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Reseña "Las ONG en España. De la apariencia a la realidad", de Carlos Gómez Gil

Tras la cortina humanitaria de las ONG

Fuentes: Mundo Obrero

Ante la tendencia generalizada de situar todo lo relacionado con las ONG (Organizaciones No Gubernamentales) en el terreno de lo incuestionable, debido a la dimensión humanitaria de su labor y a la acumulación de valores positivos de los que se ha rodeado, el libro recién publicado por el profesor Carlos Gómez Gil, Las ONG en […]

Ante la tendencia generalizada de situar todo lo relacionado con las ONG (Organizaciones No Gubernamentales) en el terreno de lo incuestionable, debido a la dimensión humanitaria de su labor y a la acumulación de valores positivos de los que se ha rodeado, el libro recién publicado por el profesor Carlos Gómez Gil, Las ONG en España. De la apariencia a la realidad (editorial Catarata), realiza un análisis crítico de la evolución de las ONG en España, del papel que desempeñan en la actualidad y de las características que definen el modelo español. MO publica un extracto del capítulo donde se definen esos rasgos.

Las ONG en España se han convertido en un movimiento asociativo por excelencia, siendo utilizado por todo tipo de instituciones políticas, sindicales, religiosas, empresariales e institucionales para extender su actuación, generándose con ello contradicciones de enorme calado en la sociedad. El modelo de ONG en nuestro país presenta las siguientes peculiaridades: juventud del fenómeno, extraordinaria fragmentación y atomización, dependencia institucional, fragilidad organizativa, enorme dependencia económica del Estado y capacidad para disponer de un espacio mediático muy alto.

1.- Juventud del fenómeno ONG
Se explica por el hecho de la recuperación tardía de las libertades y la necesidad de que las instituciones políticas alcanzaran un cierto grado de madurez, junto a que nuestra economía superara el retraso arrastrado durante décadas y así dotarse de un cierto vigor que permitiera financiar actividades promovidas por estas organizaciones, lo cual en conjunto no se logró hasta mediados de los ochenta.

Es el periodo entre los 80 y los 90 cuando se conoce la eclosión de las ONG en España, en coincidencia directa con la creación de los principales programas de subvenciones para éstas puestos en marcha por todo tipo de instituciones públicas y privadas.

2.- Extraordinaria fragmentación y atomización
Esta circunstancia, plantea una cierta contradicción entre, por un lado, las prácticas asociativas tan débiles como recientes que muestra nuestra sociedad y, de otra parte, la enorme profusión de organizaciones dedicadas a los mismos fines que compiten por obtener los escasos recursos públicos existentes para el sector.

La expansión y auge de las ONG en España se explica como consecuencia de dos factores: la creación de sistemas de financiación públicos y su utilización como instrumentos privilegiados de los principales actores públicos. Todo ello ha facilitado una progresiva fragmentación del sector que ha troceado, cada vez más, las demandas de los sujetos a los que se dirigen para adaptarse a las múltiples convocatorias de subvenciones, así como a las prioridades definidas por los responsables gubernamentales en aquellos espacios de intervención con mayor financiación.

El resultado ha sido una continua multiplicación de las Organizaciones No Gubernamentales en sus actuaciones y destinatarios, así como en sus estrategias y relaciones, dándose situaciones de cooperación y colaboración, junto a otras de clara competitividad. Mientras, muchas de ellas han aceptado con docilidad su utilización interesada por parte de responsables políticos y entidades financiadoras con la finalidad de defender sus políticas e intereses.

3.- Dependencia institucional
La proliferación de organizaciones creadas, patrocinadas, dirigidas y vinculadas a partidos políticos e instituciones religiosas se opone a su supuesta independencia. Se cifra en un 60% del total las que habrían sido creadas por la Iglesia católica a través de sus distintas órdenes y confesiones, por partidos políticos y sindicatos.

A ello habría que añadir aquellas otras grandes ONG con apariencia de tales, pero que tienen una clara dependencia gubernamental y que viven de gestionar parcelas de competencia estatal que son subcontratadas a través de fórmulas jurídicas muy distintas.

Todo ello pone de manifiesto que, a medida que las ONG en España han ido creciendo en número e importancia, poco han hecho para mantener una cierta independencia institucional o informar a la sociedad de sus dependencias y vinculaciones.

4.- Fragilidad organizativa
Mientras las ONG se han generalizado como cauce de intervención social e institucional, su expansión no ha ido acompañada de espacios de participación amplios ni representativos, de forma que la base social de éstas se ha ido estrechando al tiempo que se han ido desarrollando en todo el país. Así, las ONG han optado por aumentar los fondos disponibles y el impacto mediático de sus actuaciones, en lugar de ensanchar su base social.

Contrariamente a lo que se viene afirmando, el volumen real de socios es extremadamente bajo en contraposición con el montante de recursos que gestionan o los espacios en los que intervienen. Además, al haber convertido muchas ONG los recursos económicos en la esencia de su actividad, han prescindido de otras formas de intervención social e institucional no monetarizadas, donde la participación real de sus bases y la labor crítica y de denuncia de aquellas situaciones sobre las que pretenden intervenir cobren mayor protagonismo.

5.- Proceso de concentración económica
Todos los rasgos anteriores acentúan más un proceso de concentración económica en un número muy reducido de ellas, y que es de doble naturaleza: por un lado, el grueso de las subvenciones públicas se dirige cada vez más hacia un núcleo selectivo en detrimento de la cifra total de ONG; por otro, esta predilección otorga a estas organizaciones cada vez más fuerza y funcionalidad económica e instrumental, aumentando así su capacidad para recabar más recursos, lo que las hace más poderosas. Sin embargo, tal efecto reduce la riqueza expresiva y la pluralidad que aporta el conjunto de las ONG en la sociedad.

Esta selección deliberada de determinadas ONG por parte de las administraciones públicas apunta un intento de reforzar un neo-asistencialismo caritativo en manos de organizaciones de la Iglesia católica, concentrando los recursos públicos en aquellas organizaciones más sumisas e incapaces de cuestionar las políticas de las administraciones o instituciones financiadoras.

Todo ello ha incrementado los favoritismos de los responsables públicos hacia aquellas ONG dependientes de sus partidos políticos, relacionadas con ellos o cercanas a sus postulados ideológicos.

6.- Espacio mediático extraordinariamente alto
Los medios de comunicación se han alimentado progresivamente de las ONG y de todos sus principios, procediendo para ello a triturar valores, digerir sus reivindicaciones y sintetizar sus apoyos sociales y su carácter reivindicativo, a costa de avanzar hacia un progresivo pragmatismo mediático e informativo que ha sido asumido por buena parte de las ONG, que han tratado de acomodar sus mensajes e informaciones a las demandas publicitarias de los medios de comunicación, condicionando con ello su forma de actuar y su labor social.

En la medida que el modelo español de ONG se caracteriza por tener una base social muy débil, estas organizaciones han tratado de lograr relevancia social a partir de una estrategia que pretende obtener un eco cada vez mayor en los medios de comunicación, de manera que la mayor presencia y el crecimiento de éstas se ha correspondido también con su mayor visibilidad en los medios de comunicación. Se ha sustituido así el «respaldo social» por el «eco social».

Todo ello ha generalizado un espacio acrítico, ya que han sido muy escasas las informaciones y artículos críticos sobre las ONG y su labor difundidas en España en los medios de comunicación de masas en los últimos años. Por el contrario, han situado todas sus informaciones en el terreno de lo políticamente correcto, gracias a la construcción de una imagen social repleta de valores y estímulos que han sido negados a otras esferas de la sociedad y del propio Estado, como son el sacrificio, la preocupación por el prójimo, la ausencia de interés, la dedicación esforzada, la atención a los más desvalidos, la defensa de valores humanos, su desapego por lo económico, etcétera.

Carlos Gil es profesor del Departamento de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Alicante y coordinador del programa de cooperación internacional de Bakeaz.