EE.UU. calla para no favorecer a Evo Morales con una reacción nacionalista, pero calcula qué hacer si gana el candidato más incómodo. Venezuela tuvo que retirar a su embajador, que habló de más. Fellner y Chacho Alvarez llegaron como enviados. Washington ya tiene escenarios «negativos» en los que gana Morales y Bolivia pasa ser un «problema»
«La peor pesadilla de Estados Unidos en América latina pronto podría convertirse en realidad: la llegada al poder en Bolivia de un régimen izquierdista apoyado por Cuba y Venezuela, que aboga por la nacionalización de las empresas petroleras extranjeras y la legalización de la coca», comienza un artículo de Andrés Oppenheimer en el Nuevo Herald. Y las preocupaciones de Washington por la posible llegada al poder de Evo Morales se expresaron esta semana en la advertencia del Departamento de Estado a sus ciudadanos, alertando sobre eventuales movilizaciones y acciones «potencialmente violentas» como consecuencia de las elecciones generales de mañana. Sin embargo, esta vez los «gringos» aprendieron de la experiencia y su embajador en Bolivia, David Greenlee, mantuvo un papel discreto, alejado de su antecesor, Manuel Rocha, quien en 2002 amenazó a Bolivia con cortar la ayuda económica si ganaba un «narcotraficante», lo que le aportó al líder cocalero la exacta dosis de victimización y «dignidad» antiimperialista que lo catapultó como líder del nuevo nacionalismo boliviano.
Esta vez, el traspié le correspondió al bando contrario. El representante venezolano en La Paz, Azael Valero, declaró hace algunos días que «si Evo es antiimperialista, pues que viva Evo Morales». Quiroga, ni lento ni perezoso, armó una concentración ante la embajada «bolivariana» «contra la injerencia extranjera» y acusó a Morales por «llamar comandante a Hugo Chávez». El desboque le costó el puesto al locuaz diplomático caribeño, pero estuvo lejos del «rochazo» esperado por el «Tuto», algo que llevara agua al molino de los rojos, que aquí no son de izquierda sino de derecha. También el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva reconoció su preferencia por el candidato socialista, aunque, después, su asesor Marco Aurelio García lo justificó con un toque de ironía como «un señalamiento sociológico, no un comentario político».
«El escenario más probable es que Morales llegará al poder», le dijo el mismo Manuel Rocha al analista del Nuevo Herald en una entrevista telefónica desde Pekín. Y agregó que «el dúo cada vez más beligerante de Cuba y Venezuela se convierta en un trío no sería una buena noticia para Washington». Otro «halcón», Charles Chapiro, añadió que «la naturaleza y alcance de nuestra cooperación con el próximo gobierno boliviano dependerá de nuestros intereses comunes: el fortalecimiento de la democracia, el fomento del desarrollo económico y el combate a las drogas ilegales».
La coca es uno de los ejes conflictivos de la campaña: hace pocos días, en un foro con la prensa, los periodistas le hicieron notar a Quiroga que su posición sobre el tema de la coca es incluso más dura que la de la embajada estadounidense. «Me importa un bledo la embajada», dijo forzando su vena nacionalista. Consultado sobre si respetará el acuerdo entre los cocaleros y el ex presidente Carlos Mesa legalizando 2300 hectáreas de cultivos de coca enfatizó que «toda la coca del Chapare (cuna del MAS de Evo Morales) va al narcotráfico» lo que, para algunos analistas, anuncia nuevos enfrentamientos con los combativos cultivadores de la «hoja sagrada» en caso de volver a ocupar el sillón presidencial.
«Estados Unidos debe pensar cuidadosamente antes de tratar de aislar y castigar a Evo Morales si es elegido. Si insiste en su retórica dura e incluso en implementar sanciones contra el gobierno de Morales, ciertamente que Hugo Chávez va a estar muy contento de poder aprovechar esa situación. Los políticos estadounidenses deberían ser muy conscientes de eso», le recomendó el analista especializado en Bolivia John Walsh a George Bush.
En un gesto de apoyo al proceso democrático y a pedido del gobierno boliviano, llegó ayer a La Paz el representante del Mercosur Carlos «Chacho» Alvarez para apoyar el proceso electoral boliviano. También se hizo presente el enviado de Néstor Kirchner, Eduardo Fellner. «Las elecciones del domingo son muy importantes para Bolivia y para la región, que se encuentra en un momento muy interesante y estimulante de su integración regional. Es la primera vez que el Mercosur participa con una voz homogénea en un evento como éste», dijo el ex vicepresidente argentino en una charla informal con periodistas argentinos, junto a los embajadores de Uruguay y Paraguay. Fellner añadió que la consolidación del proceso institucional en este país permitirá llevar adelante una serie de proyectos compartidos de integración vial, salud y energía como el gasoducto Puna en La Quiaca. «Hay una identidad cultural e histórica compartida que por motivos equivocados fue dejada de lado en los últimos años», agregó el gobernador jujeño, que desistió de responder sobre la afirmación de Morales y Quiroga de que aumentarán el precio de venta de gas a Argentina. En referencia al «anillo energético» y el gasoducto Caracas-Buenos Aires, Chacho Alvarez señaló que «a partir de la elección de nuevas autoridades va a quedar más claro qué tipo de integración va a plantear Bolivia».