El 5 de diciembre, se llevó a cabo un paro nacional de mujeres con movilización para reclamar justicia por Lucía Pérez y todas las víctimas de femicidios. Una realidad que el gobierno no está dispuesto a afrontar, por el contrario, continúa recortando presupuesto para campañas, subsidios y planes para las víctimas de violencia de género. […]
El 5 de diciembre, se llevó a cabo un paro nacional de mujeres con movilización para reclamar justicia por Lucía Pérez y todas las víctimas de femicidios. Una realidad que el gobierno no está dispuesto a afrontar, por el contrario, continúa recortando presupuesto para campañas, subsidios y planes para las víctimas de violencia de género. Los fondos que se destinan para erradicar la violencia son mínimos y las consecuencias son letales: una mujer es asesinada cada 30 horas.
De los 36 refugios para mujeres sobrevivientes de violencia machista que prometió hacer el Gobierno de Mauricio Macri entre 2017 y 2019, apenas se construyeron y equiparon 10, según informó el Instituto Nacional de las Mujeres (INAM). Pero 8 de los 10 se habían empezado durante la gestión anterior. Recién el mes pasado comenzaron las capacitaciones al cuerpo de abogados que ofrecerá patrocinio jurídico gratuito a las víctimas. Pero el servicio estará disponible a partir del año próximo y no en todo el país: solamente en NOA, NEA, La Plata y Neuquén. Las tobilleras electrónicas para monitorear a los agresores se están entregando apenas en 15 jurisdicciones, pero sirven solo si en la zona hay señal para celular.
Los datos muestran que la implementación de políticas integrales en materia de violencia de género, a tres años y medio de la primera marcha de «Ni Una Menos», todavía es una deuda pendiente. A eso se suma una reducción del Presupuesto 2019 del INAM del 7 % en términos reales, en relación a 2018.
La construcción de refugios, el patrocinio jurídico gratuito y el monitoreo a través de tobilleras fueron tres de las demandas que el 3 de junio de 2015 reclamó una multitud frente al Congreso. También se pidió por la apertura de Oficinas de Violencia Doméstica en todas las provincias, como la que depende de la Corte Suprema de la Nación y funciona en la Ciudad de Buenos Aires. Hasta el momento, solo cinco provincias replicaron la experiencia -Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Santa Cruz y La Pampa- pero en ningún caso atienden con horario extendido ni fines de semana.
Laurana Malacalza, coordinadora del Observatorio de Violencia de Género, de la Defensoría del Pueblo bonaerense, publicó un informe crítico de las políticas públicas específicas en la provincia. «Esta deuda en materia de Derechos Humanos de las mujeres y personas trans y travestis, se agravó en el último tiempo con el deterioro y desmantelamiento de 3 programas gubernamentales como así también con la reestructuración y reducción de áreas y organismos dedicados a la problemática, en los distintos niveles del Estado», denunció en relación a la gestión de María Eugenia Vidal.
Buenos Aires es la provincia en la que se registran la mayor cantidad de femicidios, por ser la más poblada: 84, de los 260 contabilizados en todo el país, entre el 1° de enero y el 16 de noviembre de este año, de acuerdo al Observatorio «Ahora que sí nos ven».
Contra todas las formas de violencia hacia las mujeres y colectivos LGTBIQ
Como cada 25 de noviembre, la CTA Autónoma volvió a ganar las calles en un nuevo aniversario del asesinato de las hermanas Mirabal a manos de la dictadura de Trujillo. «Fuera FMI y G-20 de nuestras vidas» y «Contra todas las formas de violencia hacia las mujeres y colectivos LGTBIQ», fueron las principales consignas que la Central llevó a la movilización unitaria que se realizó el lunes 26 en la Ciudad de Buenos Aires.
A pocas horas de conocerse el fallo de impunidad por el asesinato de Lucía Pérez, la cara de la joven junto a la inscripción de JUSTICIA estuvo presente a lo largo de toda la marcha.
Sobre esto, Silvia León, Secretaria de Género de la Central, dijo: «Estamos indignadas y furiosas. Cuando denunciamos que la justicia dictamina con mandatos patriarcales, estamos denunciando lo que pasó con Lucía. Aquel 19 de octubre de 2016 las mujeres salimos a la calle con la furia y el dolor que significó el brutal asesinato de Lucía Pérez, y hoy parece a propósito que esta justicia impune y patriarcal falle absolviendo a los culpables de este crimen».
Los números de la desigualdad de género
En base a los datos arrojados por la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC) del 2° trimestre del 2018 y según un informe de Economía Femini(s)ta, es posible visualizar la desigualdad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral.
En salario, independientemente de la categoría ocupacional, la calificación o la jerarquía, las mujeres ganan en promedio un 25,5% menos que los hombres. Teniendo en cuenta otros ingresos como jubilaciones, subsidios o cuotas alimentarias, la diferencia continúa siendo desfavorable, ya que perciben un 26,2% menos.
Dentro del trabajo no registrado la desigualdad se agudiza más dado que las mujeres ganan en promedio un 34,7% menos que los hombres. Por otro lado, teniendo en cuenta la calificación, la brecha es de un 23,1% a favor de los hombres, lo que significa que a igual calificación, los hombres siguen ganando más que las mujeres.
En los puestos no calificados la diferencia se agranda, pasando a ser un 33,2%. A pesar que en el mercado laboral, en promedio, las mujeres ocupadas están más formadas que los varones, a igual nivel educativo, sus ingresos son inferiores. Por ejemplo, las que tienen nivel universitario o superior ganan un 28,5% menos que los hombres del mismo nivel y las que cuentan con nivel primario, 41,2% menos.
Informe de la OIT sobre brecha salarial
La brecha salarial entre varones y mujeres ascendió al 25 % mensual durante 2017. Las estimaciones realizadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) posicionan a la Argentina como el noveno país de ingresos altos más desigual del mundo.
La diferencia en los ingresos laborales se explica por la desigualdad en el hogar. Las tareas no remuneradas como el cuidado de niños y adultos mayores que quedan a cargo de las mujeres representan un obstáculo para la calidad de sus inserciones laborales ya que limitan la cantidad de horas que pueden estar empleadas y, por lo tanto, afectan sus ingresos. El Informe Mundial sobre Salarios calcula que a nivel global las mujeres ganan un 20 % menos que los varones.
«Las disparidades de remuneración por razón de género constituyen una de las mayores manifestaciones de injusticia social de la actualidad, y todos los países deberían esforzarse por comprender mejor qué se esconde detrás de esto y avanzar más rápidamente hacia la igualdad de género», indicó el titular de la OIT, Guy Ryder.
El documento presentado por la OIT ofrece además una estimación para la denominada «brecha por maternidad». En Argentina la penalidad salarial asociada a convertirse en madre es del 10,5 %. O sea, las mujeres que tienen hijos ganan en promedio un 10 % menos que aquellas que no lo son. En cambio, entre los varones no existe esa diferencia, sus ingresos se mantienen inalterados sean padres o no. La brecha argentina es superada por países como Turquía, Rusia, Corea del Sur y Perú donde las madres cobran entre 12,6 y 26,6 % menos que aquellas mujeres que no tienen hijos.
En la Ciudad de Buenos Aires las mujeres ganan 23% menos que los hombres
La brecha salarial entre hombres y mujeres en la Ciudad de Buenos Aires asciende al 23,3% en promedio. La cifra se desprende de un informe difundido por la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad sobre el ámbito laboral en el año 2017.
En las últimas décadas y a fuerza de empoderamiento, la mujer logró ingresar al mundo del trabajo. Esto representa una equiparación de oportunidades entre ambos géneros, pero pese a ello la inequidad aún está lejos de resolverse.
«En la Ciudad de Buenos Aires y en 2017, para la población ocupada, la brecha de ingresos es del 23,3% en desmedro de las mujeres», señala el informe. En ese sentido, la desigualdad abarca a todo tipo de trabajo, categoría o grupo ocupacional, pero también si se analiza desde el punto de vista del tamaño y carácter del establecimiento donde se desempeñan o desde la jerarquía y también en base a la seguridad social.
A propósito de esto, se destaca que las mujeres se encuentran «sobre representadas en las ocupaciones no calificadas, fundamentalmente debido al aporte de las ocupadas en el Servicio doméstico en hogares particulares (SDHP), rama casi totalmente feminizada».
En cuanto al sector público, las mujeres son mayoría: representan el 56,5% de los ocupados. Pese a ello, también está presente la desigualdad salarial en el ámbito estatal, alcanzando el 11,1%.
«Hoy las mujeres son la expresión de mayor unidad de la organización sindical»
Tali Goldman autora del libro «La marea sindical. Mujeres y gremios en la nueva era feminista», afirmó que el feminismo «atravesó» los gremios y que «Hoy las mujeres son la expresión de mayor unidad de la organización sindical».
«Si bien el libro relata doce historias de vida particulares, hay muchos patrones comunes. Y hoy muchas mujeres sindicalistas los leen y se sienten representadas», contó en Radio Caput. «El sindicato no es tan amigable para las mujeres. Ellas tuvieron que hacer el doble de esfuerzo que un varón para poder militar dentro de su sindicato. Además de todo lo que implica militar en un gremio, tuvieron que hacerse cargo de sus hijos e hijas», explicó.
«Además, al no haber otra mujer en los gremios hacía que ellas estén solas», especificó y contó el caso de «Graciela de la UOM», que entró a militar hace 30 años con un tal Antonio Caló y que «hoy todavía es colaboradora del sindicato mientras que él es Secretario General».
«La diferencia ahora es que las mujeres dijeron ´ya no nos conformamos con los lugares que nos daban históricamente y vamos por más´. La diferencia es que el movimiento feminista, y ellas mismas al sentirse feministas, se empezaron a dar cuenta que muchas de las actitudes que habían vivido eran machistas. Y esa retrospectiva fue un despertar que aportó el feminismo», describió Tali.
Sobre los visos machistas del modelo sindical, la escritora sostuvo que «El modelo sindical argentino es una estructura piramidal de constantes permisos, y en eso había cuestiones ontológicamente patriarcales y machistas. Por ejemplo, en el caso de la UOM, para armar un espacio de mujeres había que pedir autorización a los secretarios generales que eran todos hombres».
Además, hizo una ponderación de los cambios que ya se perciben en las organizaciones: «En cualquier marcha vemos a las mujeres tocando bombos, el ´ponga huevo´ ya viene acompañado de ´ovarios´ y el ´compañeros» y «compañeras´ ya no se puede eludir, son cambios simbólicos pero muy importantes», detalló.
Respecto de las conquistas a conseguir por las mujeres en esta etapa y de los debates a encarar, Tali especificó: «En 2018, con todas las conquistas que estamos teniendo las mujeres, con esta nueva era feminista, hoy el debate tiene que pasar por conseguir los principales espacios laborales. ¿Por qué no hay mujeres conductoras de tren? Sólo porque históricamente fue así».
¿Por qué se repitan las fotos de la mesa de la CGT en la que no se ven mujeres?, le preguntaron: «En eso hay un poco de que las mujeres todavía no podemos abarcar todo el campo laboral y también una cuestión de tinte más patriarcal dentro de las estructuras gremiales, que hace que todos los lugares de poder estén ocupados siempre por varones», sentenció.
Fuentes: Radio Caput, Ambito Financiero, Resumen Latinoamericano, APU, Prensa ATE Provincia de Buenos Aires
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