Argentina pagó al Fondo Monetario Internacional (FMI) unos 80 millones de dólares en intereses que quedaron pendientes tras la cancelación de todo el capital adeudado a ese organismo financiero internacional.El gobierno del presidente Néstor Kirchner concretó ese desembolso en los primeros días del corriente mes.La liquidación corresponde a las utilidades que quedaron pendientes luego de […]
Argentina pagó al Fondo Monetario Internacional (FMI) unos 80 millones de dólares en intereses que quedaron pendientes tras la cancelación de todo el capital adeudado a ese organismo financiero internacional.
El gobierno del presidente Néstor Kirchner concretó ese desembolso en los primeros días del corriente mes.
La liquidación corresponde a las utilidades que quedaron pendientes luego de finiquitó de manera anticipada, el 3 de enero pasado, toda la deuda contraída con el FMI, ascendente a 9.530 millones de dólares.
A diferencia de cualquier banco, la entidad multilateral calcula los intereses de los países deudores cada tres meses.
Al abonar todo el dinero por adelantado, la institución dirigida por el español Rodrigo Rato recalculó los intereses que se acumularon desde la última liquidación hasta el 3 de enero de 2006.
Sobre esa base, el organismo de crédito le envió a Buenos Aires la ‘factura’ que la administración Kirchner pagó en los primeros días de febrero.
Los 80 millones se suman a las erogaciones que está pagando este mes Argentina, entre intereses y vencimientos de capital, por casi 1.400 millones de dólares.
Esos desembolsos explican por qué, pese a las compras diarias de dólares por el Banco Central y la entrada de divisas por las colocaciones de deuda con Venezuela, se demora el objetivo de contar con reservas por encima de los 20.000 millones de dólares.
En total, Argentina mantiene un débito de 124.000 millones de dólares, de los cuales unos 14.000 millones fueron contraídos con el Banco Central, que le prestó al ejecutivo para cancelar los vencimientos con el Fondo.
El resto corresponde a compromisos adquiridos con los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo, así como con entidades financieras o inversores argentinos o del exterior.
Una gran parte de esa carga será afrontada con el superávit fiscal, que este año podría rondar los ocho mil millones de dólares.