Una serie de despidos volvieron a poner en el centro de la escena de los conflictos laborales a esta ciudad, contrastando con el fuerte crecimiento de la zona basada en la próspera actividad portuaria. Se trata de alrededor de 60 despidos en la empresa ICI y de unos 10 -a los que podrían sumarse otros […]
Una serie de despidos volvieron a poner en el centro de la escena de los conflictos laborales a esta ciudad, contrastando con el fuerte crecimiento de la zona basada en la próspera actividad portuaria. Se trata de alrededor de 60 despidos en la empresa ICI y de unos 10 -a los que podrían sumarse otros tantos- en el Instituto Médico Regional.
Si bien son realidades diferentes, el común denominador en cada uno de los casos es la resistencia por parte del sector patronal a otorgar aumentos en la escala salarial que fueron acordados a nivel nacional por los respectivos sindicatos.
La situación en ICI ya es de vieja data, porque el conflicto se inició el año pasado cuando la empresa anunció en el marco de un procedimiento de crisis el despido de 69 operarios como única posibilidad para hacer frente a un aumento salarial acordado entre la Federación Química y el sector empresario.
Muchas fueron las instancias de diálogo abiertas en ese momento entre las partes, pero finalmente no se llegó a ningún acuerdo y lo único que se logró fue posponer los despidos con el consiguiente conflicto.
Es por eso que cuando al jueves pasado vencieron los plazos de la última conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación, a nadie sorprendió que comenzaran a llegar los telegramas de despido.
Hasta el momento el Sindicato Químico informó que oficialmente llegaron 55 notificaciones, pero se especula con que con el correr de las horas la cifra pueda elevarse.
La respuesta gremial no se hizo esperar, y una asamblea de ayer aprobó por unanimidad la realización de un paro por tiempo indeterminado con un piquete en las puertas de la planta, que comenzó poco después de las 14.
Al referirse al conflicto, el secretario general del Sindicato Químico de San Lorenzo, Eduardo Ancudowicz, sostuvo que «nuestro gremio está muy firme y vamos a mantener la medida de fuerza hasta que se llegue a una solución y se terminen los despidos».
El gremialista agregó que «ayer muchos compañeros llegaron a la fábrica y les dijeron que se tenían que volver porque estaban despedidos. La gente está muy mal, pero dispuesta a luchar por nuestros puestos de trabajo».
En el caso del personal nucleado en el gremio de la Sanidad que trabaja en el Instituto Médico Regional de San Lorenzo, la semana pasada hubo 10 despidos, a los que podrían sumarse otros 10. En todos los casos se trata de mujeres que se desempeñaban como enfermeras o mucamas.
Según algunas de las despedidas, la raíz del conflicto se basa en un aumento acordado por el gremio que eleva la escala salarial a un básico de poco más de mil pesos. «Cuando se supo lo del aumento nos dijeron que para poder pagarlo teníamos que firmar un acuerdo para trabajar ocho horas y cobrar seis», sostuvo una cesanteada que no quiso revelar su identidad por temor a represalias.
Otra despedida, que tiene más diez años como enfermera, sostuvo que «una compañera que echaron está embarazada y como se dieron cuenta parece que la van a volver a tomar. A otra que tiene un bebé también la despidieron pero la dejan entrar como cuidadora particular de enfermos».
En este caso, el gremio de la sanidad no tomó ninguna medida de fuerza hasta el momento, y cuando las que todavía no cobraron su indemnización se apersonaron en la delegación local de la Secretaría de Trabajo, a cargo de José Poles, se les dijo que «tenían que dirigirse a su respectivo sindicato».