Proyecto GNU y el nacimiento del copyleft En 1984 Richard Stallman puso en marcha el proyecto GNU, origen del actual Linux, un sistema operativo completo que tenía la particularidad de ser un software libre, es decir, no sujeto a licencias que limitaran su uso. Stallman era un programador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto […]
Proyecto GNU y el nacimiento del copyleft
En 1984 Richard Stallman puso en marcha el proyecto GNU, origen del actual Linux, un sistema operativo completo que tenía la particularidad de ser un software libre, es decir, no sujeto a licencias que limitaran su uso. Stallman era un programador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MTI) partícipe de la tradición de los informáticos de la década de los 70, que integraban una comunidad científica acostumbrada a intercambiar conocimiento, a compartir antes que a competir y por lo tanto muy ajenos a los intereses del mercado creciente de la informática.
En 1984 el MTI le obligó a firmar acuerdos de no divulgación que prohibían el intercambio de información sobre los proyectos de software en los que trabajaba. Stallman declaró: «Considero que la regla de oro me obliga a que si me gusta un programa lo deba compartir con otra gente a quien le guste. Los vendedores de software quieren dividir a los usuarios y conquistarlos, haciendo que cada usuario acuerde no compartir su software con otros. Yo reuso a romper mi solidaridad con otros usuarios de esta manera». Decidió abandonar el MTI y «retornar al espíritu de cooperación que prevaleció en los tiempos iniciales de la comunidad de usuarios de computadoras».
Para recabar ayuda y participación en su proyecto redactó y difundió el que denominó Manifiesto de GNU, donde por primera vez se define el software libre como aquel que debe garantizar cuatro libertades básicas:
– libertad para ejecutar el programa con cualquier propósito;
– libertad para estudiar el funcionamiento del programa, modificarlo y adaptarlo a las necesidades de cada uno;
– libertad de copiar y redistribuir el programa de manera que puedas ayudar a tus compañeros;
– libertad para mejorar el programa y poner sus mejoras a disposición del público, para beneficio de toda la comunidad.
Para proteger las cuatro libertades y que el software GNU permaneciera siempre «libre» desarrolló la que denominó Licencia Pública General (GPL) y la llamó por primera vez licencia de copyleft. En esta licencia, en realidad de copyright, el creador o desarrollador de software libre conserva los derechos de autor pero permite su redistribución y modificación bajo condiciones que aseguren que todas las versiones modificadas del software permanecen bajo dominio público. Lo que venía a prohibir es lo contrario de lo que habitualmente protege el copyright, es decir, que ninguna empresa o particular se apropiara del procomún de los conocimientos de los programadores y lo pudiera privatizar. Por último, en 1985, Stallman creó la Fundación del Software Libre (FSF) para promover y financiar el proyecto GNU, poniendo los cimientos tanto del software libre como del copyleft.(1)
GNU/Linux y la difusión del software libre
En 1991 el joven hacker finlandés Linus Torvalds escribió un kernel para el sistema operativo GNU. El kernel o núcleo, es el programa más importante de la computadora ya que realiza todo el trabajo básico y le permite ejecutar otros programas. Torvalds puso su software bajo Licencia Pública General dando origen al sistema operativo conocido por Linux, cuya denominación correcta debe ser GNU/Linux.
Este sistema operativo de software libre está soportado por el trabajo desinteresado de miles de programadores voluntarios de todo el mundo y se ha hecho popular, tanto en los servidores como en los ordenadores personales, llegando a convertirse en una amenaza real al todopoderoso software propietario de la empresa Microsoft (y su sistema operativo Windows) por su estabilidad, gratuidad y ausencia de virus, entre otras virtudes.
Existen numerosas distribuciones de GNU/Linux, denominadas distros, preparadas por particulares, colectivos y organismos público. Este último es el caso de la distribución pionera del gobierno extremeño, que ha desarrollado el sistema operativo GNU/Linux denominado Linex, o la distro Guadalinex de la Junta de Andalucía, basada en la anterior, con su propia comunidad de desarrolladores (http://www.guadalinex.org). También hay empresas como SuSE o Red Hat que viven de los servicios técnicos que prestan a los usuarios de sus distribuciones. Lo que todas tienen en común es que se rigen por la Licencia Pública General, precursora del copyleft y del software libre, que autoriza a cualquier persona a usarlo, copiarlo, estudiarlo, modificarlo y redistribuirlo libremente.
Pero si una distribución merece la pena destacar es la denominada Debian, comunidad directamente heredera del Proyecto GNU de software libre de Stallman, muy vinculada al mundo hacker. Debian se denomina a un sistema operativo GNU/Linux, es decir que su núcleo es Linux pero la mayoría de las herramientas básicas son del Proyecto GNU, con miles de programas de software libres y gratuitos. Debian lo desarrolla una asociación voluntaria de cerca de un millar de programadores activos, dispersos por el mundo, conectados principalmente a través de correo electrónico y de IRC. (http://www.es.debian.org/)
Los integrantes de Debian se rigen por el denominado Contrato social con la comunidad del software libre en el que se comprometen a mantener la Debian y todos sus componentes como software enteramente libre (http://www.es.debian.org/social_contract) y una cuidada estructura organizativa para la toma de decisiones (http://www.es.debian.org/devel/constitution): «Usted puede preguntarse: ¿por qué gastará la gente horas de su propio tiempo escribiendo software, empaquetándolo cuidadosamente, y luego regalándolo? Las respuestas son tan variadas como la gente que contribuye. A algunas personas les gusta ayudar a otras. Muchas escriben programas para aprender más acerca de los computadores. Más y más personas están buscando maneras de evitar los precios inflados del software. Un grupo creciente contribuye como un agradecimiento por todo el excelente software libre y gratuito que ha recibido de otros. En las instituciones académicas muchos crean software libre para ayudar a obtener l os resultados de sus investigaciones en un uso más amplio. Las empresas ayudan a mantener el software libre para poder observar cómo se desarrolla éste, ¡no hay una manera más rápida de obtener una nueva característica que implementarla uno mismo! Desde luego, muchos de nosotros sólo lo encontramos divertido.» (http://www.es.debian.org/intro/about)
Las licencias Creative Commons o la popularización del copyleft
En los últimos años, siguiendo el ejemplo del movimiento del software libre y su ideario, está creciendo una corriente mundial en favor de la creación comunitaria y colaborativa inspirada en la filosofía del copyleft iniciada por Stallman. En 2001 Lawrence Lessing, profesor de derecho de la universidad americana de Stanford y autor del libro Free Culture, fundó la organización denominada Creative Commons con la misión de desarrollar una serie de licencias que ofrezcan cobertura legal a aquellos creadores, músicos, artistas y autores en general, que quieran publicar sus obras sin limitar los derechos de copia y distribución. (2)
Creative Commons es un proyecto internacional sin ánimo de lucro en el que han estado involucrados voluntariamente juristas y todo tipo de profesionales colaboradores. Su finalidad es la difusión de la cultura a partir de la promoción del dominio público, mediante la creación de nuevas licencias de copyright que permiten a los autores la decisión de quién puede usar y copiar sus obras. Entre «todos los derechos reservados» del copyright y el libre dominio público se han desarrollado estas licencias de copyleft que se pueden definir con la expresión «algunos derechos reservados». Lo que se ofrece es la posibilidad a los investigadores, creadores y artistas de poder especificar en sus obras qué puede ser distribuido, copiado o modificado sin pedir permiso y con total seguridad jurídica. Estas licencias parten de la necesidad que tienen algunos creadores de dar a conocer sus trabajos a la mayor cantidad de gente posible y ofrecer la posibilidad de usarlos, pero sin renunciar al reconocimiento de la autoría. Asimismo, facilitan la labor de muchos usuarios que necesitan materiales para crear a su vez obras nuevas.
Cada autor escoge la licencia más adecuada para su trabajo y Creative Commons proporciona un documento estándar de la licencia elegida que tiene tres versiones: una en lenguaje jurídico, otra en un lenguaje comprensible para todos y una tercera en html para incluirlo en la web y facilitar la labor de quienes buscan contenidos libres para usar en sus creaciones (http://creativecommons.org/worldwide/es/).
Las licencias Creative Commons han sido adaptadas a la legislación española (Ley de la Propiedad Intelectual y normas de derechos de autor) por un grupo dirigido por Ignasi Labastida de la Universidad de Barcelona y en la actualidad son de plena vigencia en España.(3)
El futuro del procomún: un debate abierto
La doctrina liberal dominante parte del supuesto de que el derecho a la propiedad privada es indispensable para que los recursos sean gestionados de forma eficiente y que la propiedad intelectual y los derechos de autor son imprescindible para incentivar la innovación. Para que exista creatividad tiene que haber recompensas económicas y razones mercantiles: investigadores, artistas, empresas, universidades… se estimulan si tienen como finalidad objetivos comerciales. La propiedad intelectual y el copyright existen para fomentar la creación y la innovación y proteger su dimensión económica y mercantil.
El liberalismo hace de su pensamiento económico un supuesto universal y trata de internacionalizar lo que es bueno para las empresas de países de la U.E., los EE.UU o Japón. Se trata de generalizar al resto del mundo el uso de la propiedad intelectual, que les permitirá gestionar y explotar correctamente su innovación y su creatividad, antes de que lo hagan otros. Hay que mentalizar a los países con tradiciones comunitarias de las ventajas que tiene la propiedad intelectual y obligarles que la respeten con la firmeza de las leyes. Para recordárnoslo están, entre otras, instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) o la Organización Mundial del Comercio (OMC) y su Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC ). Para el credo liberal del máximo beneficio individual y la propiedad privada no es posible entender que comunidades estructuradas sobre la confianza, el trabajo voluntario y la cooperación puedan tener un funcionamiento más eficiente que el mercado, minimizando, ignorando o criminalizando realidades como el movimiento del software libre y del procomún.
Procomún es una antigua palabra castellana que significa aquello que es del provecho de todos, de utilidad pública y también hace referencia a la capacidad de los individuos o grupos de cooperar para conseguir mejoras para la comunidad. No es casualidad que a raíz de la generalización de Internet volvamos a retomar palabras que expresan formas de producción y uso en sistemas abiertos, colaborativos, que fomentan la creatividad, la riqueza y que generan comunidad. Internet, la producción inmaterial y la cultura digital en general tienden a funcionar mejor como un lugar público donde hacer comunidad que como un mercado privatizado donde obtener beneficios, aunque en estos últimos años las fuerzas económicas dominantes así nos lo quieran imponer.
El movimiento en favor del procomún está creciendo rápidamente en España. En 2003, promovidos por la Universidad Nómada y organizados por diversas personas y grupos relacionados con la libertad de información, se celebró en Madrid un encuentro con el objetivo de profundizar en la problemática de la propiedad intelectual, el copyleft y el procomun en la creación. Dado el interés despertado, al año siguiente se celebraron las II Jornadas Copyleft, esta vez en Barcelona (http://copyleft.sindominio.net/), organizadas de manera colectiva a través de una red que tiene su base en Sindominio, un proyecto telemático autogestionado para la transformación social (www.sindominio.net). (4)
Según contó Miquel Vidal en dichas jornadas, en el ámbito de las nuevas tecnologías de la comunicación y por extensión, en cualquier otro campo, los conflictos entre el modelo capitalista de la propiedad privada y el modelo distribuido que promueve el procomún, se producen en tres niveles diferentes y complementarios: en una capa física (redes de cables, licencias de emisión y radiodifusión…), en una capa lógica (patentes de programación, protocolos de acceso…) y en una capa textual o de contenidos (criptografía, legislación sobre copyright…). Para que la apuesta por la libre circulación de los conocimientos, la cooperación social sin mando y la autogestión pueda ser efectiva es necesario trabajar de forma integral sobre estos tres niveles, conectando el desarrollo de redes inalámbricas y de otras infraestructuras de telecomunicación (capa física), con la creación de protocolos abiertos y software no propietario (capa lógica) y de un sistema plural y complejo de licenci
as libres (capa de contenidos) http://www.globalproject.info/art-1089.html.
Para M. Vidal las industrias y las legislaciones basadas en el copyright propietario son anacrónicas, con modelos mercantiles y organizativos que fueron pensados para una realidad cultural y comunicativa muy diferente a la que vivimos en la actualidad. Pero eso no implica que vayan a desaparecer, al menos a corto y medio plazo, pues desde la posición de poder que ocupan intentarán mantener a toda costa, incluso recurriendo a la criminalización de la inmensa mayoría de la población, un sistema económico y jurídico que les beneficia. Por todo esto, señaló M. Vidal, nuestro futuro depende de que seamos capaces de llevar a cabo una reformulación completa del concepto actual de propiedad privada.
Para finalizar cito unas palabras de Carlos Sánchez Almeida en la presentación de las licencia Creative Commons en Barcelona en octubre de 2004: «Ante la represión, sólo cabe la revuelta; y la revuelta, hoy, es renegar del copyright. Si no tiene un sello gris [Creative Commons] que permita difundir libremente la cultura, si no es copyleft, no lo compres. No lo leas, no lo escuches, no lo copies. No interesa.» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=5515
ADDENDA
El presente artículo ha sido escrito con el procesador de texto de software libre OpenOffice sobre el sistema operativo GNU/Linux: SuSE 9.1 (no me atrevo aún con Debian) y su contenido ha sido elaborado a partir del procomún que es Internet y de sus numerosas, variadas y gratuitas páginas web. A él se lo devuelvo bajo licencia Cerative Commons: Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/)
NOTAS
(1) Para todo aquello relacionado con el proyecto GNU puedes consultar su web http://www.gnu.org. La de Richard Stallman es: http://ww.stallman.org. También es muy recomendable la publicación Software libre para una sociedad libre de Richard M. Stallman. Diciembre de 2004 versión 1.0, que se puede consultar en:
http://sindominio.net/biblioweb/pensamiento/softlibre/
(2) Una traducción al español del libro Free Culture de Lawrence Lessing puede descargarse en: http://www.elastico.net/archives/001222.html
(3) Para más información ver artículo de Pablo Romero en El Mundo: CREATIVE COMMONS ‘Algunos derechos reservados’ en: http://www.elmundo.es/navegante/2005/01/28/cultura/1106917029.html
(4) Estas jornadas fueron patrocinadas por Arteleku-Diputación Foral de Gipuzkoa y la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), dentro de su ciclo UNIA arte y pensamiento: http://www.unia.es/artpen/estetica/estetica02/frame.html. Las próximas jornadas están previstas celebrar en Málaga y San Sebastián durante 2005, bajo el mismo patrocinio.
Carlos Romero Moragas