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La 93 de la UTA

Triunfo en toda la línea

Fuentes:

Después de 21 días de lucha terminó el conflicto de la línea 93 con un triunfo en toda la línea. Monsa, Línea 60, se hará cargo de la empresa. Después de tres semanas de durísima pelea y tras una negociación de cuatro horas se acordó que se hará cargo de los 214 empleados, se respetará […]

Después de 21 días de lucha terminó el conflicto de la línea 93 con un triunfo en toda la línea. Monsa, Línea 60, se hará cargo de la empresa. Después de tres semanas de durísima pelea y tras una negociación de cuatro horas se acordó que se hará cargo de los 214 empleados, se respetará la antigüedad y la organización gremial, el pago de los días caídos, aguinaldo y vacaciones.

Se cortó de esta manera con las experiencias de otras líneas de colectivos quebradas donde los resultados habían sido muy distintos para los choferes.

Fue en la primera asamblea después del cierre de la empresa el 21 de noviembre cuando a muchos trabajadores les «cayó la ficha» de que nos habíamos quedado sin trabajo y de que la íbamos a tener que pelear. La reacción fue inmediata.

Me di cuenta que arrancábamos con mucha fuerza porque en esa misma asamblea se votó cortar el Puente Saavedra. Este fue el inicio de una serie de marchas y cortes. Luego hubo una movilización a la CNRT (Comisión Nacional Reguladora del Transporte), a UTA central, a la Secretaría de Transporte para volver marchando a UTA central. Realizamos otra movilización al Ministerio de Trabajo y de allí al Aeroparque para solidarizarnos con los pilotos y técnicos en lucha. Esta fue la marcha más emotiva porque fuimos recibidos en el hall central de Aeroparque por los trabajadores aeronáuticos que nos pidieron hacer una marcha juntos. Esta experiencia marcó a muchos compañeros, que sintieron en carne propia la solidaridad entre trabajadores de diferentes gremios.

Luego hicimos un corte a la subida del Puente Pueyrredón en Avellaneda, una marcha por el centro de Munro y toda una serie de actividades complementarias: juntada de firmas, volanteos, entre otras actividades.

Otro capítulo fue el fondo de huelga y el apoyo que recibimos para llevarlo adelante. Delegados opositores a la conducción del gremio se hicieron presentes y nos llevaron a sus líneas (la Independencia, Transporte del Oeste, 85, 184, 22, etc.), lo que nos permitió juntar bastante dinero. También recibimos contribuciones de telefónicos, docentes, ferroviarios, químicos, estudiantes universitarios, vecinos y otras organizaciones sociales que se solidarizaron con nuestra lucha.

Es de destacar, aunque no se vea, el aguante hecho en silencio por todas las esposas que bancaron a los compañeros, ya que la mayoría estaba día y noche en la empresa. Como dijo un compañero en una asamblea «si nosotros no peleamos por nuestra familia, nadie lo va a hacer, así que el que no esté dispuesto a eso, no puede estar acá».

Debemos destacar el asesoramiento que recibimos de la abogada de la Unión Ferroviaria de Haedo y Victoria.

Lo fundamental para llevar esta lucha adelante fueron las asambleas que realizamos y la unidad lograda a través de la consulta a los trabajadores. Es de destacar la participación constante de los compañeros en las asambleas y en todas las acciones que realizamos obligando incluso a que UTA Central tuviera que acompañar todas las medidas, aún en las que no estaban de acuerdo. Este es un factor fundamental para decir hoy «tarea cumplida», todos los compañeros adentro, con antigüedad y con el respeto a rajatabla del convenio. Y como broche de oro, el pago del aguinaldo, las vacaciones y los días caídos.

La suma de todo esto fue lo que le dio al conflicto la fuerza necesaria para vencer las maniobras patronales y la incapacidad de los organismos del gobierno, que buscaban alargar el conflicto. Como lo demuestra la experiencia de otras líneas que quebraron – los trabajadores de Río de la Plata estuvieron nueve meses en la calle)-, con el paso del tiempo los compañeros se dividen y se desalientan, cuestión que es aprovechada por la patronal que se hace cargo para mejor someter a los choferes.

Los doscientos catorce trabajadores de la 93 nos juramentamos que a partir de ahora donde haya un conflicto, ahí estarán presentes las camisas celestes de la 93. Estoy convencido de que así será, ya que después de estos veintiún días, ninguno de nosotros volverá a ser el mismo.

Delegado de la linea de omnibus 93