Luis Enrique Vázquez Vélez (Puerto Rico, 1961-) es oriundo del pueblo que me vio nacer, Mayagüez. Ese es un dato biográfico que nos une aun cuando hayamos sido creados en pueblos distantes. También nos une nuestro apego por la palabra, las letras, la literatura. Luis Enrique escribe, como ya ha reconocido el prologuista de su […]
Luis Enrique Vázquez Vélez (Puerto Rico, 1961-) es oriundo del pueblo que me vio nacer, Mayagüez. Ese es un dato biográfico que nos une aun cuando hayamos sido creados en pueblos distantes. También nos une nuestro apego por la palabra, las letras, la literatura. Luis Enrique escribe, como ya ha reconocido el prologuista de su primer libro de poesía y prosa-poética (Secretos inconfesos, 2015), Eleuterio Santiago Díaz: «Luis tiene que haber sido poeta desde antes de haber escrito o publicado su primer verso» (Santiago Díaz 2015: 14). En efecto, también, considero que sí, que Luis Enrique trae poesía a su trabajo creativo, bien sea a su prosa como a su quehacer poético (verso).
Luis Enrique tiene un segundo libro (Viaje terrestre, 2016). Se trata de un texto prologado por Marioantonio Rosa, quien en su prólogo nos dice tanto de Luis Enrique como de su trabajo creativo:
«Me atrevo a llamar a Luis Enrique Vázquez Vélez por su primer nombre: viajero terrestre, poeta en oficio y en deber de poesía o escritor hecho por los signos de la tierra caminada. Este libro que a veces me recuerda aquella voz de Jorge Manrique en las coplas postreras a su padre, como excusa legítima de creación, bordea la escritura diáfana, certera, la escritura al fin y por siempre liberada de las estridencias, las modas, la mala pasarela de la verborrea, y se nos propone como un ejercicio vital de la palabra» (Rosa 2016: 16-17).
Con lo antedicho por Santiago Díaz y Marioantonio, creo que Luis Enrique como su trabajo creativo no necesitan otra presentación. Pero la vida me ha dado la oportunidad de conocer a Luis Enrique. La primera vez que lo conocí fue en la Librería la Tertulia, el 21 de abril de 2016. Entonces, coincidimos en la presentación de su segundo libro (Román Samot 2017: 23-30). La última vez que lo vi fue en las alamedas que nos conducen a la Milla de Oro, hace unos días. Y hoy, por segunda ocasión, me corresponde presentar su tercer libro (El pezón y otras anatomías mínimas, 2018), en esta ocasión un trabajo de microcuentos que no son otra ocasión de prosa-poética. Luis Enrique me ha honrado dos veces con su invitación a presentar su trabajo creativo, y yo más que él a mí se lo debe y deberá siempre. Quiero también decir que Luis Enrique es bien osado. El año pasado tuvo la osadía de invitarme a presentar este mismo libro en el Festival de la Palabra (2017). Osado, pues la invitación que el Festival de la Palabra nunca me ha extendido, mi compueblano por pueblo de nación me la extendió a mí de manera indirecta primero. Vivo de Luis Enrique más que agradecido.
Luis Enrique también hace ya un tiempo intercambió unas palabras conmigo sobre su trabajo creativo (2016). Sobre la literatura, y su quehacer literario, entonces me dijo:
«Comparto la idea de que la literatura, aunque sobre todo es arte liberador y sanador, tiene una importante función social. Máxime en estos momentos de crisis, que experimentan las sociedades modernas.
Siempre he pensado que escribir es una manera de dialogar con nosotros mismos y con los demás (nuestro prójimo). Es, a su vez, una puerta inconmensurable que nos puede llevar a crear nuevos espacios, donde brille la equidad y la solidaridad» (Román Samot 2016: 5).
Nadie mejor que Luis Enrique para decirnos lo que se ha propuesto al escribir, lo que se propone cuando escribe. La solapa y la contraportada del texto ante-nos tienen lo que piensan dos de sus contemporáneos, la escritora y editora Fannie Ramos Vélez, y el escritor y editor dominicano Alexis Peña.
Ramos Vélez nos señala que Luis Enrique tiene «un dominio excepcional de la palabra escrita y un estilo impecable». Peña, por su parte, nos indica que Luis Enrique se ha situado, con «el conjunto de microrrelatos contenidos en El pezón y otras anatomías mínimas [..] sin ninguna duda, como un importante referente de la microficción». Creo que a ambos les asiste la razón en su apreciación al trabajo creativo de Luis Enrique. Sin embargo, quiero resaltar lo siguiente del prólogo o prefacio a este su tercer libro, suscrito por el propio Luis Enrique:
«El libro, El pezón y otras anatomías mínimas, contiene cincuenta y tres textos breves e hiperbreves -divididos en tres segmentos- creados y recreados desde los inicios de la década de 2010 hasta el presente. Como una suerte de nocaut fulminante al mentón, comenzó mi relación con un género literario lúdico que engloba estrategias múltiples de escritura: la microficción.
Algunos de estos microcuentos se encuentran esparcidos en mi primer libro híbrido, Secretos inconfesos (Lúdika, 2015), así como en antologías narrativas, revistas, periódicos, blogs y otros medios cibernéticos a nivel nacional e internacional».
Queda pues más que claro que Luis Enrique tiene su caminar bien andado dentro del tipo de escritura que hace, deshace y domina, y que como ya nos indicara Santiago Díaz, a propósito de Secretos inconfesos, «Luis tiene que haber sido poeta desde antes de haber escrito o publicado su primer verso».
El pezón y otras anatomías mínimas (2018) es un libro que invita a su lectura desde su título. Su lectura es a su vez una invitación tras otra a ser devorado. Como antología para estudiantes universitarios o no, es un acierto en la medida que es un trabajo creativo bien hecho por un autor que domina la palabra, y el arte de decir lo suficiente en pocas palabras. Uno de los microcuentos lleva por título «El pezón». Su lenguaje no es ofensivo, es lúdico, como también lo es el método del trabajo creativo de Luis Enrique. «El pezón» y las «otras anatomías» de las que nos ha escrito Luis Enrique son micro-relatos que invitan a su lectura, y que retienen al facilitar su comprensión a quien les lee. Son pues una invitación continua a leerles y reflexionar respecto a éstos y su contexto social, económico y político desde el que han sido escritos. En fin, que no les tengo que invitar a leer El pezón y otras anatomías mínimas (2018), su título invita.
Referencias
Wilkins Román Samot, Del viaje a la huelga (Carolina del Norte/ Puerto Rico: Lulu Press/ Instituto de Literatura 2017. ISBN: 978-1-387-02972-3
__________________, «Entrevista a Luis Enrique Vázquez Vélez (2016)», en 18 Entrevistas de Trabajo 1, 1-6 (Puerto Rico: Instituto de Antropología 2016). ISSN: 2576-6074
Marioantonio Rosa, «Invitación al lector», en Viaje terrestre (Puerto Rico: Isladentro Editores 2016). ISBN: 978-1-61887-772-7
Eleuterio Santiago Díaz, «Invitación al lector», en Secretos inconfesos (Puerto Rico: Lúdika 2016). ISBN: 978-1-61887-621-8
* Presentación del libro en Casa Norberto, Plaza Las Américas, San Juan, Puerto Rico, 10 de mayo de 2018.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.
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