufre laceraciones en los pies tras haber caminado para cruzar El Salvador y Guatemala. La caravana ha reposicionado el tema de los derechos de los migrantes, ha propiciado la dignidad mexicana y ha construido un nuevo consenso. El gobierno de Enrique Peña Nieto regresó inmediatamente a su actitud complaciente.
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