M.H.: Gustavo Desplats, referente de la Protocomuna de Caballito, ha hecho un importante informe sobre el modelo constructivo en la Ciudad de Buenos Aires del que estaremos hablando en un próximo programa, porque dada la forma express y el tiempo record, han pasado desapercibidas para los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires, las modificaciones […]
M.H.: Gustavo Desplats, referente de la Protocomuna de Caballito, ha hecho un importante informe sobre el modelo constructivo en la Ciudad de Buenos Aires del que estaremos hablando en un próximo programa, porque dada la forma express y el tiempo record, han pasado desapercibidas para los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires, las modificaciones de la Ley basura cero, y como Gustavo es un compañero que sigue de cerca las problemáticas que afectan a nuestra Ciudad pretendo que este reportaje sea fundamentalmente referido a este tema.
G.D.: Lo primero es hacer un pequeño resumen de cuál fue la idea de la Ley de basura cero que se basaba en achicar la cantidad de basura que va a los rellenos. Lo que pasó en el medio de eso es duro de decir pero es la realidad, asumió el PRO en la Ciudad de Buenos Aires y como hizo con muchas otras políticas, la desvirtuó en búsqueda de una instancia económica.
Pareciera que para el Gobierno de la Ciudad donde hay un derecho, si hay un negocio hay posibilidad de que algo funcione. La Ley de basura cero, era una ley muy buena y se convirtió en algo dañino para la Ciudad en el sentido de la gran cantidad de dinero que se ha invertido de manera innecesaria con una política que como bien marcaba la ley, hubiese sido muy beneficiosa tanto para la Ciudad como para los recolectores urbanos, para la sociedad toda.
Lo que se tendría que haber hecho es algo tan sencillo como lo siguiente: días lunes, miércoles y viernes se sacaba la basura común, los martes y jueves un tipo de reciclado, los sábados otro tipo de reciclado y el domingo otro tipo de reciclado. Tenés que tener tres tachos de basura en tu casa, en muchos países europeos es así. Con eso y con los mismos camiones que teníamos antes, teníamos solucionada toda la infraestructura de basura cero. Pero eso no costaba un centavo y podía llegar a ser muy eficiente, porque lo es en muchos países. El 100% de lo que se saca los días de reciclado, es reciclado, con lo cual, como está diferenciado se puede lograr una gran cantidad de recuperación de este material.
Lo que inventó el PRO para ganar plata con esto, son los distintos tipos de contenedores en la vía pública, los negros y los verdes, para poder separar así la basura, que no llega diferenciada, y con camiones que fueron comprados y que son el único modelo en el mundo que tiene carga lateral, cuando había 18 fábricas a nivel mundial con carga de nivel trasero. Los contenedores, que parece que son 24.000 negros y 8.000 verdes, fueron cambiados ocho veces, es decir, ocho veces se compraron 32.000 contenedores. Compraron los camiones más caros en el mercado, todo para no lograr estar mejor de lo que estábamos. Cuando solamente con tener 3 bolsas de basura en casa, con una gran campaña hecha con la televisión, la radio, con todos los medios y toda la capacidad que tiene el tercer presupuesto de la Nación Argentina que es el de la Ciudad de Buenos Aires que parece ha crecido exponencialmente en los últimos años, hacer una política de Estado que estuviese vinculada a que la gente tomase conciencia de la necesidad del reciclado.
Todo eso no se hizo porque no da rentabilidad económica, lo que da rentabilidad económica es comprar camiones y contenedores caros, que al fin y al cabo no funcionan porque todos somos conscientes que históricamente la gente no sacaba la basura en horario, pero había una carga social que ese loco que sacaba la basura al medio día era mal visto por los vecinos y al tercer o cuarto día alguien se acercaba a decirle algo. Finalmente la gente tendía a sacarla más o menos entre las 17:00 y las 22:00, dependiendo a qué hora pasara el camión recolector.
Desde que pusieron los contenedores la gente saca la basura a cualquier hora y esto no lo digo solo yo, hay un ejército de esos muchachos con el palito doblado, con el que revuelven dentro del contenedor; eso es la demostración palpable de que este sistema no funciona. Hasta que implementaron el sistema de los contenedores, si alguien tenía restos de poda, por ejemplo, el basurero no lo levantaba y uno tenía que llamar al teléfono de la poda y se levantaba por separado. Ahora eso va adentro del contenedor también. Si había una pequeña o mediana obra y alguien dejaba restos de escombros en bolsas como si fueran basura, los muchachos de la basura no los levantaban, ahora todo eso va al contenedor. O sea, en lugar de avanzar hacia una mejor política fuimos hacia atrás. Y ahora se le suma, como marcabas al principio, que después de 40 años en la Ciudad de Buenos Aires vamos a volver a quemar basura, porque como el sistema que elegimos, que al fin y al cabo desvirtuó la propuesta de «basura cero» no logra reducir la cantidad, y necesita seguir teniendo espacio para enterrarla o para poder disponerla, se ha decidido que como tenemos problemas con la Provincia de Buenos Aires para ubicar nuestra basura, lo cual es lógico, ahora hay que quemarla.
Las plantas son carísimas y es una tecnología que si bien es muy utilizada en el mundo hace muchos años, está entrando en decadencia y se está dejando de utilizar. Un ejemplo es la planta de termofusión de Madrid, que estaba aprobada, tenían los fondos y se ha decidido no construirla. Es verdad que existen muchas en el mundo, pero también es verdad que hace un tiempo que se considera una tecnología obsoleta. O sea que por más que utilicemos los estándares de la Unión Europea, que es lo que se va a utilizar, ahora la propia UE está diciendo que no hay que hacerlo. Y, por otro lado, a confesión de parte relevo de pruebas, eso me lo mandó Laura Rocha (Periodista. Escribe sobre ambiente y desarrollo urbano. Editora de Marabunta, Infobae, antes en La Nación), está en su Facebook, copiado de la página web de la Ciudad explicando por qué no se debe incinerar. Hasta hace dos horas todavía estaba colgado en la página web de la Ciudad, explicando la cantidad de sustancias altamente nocivas para la salud que emana, tanto para las plantas que tenga la Ciudad de Buenos Aires como las que construyan en la Provincia de Buenos Aires, para poder abastecer nuestras necesidades.
Cuando el otro modelo, de la recolección diferenciada es utilizado en todas partes del mundo y es mucho más eficiente y sobre todo mucho más barato.
En muchas ciudades europeas se considera a la basura como un recurso, es algo que genera dinero. Para nosotros es un gasto y uno de los principales gastos del Estado. Mientras que el Estado plantea achicar cinco sanatorios y meterlos en el espacio de uno solo, se plantea gastar cinco millones de pesos en construir una planta de termofusión. Son contrasentidos increíbles.
M.H.: Hay un aspecto vinculado a esta situación que tiene que ver con la situación laboral de los recicladores urbanos.
G.D.: El método que yo estaba planteando garantiza el trabajo de los recicladores, porque tenemos que reciclar. Acá no está muy claro qué va a pasar con los recicladores urbanos.
M.H.: Estamos hablando de 6.000 trabajadores en puestos de trabajo en cooperativas.
G.D.: En Porto Alegre, en Curitiba han demostrado que se puede trabajar muy bien con la basura y el reciclado y se puede ser muy eficiente en el funcionamiento de esas cooperativas dando un gran apoyo a la Municipalidad. La situación es realmente muy complicada, vienen por la basura y por el Código de planeamiento para taparnos de cemento.
Más allá de lo que podamos hacer las ONGs, los votos que le ha dado la sociedad en la Legislatura a Cambiemos le da la mayoría más importante que han tenido en los últimos diez años, tienen mayoría para sancionar las leyes con 31 votos, como las Leyes de planeamiento, el Código de edificación, el Código del ambiente. Como han tenido para sancionar esta Ley de basura cero que era una especie de paradigma de lo mejor que ha tenido la Ciudad de Buenos Aires en su texto normativo. Y vamos a una cadena decadente. Esa es la realidad de la Ciudad de Buenos Aires, dirigida como la República Argentina, por sus dueños.
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