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Evo Morales, un grito a la esperanza

Fuentes: Rebelión

Evo Morales, el presidente del jersey de alpaca es, sin duda alguna, el gran forjador de esperanza para los países de Latino América y también para el mundo. Queda manifiesto, que las revoluciones no son actos únicos. Son procesos sociales prolongados, forjados a través de dificultades, diálogos, logros y pérdidas. Hace falta siempre el líder, […]

Evo Morales, el presidente del jersey de alpaca es, sin duda alguna, el gran forjador de esperanza para los países de Latino América y también para el mundo.

Queda manifiesto, que las revoluciones no son actos únicos. Son procesos sociales prolongados, forjados a través de dificultades, diálogos, logros y pérdidas. Hace falta siempre el líder, el cabecilla sobre el cual sostener la lucha .

Vivimos una clara muestra de levantamientos en muchos de los países de Latino América donde sus moradores han dicho basta, y que, igual que reza el himno boliviano, han decidido «morir antes que esclavos vivir».

Se trata de una mera cita ya que ni tienen ganas de morir ni quieren usar otras armas que las que se forjan con palabras, acuerdos. Han dejado de ser espectadores para convertirse en actores de su destino, de sus vidas.

Pretensiones? Dejar de ser los odiados, los excluidos, los marginados por el hecho de ser aymaras, quetxuas, chiquitanos, guaraníes.

Evo Morales, el hombre de la sonrisa en los labios, el Presidente de la mirada limpia, quiere una revolución democrática cultural para poder seguir mirando a los ojos de los suyos, aunque algunos de sus tocayos no lo acepten. He constatado el desprecio que siente gente de su propio pueblo, de Cochabamba, que dice ¿cómo puede representarnos un indígena inculto? La envidia es el peor enemigo en estas lides.

Ha configurado un gobierno para hacer frente a los temas latentes como el agua, los hidrocarburos, el gas, para los que reclama su nacionalización.

Cuatro mujeres han sido elegidas para tareas notables: Justicia, Salud, Interior y Desarrollo Económico. Un periodista como Ministro de Hidrocarburos, precisamente el analista de este tema los últimos años. Un líder de la Federación de Juntas Vecinales batallará con fragor, como Ministro de Aguas.

Evo, a diferencia de otros mandatarios, en la toma de posesión de su cargo, dijo no querer transmitir mensaje alguno para tranquilizar los mercados. Si que les ha pedido a sus compañeros de partido y de gobierno, que si comprueban que no cumple lo pactado, le den un empujón y le obliguen a dejar el cargo, «me puedo equivocar pero jamás os traicionaré», hermosas palabras que le honran.

A pesar de que su victoria es contundente, su camino no será de rosas. Lo intuye, pero no es obstáculo porque sabe lo que quiere, por donde pasará y que es lo que no permitirá, como por ejemplo «no coca cero pero si cero narcotráfico».

Así se lo ha manifestado a los campesinos cocaleros, que tienen instrucciones de no sobrepasar las 3.200 Ha de coca, de controlar que no existan cultivos ilegales, y que respeten de sembrar 1.600 metros cuadrados por familia.

Le conocí en La Habana el 1º de mayo del pasado año. Le ayudé a bajar desde la tribuna de la Plaza de la Revolución. Llevaba una hermosa bandera de su país que elogié. Su respuesta fue rápida, quédatela como recuerdo. La guardo como bien preciado. Iba ceñida a un palo de fregona, atada con un pañuelo de bolsillo que también conservo.

En mi trayecto hasta el hotel me sentí orgullosa cuando la gente me saludaba diciendo ¿no es ésta la bandera de Evo?

Aquel joven sencillo y humilde ha iniciado el camino que conducirá, a su país, a la conquista de la justicia, la igualdad. País rico en recursos naturales como otros tantos, pero sometido a la codicia de unos mandatarios, que lo único que han hecho, ha sido enriquecerse a costa de este pueblo milenario, enorme en extensión con una población de nueve millones de habitantes.

Evo recupera la consigna zapatista de mandar obedeciendo, pero no a la globalización sino a su pueblo, a su gente. Ha dicho, durante su campaña electoral, que quiere socios no patrones, y que administrará la riqueza natural de su país para su pueblo boliviano.

Ya investido Presidente inició su jornada de trabajo antes de la salida del sol, a las cinco de la mañana. Se reunió, de entrada, con representantes japoneses de quienes recibió ofertas de compra de quinua, cereal que se da bien en las alturas, con grandes propiedades dietéticas -allá es manjar nacional-, para muchos, producto habitual junto con las papas.

Evo Morales es, sin lugar a dudas, un clamor a la esperanza. Ha manifestado que integrará MERCOSUR hasta llegar a la patria grande soñada por Bolívar. Le deseamos muchos éxitos y toda la suerte que merece, en su cometido.