Acorralado por la rebelión popular, el neoliberal Carlos Mesa, presentó esta noche su renuncia a la Presidencia de la República de Bolivia, poniendo el cargo a consideración del Congreso. Sin posibilidades reales de poder gobernar y abandonado por el Movimiento al Socialismo (MAS) del diputado cocalero Evo Morales, que hasta hoy lo mantuvo en el […]
Acorralado por la rebelión popular, el neoliberal Carlos Mesa, presentó esta noche su renuncia a la Presidencia de la República de Bolivia, poniendo el cargo a consideración del Congreso.
Sin posibilidades reales de poder gobernar y abandonado por el Movimiento al Socialismo (MAS) del diputado cocalero Evo Morales, que hasta hoy lo mantuvo en el cargo frente a la creciente protesta social, Mesa renunció a la Presidencia y llamó a pacificar Bolivia, convulsionada por cuatro semanas contínuas de gigantescas movilizaciones y de lucha de los sectores sociales y populares para nacionalizar el gas y el petróleo.
Horas antes de presentar formalmente su renuncia, a mediodía, Mesa había escapado de Palacio, atacado por miles de manifestantes que se concentraron en un multitudinario cabildo abierto y que proclamaron la necesidad de construir el gobierno propio de obreros, campesinos y clases medias empobrecidas. En las primeras horas de la tarde, el presidente se reunió en su residencia con el Embajador de Estados Unidos y el Alto Mando Militar.
Con la renuncia de Mesa, ahora es el Congreso de la República el que debe definir quién le sucede en el cargo. Según adelantó el jefe del MAS, los presidentes de la Cámara de Senadores y Diputados, también deberían renunciar por estar estrechamente ligados al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, derrocado en octubre del 2003 por una insurrección popular. Si esto acontece, la sucesión presidencial recaería en Eduardo Rodríguez, presidente de la Corte Suprema de Justicia. Hasta ahora no se ha definido cuándo se realizará la reunión del Congreso para tratar este tema.
«Ojalá que tenga fortuna la mediación de la Iglesia», dijo Mesa al desear que la Jerarquía eclesial logre unificar a los tres poderes del Estado (Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial) en defensa de la democracia neoliberal.
«Mi responsabilidad termina el día que el Congreso tome la decisión final», agregó Mesa, que pidió a los bolivianos «el privilegio de seguir trabajando en el país» y no seguir la suerte de su predecesor, Sánchez de Lozada, refugiado actualmente en Estados Unidos.
Horas antes del anuncio de Mesa, los dirigentes de las organizaciones sociales y populares movilizadas en La Paz y articuladas en torno a la Central Obrera Boliviana (COB), habían advertido que no tenía mucha importancia que Mesa sea relevado del cargo o renuncie, ya que los trabajadores luchaban por la nacionalización del gas y el petróleo.
«No habrá paz en Bolivia, mientras no se nacionalicen los hidrocarburos», aseguró el dirigente de la COB, Jaime Solares, quien aseguró que el anuncio de Mesa «es una renuncia a medias, porque falta que decida el Congreso de corruptos».
El líder de la COB llamó a los trabajadores del campo y las ciudades a no levantar las medidas de presión ni dejarse distraer por la renuncia a medias de Mesa. «No hay que aflojar ni un milímetro en la lucha por la nacionalización. es cuestión de vida o muerte. No hay que retroceder», agregó al dar cuenta que en las primeras horas de este martes se reunirán los dirigentes de todas las organizaciones sociales y populares.