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Foro para la reconstrucción integral del hábitat y la importancia de las comunidades como sujeto social en el Istmo de Tehuantepec

Sembrar semillas de futuro

Fuentes: Rebelión

Dentro de la región del Istmo conviven una diversidad de culturas y paisajes en los que florecen la cultura Mixe, Zapoteca y Chontal, desde la húmeda Selva Chimalapa donde conviven la culturas Zoques y Chinanteca, hasta la cálida zona lagunar que comparten la cultura Ikoots y la Biniizá, donde por temporalidades, las rachas de viento […]

Dentro de la región del Istmo conviven una diversidad de culturas y paisajes en los que florecen la cultura Mixe, Zapoteca y Chontal, desde la húmeda Selva Chimalapa donde conviven la culturas Zoques y Chinanteca, hasta la cálida zona lagunar que comparten la cultura Ikoots y la Biniizá, donde por temporalidades, las rachas de viento alcanzan hasta los doscientos kilómetros por hora. En contraste, la ubicación geográfica del Istmo de Tehuantepec, su extensión territorial y su riqueza cultural, ha propiciado que sea considerado como un espacio estratégico que favorece a las actividades del sector económico-empresarial de las grandes corporaciones nacionales e internacionales. El Istmo ha sido utilizado como ruta comercial y de tránsito entre los pueblos del centro, del sureste mexicano y los pueblos de Centroamérica.

En esta pluridiversidad cultural y a partir de los sismos de septiembre del 2017, la lucha que ha tenido que librar la gente de las comunidades originarias por hacerse escuchar y que sea respetado su derecho a una vivienda digna y adecuada a su cultura, ha sido prácticamente invisibilizada por las instituciones gubernamentales. Tanto en Ixtepec, Ixtaltepec y Juchitán, las casas de materiales naturales como el adobe y la teja, de más de ochenta años de construcción y representativas de la cultura, fueron demolidas sin la revisión de un estructuralista que pudiera dar certeza a las familias de su preservación y su proceso de reconstrucción. Hasta la fecha, las propuestas institucionales, ajenas siempre a las necesidades de la gente de las poblaciones del Istmo, no han hecho suficientes consideraciones basadas en las formas y modos de vida tradicionales.

En este contexto, el pasado 24 y 25 de octubre se llevó a cabo en el atrio de la iglesia de Tepalcate, en Ciudad Ixtepec, el Foro para la reconstrucción integral del hábitat y la importancia de las comunidades como sujeto social en el Istmo de Tehuantepec, convocado por diversas organizaciones locales y regionales, como el Concejo de Reconstrucción y Fortalecimiento del Tejido Comunitario en Ixtepec, Comité Ciudadano Pro-rescate y reconstrucción del Centro Histórico y Casas Tradicionales de Santo Domingo Chihuitan, Comité del barrio Revolución de San Pedro Comitancillo, Pobladores Oaxaca A.C. Comité Ixtepecano en Defensa de la Vida y el Territorio, Universidad de la Tierra en Oaxaca, Procesos Integrales para la Autogestión de los Pueblos (PIAP), Fondo de Acción Solidaria (FASOL), Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Con el propósito de construir/potenciar la incidencia de las comunidades en las políticas públicas, propiciar una sinergia horizontal con los diferentes actores, comités locales, fundaciones, universidades y asociaciones civiles, donde la premisa principal sea el respeto de las comunidades como sujeto social y una reconstrucción integral, a fin de construir mecanismos de contraloría ciudadana que permita a las comunidades y a la sociedad civil vigilar el buen uso de los recursos gubernamentales, así como intentar darles seguimiento a los recursos en forma de donaciones que a través del Gobierno y las organizaciones humanitarias se destinan a la reconstrucción de nuestros pueblos.

Con asistencia de más de seiscientas personas de Ixtepec y representantes de los Consejos de reconstrucción de cinco municipios, así como espacios civiles, universidades y fundaciones, el evento dio inicio con las palabras la compañera Isabel, representante del Comité Ixtepecano en defensa de la Vida y el Territorio, que compartió en su palabra su sentir respecto al sismo, agradeció a la gente de Ixtepec, a las mujeres y los hombres que se dieron tiempo para asistir y propiciar un diálogo que permitiera verter las experiencias del sismo: «no solo perdimos la casa en la que vivíamos, sino esa historia que la vida misma, que fuimos construyendo cada una de las familias, como tejimos nuestra historia, la crianza de nuestros hijos, esta experiencia nos arrojó aprendizajes porque habíamos olvidado que las comunidades nacimos y nos reproducimos colectivamente, y que hay estructuras comunitarias, familias, barrios que nos unimos para resolver el día a día y poder comunicar nuestros miedos, vamos a salir de aquí con herramientas que nos permitan diseñar estrategias para poder escribir nuestras propias historias, de eso se trata este foro, de cómo nos recuperamos para ser nosotros quienes demos ese primera paso a la reconstrucción de nuestras propias vidas.»

El arquitecto Enrique Ortiz hizo énfasis en cómo el sistema actual promueve el consumismo y el alejamiento de la solidaridad, y cómo la prisa institucional, lejos de beneficiar a las comunidades, rompió con la dinámica comunitaria, fragmentó a las comunidades en su organización y deterioró más el tejido social: «Había dos prisas legítimas, la de la gente por que fuera atendida, que fuera escuchada, que fuera tratada en su momento más crítico, y por otro lado la prisa del gobierno por responder a esa necesidad. Estábamos en elecciones y había que mostrar rápidamente que estaban haciendo casitas, sin considerar para nada los procesos sociales, había prisa por convertir la desgracia en negocio, la manera de individualizarlo todo, de enajenar la voluntad constructiva la forma de vivir, etc.» El arquitecto también expresó cómo no se procuró reactivar la economía local porque no se podía comprar a los ladrilleros de Ixtepec, a los adoberos, a la gente que produce materiales locales, además de que el dinero que llegó, no ayudó a fortalecer la economía ni las tradiciones. La participación de las instituciones gubernamentales se limitó la participación con proyectos preelaborados, para que las constructoras construyeran las casas que no tienen nada que ver ni con la cultura, ni con el paisaje y esto provocó la pérdida del control del proceso de construcción.

El panel también contó con la participación del Dr. Gustavo Esteva de la Universidad de la Tierra en Oaxaca que hizo énfasis en el «nosotros», en cómo las comunidades se han construido a partir de la colectividad, y la importancia de la organización, la capacidad de solidaridad y el compromiso de Ixtepec que se desató desde el primer momento de la reconstrucción. Anaid Alcázar del Proyecto Mujeres Reconstruyendo sus comunidades del Fondo Semillas, habló de la desigualdad y el empobrecimiento de los pueblos como consecuencia del modelo de desarrollo económico del país y cómo el sismo impactó a mujeres y hombres de manera diferenciada, además de la importancia del papel de las mujeres dentro de la reconstrucción. Peter Winkel de la Iniciativa para la Promoción de la Cultura del Diálogo mencionó la importancia de un ejercicio de control y vigilancia a partir de la contraloría ciudadana, de cómo no se tiene un registro claro de los más de cuatro mil quinientos millones de pesos que se recibieron en donaciones y la corresponsabilidad al respecto.

Dentro del foro se presentó el proceso de reconstrucción que se ha llevado a cabo con las organizaciones y las familias que han colaborado tanto en el diseño participativo de sus viviendas como en la construcción, a partir del Guendalisaa, la ayuda mutua o reciprocidad, uno de los pilares fundamentales de la cultura Binnizá. También hubo oportunidad para que la gente expresara su sentir respecto a las omisiones en que el Estado ha incurrido desde la emergencia y para que denunciara las irregularidades que han sufrido por parte de las constructoras y las autoridades, «sabíamos muy claro lo que ha salido mal en el censo, las tarjetas que no alcanzaron, las casas donde dieron dos folios y donde no dieron nada. Si a alguien le hubieran preguntado si una casa como esa de las constructoras nadie en su sano juicio hubiera dicho que se puede vivir ahí, con los calores que hacen acá la gente hace su vida afuera, por eso la gente necesita espacios abiertos.

Dentro de las propuestas que surgieron a partir de este foro, fueron trabajar la reconstrucción de la economía de las comunidades siniestradas, a raíz del sismo hay una afectación económica profunda que no ha podido reestablecerse del todo, es necesario el fortaleciendo de su capacidad económica y su incidencia en mejorar el hábitat en el que viven en todos sus aspectos, principalmente ambientales. Otro de los objetivos es el de retomar las tradiciones constructivas de los pueblos que por generaciones han formado parte de su cultura. Y es necesario integrar ecotecnias que permitan un mejor uso del agua para contribuir a la protección de medio ambiente.

Para el proceso de reconstrucción, como para la mayoría de las actividades que se realizan dentro de las comunidades, el punto de partida es de la comunidad organizada desde su manera de ver el mundo. La gente lo sabe, y lo expresa: » Somos nosotros los que tenemos que reconstruirnos, organizarnos, como ya lo hacemos cuando hacemos la fiesta de Tepalcate, cuando hacemos las fiestas de Cheguigo, cuando se muere algún vecino, algún familiar, nos organizamos entre todos, entre vecinos, en los barrios. No sólo se trata de reconstruir casas sino construir una nueva perspectiva de vida a partir de nuestras raíces y de nuestra fuerza organizada. »

Es importante considerar a las comunidades como sujetos de su propia transformación no sólo en el proceso de reconstrucción, hay que tomar en cuenta que el empobrecimiento y la desigualdad que genera el modelo económico de desarrollo dentro de las comunidades se ha venido recrudeciendo e impactando en las dinámicas sociales de las comunidades y se ha incrementado a partir de los sismos. Que las afectaciones físicas y sociales no son consecuencia del sismo, sino de la desigualdad y la vulnerabilidad a la que están expuestas las comunidades sumado a la omisión por parte de las autoridades que no los piensan como sujetos parte de un proceso. Que el proceso el proceso de reconstrucción, para que sea viable, es preciso que sea conducido con la gente, a partir de sus necesidades y considerando sus formas de desarrollar la vida. Estas experiencias, como compartió el arquitecto Enrique Ortiz, pueden, deben ser semillas de futuro, pequeñas acciones que nos muestren un camino diferente en el que todas y todos podamos contribuir a la reconstrucción del hábitat a partir de una aspiración diferente.

Astrid Paola Chavelas López. Posgrado en Desarrollo Rural UAM-X. Red de Defensoras y Defensores Comunitarios de los Pueblos de Oaxaca.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.