Qué es la política sino el precio de la nafta y la zanahoria, el sanatorio si cura o mata, la plata si alcanza o al revés. Es tan política la huelga de los trabajadores del hospital Garraham como pretender invalidarla diciendo que es política la huelga de los trabajadores del hospital Garraham. Políticos son el […]
Qué es la política sino el precio de la nafta y la zanahoria, el sanatorio si cura o mata, la plata si alcanza o al revés. Es tan política la huelga de los trabajadores del hospital Garraham como pretender invalidarla diciendo que es política la huelga de los trabajadores del hospital Garraham. Políticos son el hambre y la falta de trabajo, y luchar por saciar el hambre y conseguir trabajo también lo son. Aunque cuidando puntillosamente que no se desvirtúen, es dable politizar los reclamos si se sigue judicializando la política. ¿O no es criminalizar la política mandar a la policía a controlar el cumplimiento de las guardias mínimas en los pabellones del hospital en conflicto? En otras palabras: no hay política más explícita que la economía. A propósito, el crecimiento de la actividad económica: ¿no se politiza cuando se responde con palos a los que protestan y con gases a quienes pían trabajar? ¿Acaso no es político pagar la deuda externa en vez de repartir la riqueza entre los pauperizados por los sucesivos gobiernos neoliberales?
Sorprende el paro de media hora de los empleados del subte en solidaridad de clase con los trabajadores de LAFSA. Que es político, dicen los patrones; tan político como la coincidencia de todos los empresarios juntos en sincronizar despidos y negar mejoras en las condiciones de trabajo a los que laboran. Asusta a los poderosos la medida de los obreros del Metrovías. Preocupa a los acomodados. Tras años y años de disciplinamiento social mediante el miedo a perder el trabajo, hacer un paro en apoyo solidario a la lucha de otro sector que nada que ver, es un escándalo.
Un escándalo, sin embargo, inversamente proporcional al evidente atraso salarial de los trabajadores. Los conflictos sindicales de las últimas semanas, que profundizan una tendencia muy marcada en los meses previos, proseguirán, porque insinuar discursivamente tantos cambios no puede más que incitar a concretarlos en la práctica concreta, de todos los días. El hambre no aguanta y la dignidad está esperando hace mucho tiempo una instancia favorable para salirse con la suya, que no es otra cosa que lograr la dignidad. No habrá una nueva Argentina inserta en la nueva realidad del continente americano si rige la ley antiterrorista impuesta por Estados Unidos y los sueldos permanecen demorados, soportando la burla de quienes siguen enriqueciéndose. No olvidar nunca, que el privilegio concentrado en poquísimas manos sigue matando de muerte a cien niñitos por día, cada día, todos los días de todas las semanas de todos estos años. Y hoy, también.
Programa del 21-04-05