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Una tensa espera

Fuentes: Editorial de Fragua

Entre la esperanza y la incertidumbre Hay una tensa espera entre nuestro pueblo, sobre todo en aquél que votó por Andrés Manuel López Obrador (AMLO). ¿Será que todo cambie a partir del primero de diciembre? ¿Lo dejarán hacer lo que prometió? ¿Logrará construir la paz anhelada y detener la corrupción? ¿Bajará el precio de la […]

Entre la esperanza y la incertidumbre

Hay una tensa espera entre nuestro pueblo, sobre todo en aquél que votó por Andrés Manuel López Obrador (AMLO). ¿Será que todo cambie a partir del primero de diciembre? ¿Lo dejarán hacer lo que prometió? ¿Logrará construir la paz anhelada y detener la corrupción? ¿Bajará el precio de la gasolina?

El pueblo tiene muchas preguntas y mucha esperanza, en parte porque no nos puede ir peor o tan mal, sobre todo si AMLO cumple lo que prometió, o por lo menos la mayoría de sus promesas.

El pueblo tiene esperanza y necesita esa esperanza por la crítica situación que vivimos en todos los aspectos de la vida, sin embargo, este sentimiento no le permite ver o le hace minimizar algunos errores o algunas decisiones muy cuestionables de los diputados de MORENA, o de personas en las cuales AMLO confía y ahora lo traicionan (otra vez), como Cuauhtémoc Blanco, futuro gobernador de Morelos, quien rompió los acuerdos con Morena y ahora busca conformar su propio partido para vivir seis años más del erario.

El pueblo confía tanto en AMLO que no ha reparado en varias decisiones que le afectan, como el hecho de que al asesino de Manuel Velasco Coello le hayan permitido tomar posesión como senador en la presente Legislatura, y le hayan dado una licencia para ocupar interinamente la gubernatura de Chiapas y, al terminar el periodo, regresar a ser senador nuevamente, además de ser «premiado» con la posible designación como encargado del proyecto de construir el tren del sureste.

Tan sólo seis diputados tuvieron la dignidad de votar en contra de esta decisión, los demás traicionaron la voluntad popular del cambio de fondo, incluso los diputados timoratos que se abstuvieron en vez de votar en contra. Todo a cambio de que cinco diputadas del Partido Verde Ecologista de México renunciaran a este partido y se pasaran al Morena para que éste contara con la mayoría en el congreso.

Esta transacción inmoral, este intercambio basado en la impunidad, en el encubrimiento de los crímenes de Estado perpetrados durante el gobierno de Manuel Velasco Coello ha pasado desapercibido para la gran mayoría del pueblo, o ha sido minimizado, presentándolo como un mal menor o un mal necesario, dejando a AMLO «a salvo», pues él no manda en el poder legislativo por lo que no tiene responsabilidad en esta inmoral decisión.

Y así como el pueblo está entre la esperanza y la incertidumbre, la oligarquía financiera está «cazando a su presa», planeando su estrategia económica, política, militar y paramilitar para golpear a este gobierno. Hay intelectuales de Morena que dicen que AMLO no debe cometer ningún error, pues si se equivoca, esa oligarquía financiera pasará a la ofensiva, además le piden al pueblo paciencia y organización sin decirles de qué manera se debe ser paciente, de qué forma tiene que organizarse y para qué. Estos intelectuales están en un grave error, pues la oligarquía financiera no ha perdido la iniciativa y está a la ofensiva para colocarse en la mejor posición política para atacar.

Recién el triunfo de López Obrador, esa mafia en el poder realizó un video con un mensaje prometiendo luchar por la «unidad» de todos los mexicanos, prometiendo más inversión y reconociendo el triunfo de a quien antes atacaban sin medirse con mentiras y difamaciones.

Desde entonces esa mafia ha estado invitando a AMLO y a los futuros miembros de su gabinete a muchas comidas y eventos: han acudido a cenas con la Coparmex y con la Canacintra, y han estado en foros organizados por Banorte, entre otros encuentros.

La oligarquía financiera ha obligado al futuro gobierno a la consulta por la construcción del nuevo aeropuerto, y no sólo eso, también intenta legitimarse abriendo la televisión y la radio para realizar debates, invitando incluso a los detractores más conocidos de ese proyecto.

La oligarquía no descansa; pero es paciente, espera el mejor momento para intensificar su ofensiva, porque ya está dando sus primeros pasos y está preparando el terreno para hacerlo desde diferentes lados.

Así pues, nuestra actividad política se desarrolla en este ambiente y nuestra actividad política debe enfocarse en que la espera de las personas no sea un espera inactiva, pasiva; debemos convencerlos, persuadirlos de que la mejor manera de esperar es haciendo; es enarbolando las demandas inmediatas que deben resolverse; es señalando a los funcionarios que ya desde hoy impiden que cualquier cosa cambie, como los chapulines que dentro de MORENA ya están colocando a sus familiares y amigos en diferentes puestos de gobierno; es informándonos sobre qué hacen los diputados y senadores de Morena, qué iniciativas han metido y aprobado, si nos benefician o nos perjudican y como las podemos utilizar para impulsar la lucha por el socialismo y destruir el neoliberalismo al exigir su aplicación inmediata.

Debemos señalar a los integrantes de la mafia todavía en el poder, a la «minoría rapaz» que continúa el saqueo de nuestros recursos naturales y explota la mano de obra del pueblo trabajador. Debemos desenmascarar sus verdaderas intenciones, señalar su responsabilidad en la organización del terror contra el pueblo a través de sus fuerzas armadas y sus grupos paramilitares; señalar cómo se ha beneficiado económicamente de esta estrategia y cómo pretende seguirla desarrollando.

Debemos hacer mucho, nuestra tarea cotidiana de agitación y propaganda debe intensificarse; nuestro reto es ampliarla y en este momento pasar sobre todo a la organización de la esperanza, a la clarificación de lo que es incierto. Debemos construir la certeza de que el socialismo es la única salida real, profunda y eficaz para curar tantos males engendrados por el capitalismo y su política neoliberal.

Los socialistas, los comunistas debemos ampliar nuestras relaciones con las amplias masas para ser, como lo exponía Lenin, verdaderos tribunos populares que vayan a ellas como agitadores, propagandistas, organizadores y teóricos.

Hoy más que nunca debemos ser también los demócratas más consecuentes en la lucha por terminar de hecho con el neoliberalismo, y construir el camino y los medios para contribuir a la construcción del socialismo en nuestra patria.

Dejemos la vacilación y las dudas para la pequeña burguesía, dejémosle su papel de espectador «imparcial», su miedo a intentar cambiar las cosas y su ambición por mejorar sus condiciones de vida, aunque la mejoría para ellos no sea para la mayoría del pueblo.

Nota:

Este artículo fue publicado como parte de la sección Editorial del No. 38 de Fragua, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Noviembre-Diciembre 2018.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.