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A 24 años de la Guerra de Malvinas

¿Solución diplomática o qué?

Fuentes: APM

El 10 de junio es el día de la «Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas» por ser la conmemoración coincidente del desalojo de los ingleses en 1770 y del decreto de 1829, que creó la Comandancia Política y Militar de Malvinas con Capital en Puerto Soledad. Como se ve, los conflictos por […]

El 10 de junio es el día de la «Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas» por ser la conmemoración coincidente del desalojo de los ingleses en 1770 y del decreto de 1829, que creó la Comandancia Política y Militar de Malvinas con Capital en Puerto Soledad. Como se ve, los conflictos por la soberanía de estas islas tienen vigencia desde hace ya casi 300 años.

Durante la invasión española, los conflictos se manifestaron con Francia y Gran Bretaña, ya que fue el francés Bougnaville el primero que ocupó estos territorios en 1764. Debido a la protesta española, que se fundó en la dependencia geográfica de las islas en torno al continente americano, Francia decidió ceder. Mientras Inglaterra se había instalado en Port Egmond, de donde fueron desalojados, y en 1774 terminaron de abandonar las islas.

Desde ese momento hasta 1810, se sucedieron en Malvinas distintos gobernadores españoles, hasta que en 1820 el capitán David Jewett, comandante de la fragata Heroína, cumpliendo órdenes del gobierno de Buenos Aires, tomó posesión del archipiélago en nombre de «nuestra patria».

A partir de allí, 24 gobernadores argentinos administraron las islas, hasta que en 1833 la invasión inglesa puso fin a esta situación.

A lo largo del tiempo, las protestas argentinas no cesaron, aunque no siempre mediante buenas estrategias. A pesar de que muchas veces Argentina contó con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sólo se trató de formalidades verbales, y no de acciones concretas.

A lo largo de la historia Gran Bretaña siempre se mostró más hostil a las negociaciones con el país sudamericano, y en 1982 cuando el gobierno dictatorial argentino de Leopoldo Galtieri, decidió invadir las islas, derivando en una guerra y en su rendición, el pais europeo justifico de algún modo su dominio sobre las Islas.

Cabe recordar que las tropas argentinas tomaron las islas en abril de 1982 y 74 días después fueron derrotadas por una fuerza de tarea británica, con un saldo de muertos de 649 militares argentinos y 255 británicos.

Pese a todas las ventajas legales, en cuanto a soberanía y geografía que tiene Argentina por sobre Gran Bretaña para conseguir la soberanía de las islas, la guerra dio crédito a los gobiernos británicos de turno para no tener que lidiar más con este país.

Pese a esto, luego del conflicto bélico, fueron los británicos los que decidieron reanudar el diálogo con Argentina cuando este restableció la democracia en 1983; pero no estaban dispuestos a tratar el tema de la soberanía. Pero formalmente Argentina y Gran Bretaña restablecieron relaciones diplomáticas en 1990.

A partir de la asunción en Argentina de Carlos Menem, en 1989, ambas partes (en detrimento de la posición argentina) decidieron dejar de lado esta cuestión y se desarrollaron una serie de conversaciones bilaterales. Dos encuentros en Madrid, uno firmado el 19 de octubre de 1989 y el otro en febrero de 1990, lograron restablecer las relaciones consulares y diplomáticas; reanudar los enlaces aéreos y marítimos entre ambos países; adoptar disposiciones relativas a una mayor cooperación en materia de pesca, y convenir en que los familiares de los militares argentinos que murieron en las islas pudieran realizar visitas al lugar.

A finales de los ’90, durante el gobierno del ex presidente Fernando de la Rúa, el conflicto por la soberanía de las Malvinas estuvo estancado y recién el actual presidente Néstor Kirchner volvió a llevar el tema al Comité de los 24 países y a la Organización de Estados Americanos (OEA).

En la actualidad, dos de los temas más candentes en las relaciones bilaterales entre Argentina y Gran Bretaña son los recursos ictícolas y los de hidrocarburos.

Con respecto al primero, en noviembre de 1990 ambos países firmaron el un acuerdo, denominado «Declaración Conjunta sobre Recursos Pesqueros». Allí se establecían medidas tendientes a evitar la sobreexplotación y a mejorar la «convivencia» entre las naves de las partes. Concretamente, se establecía una zona vigilada por ambos países al oeste de las islas dentro de la cual, se prohibía la pesca de buques de cualquier bandera.

Sin embargo, los habitantes de las islas habían otorgado gran cantidad de licencias de pesca a buques extranjeros y sin dejar ningún beneficio para Argentina. Esto hizo que en 1992 este país creara el «Registro de Buques y Artefactos Navales Extranjeros», a través del cual la Argentina concedió permisos de pesca para buques de otros países.

Dado que a los isleños tampoco les convenció esta alternativa, comenzaron las negociaciones y en diciembre de 1992 se convino un cupo de cuarenta y cinco permisos y un total de doscientas veinte mil toneladas por partes iguales.

Recientemente, esta situación estuvo en discusión porque el 20 de febrero del corriente año se conoció que el buque John Cheek, perteneciente a Fortuna Fishing Co., con sede en la capital de las islas, fue capturado por la Prefectura argentina por navegar sin permiso en aguas exclusivas argentinas. El buque capturado tenía licencia del Consejo Legislativo de las Malvinas para pescar en esa zona, pero al momento del abordaje navegaba claramente por fuera de esa línea.

Según las autoridades argentinas las irregularidades cometidas por el John Cheek son dos: pescar sin permiso en la zona económica exclusiva y hacerlo con una insignia no reconocida por el país, la bandera de las Malvinas. Además, la Cancillería agregó en un comunicado oficial que el gobierno argentino tampoco reconoce el registro en el que está anotada la nave.

Si bien son habituales las capturas de barcos que entran sin autorización en las 200 millas de mar territorial, nunca antes un barco de origen británico había pasado por esta situación.

Todo lo ocurrido hizo que en el Congreso argentino, se presenten tres proyectos de ley que tienen por objetivo establecer acciones punitivas para aquellas conductas que sin autorización operen en el espacio marítimo.

En los últimos días, el canciller argentino, Jorge Taiana indicó en su paso ante la OEA que «la Argentina ha venido advirtiendo en numerosas oportunidades que rechazaría cualquier pretensión británica de adoptar medidas en forma unilateral que afectaran los recursos pesqueros en los espacios marítimos circundantes a las Islas Malvinas». «Estos actos británicos no contribuyen a la solución de la disputa».

Taiana dijo que a pesar de las advertencias «además de las acciones de policía de pesca en el Atlántico Sur desde y fuera del área disputada y la continuada venta de licencias ilegítimas de pesca, ahora debo señalar el inminente otorgamiento de derechos de propiedad sobre recursos pesqueros por plazos de hasta veinticinco años en los espacios marítimos circundantes a las Islas Malvinas».

«Estos actos británicos no contribuyen a la solución de la disputa y deben cesar para que pueda transitarse el camino indicado en los pronunciamientos internacionales hacia la reanudación de las negociaciones sobre soberanía», aclaró el Canciller.

Con respecto a los recursos hidrocarburíferos, vale aclarar que además de significar un indicio de la soberanía que se tiene sobre las islas, proporciona aún más ganancias que la actividad de la pesca en esa zona.

En 1991, Gran Bretaña decidió convocar unilateralmente licitaciones para la exploración de las zonas circundantes a las islas, ratificando la zona económica exclusiva de las 200 millas según un tema resuelto unilateralmente en 1986.

En 1995, se firmó un acuerdo petrolero que establecía futuras licitaciones, monitoreo y percebimiento de regalías conjuntos en las aguas al este de las islas. El problema fue que de esto se derivaba la inclusión de aguas argentinas fuera de la zona de disputa, con lo cual se sentaba un peligroso precedente, al permitir que los británicos obtuviesen regalías de la explotación en aguas argentinas «no en disputa».

A su vez, en 1996 los habitantes de las islas decidieron llamar a una licitación para iniciar las tareas de exploración y explotación al norte de las islas. Ante esta situación, desde el pais austral se elaboraron dos proyectos de Ley que buscan que la Argentina pueda percibir regalías por la actividad de explotación en la región. Así, se establecía un porcentaje del 3 por ciento para la zona de Malvinas, cuando para el resto del territorio nacional era del 12 por ciento.

Hasta el momento, no se ha logrado la aprobación de tales leyes mientras que las compañías que resultaron ganadoras del proceso de licitación al norte de las islas continúan con la exploración.

Los motivos por los cuales Argentina debería obtener la soberanía sobre las islas Malvinas son muchos y de gran importancia.

En primer lugar, en el Siglo XXI ya no debería poder tener lugar el colonialismo que ejerce Gran Bretaña sobre el territorio en cuestión. Es importante no perder de vista las nefastas consecuencias del colonialismo del siglo XVIII, que hoy se pueden apreciar notablemente.

Una de las secuelas es dependencia económica que existe hacia las potencias, que supieron ser Imperios años atrás; y otra muy importante, las pocas colonias que aún siguen vigentes como es el caso de las Malvinas.

Resulta a esta altura inexplicable que unas islas que se hallan a 480 kilómetros de un Estado, puedan pertenecer a otro del que distan 12.000 kilómetros.

Recientemente, Gran Bretaña dio un importante paso para reafirmar su postura colonialista al incluir a las Islas Malvinas (o Falklands) en el proyecto de Constitución de la Unión Europea (UE) como territorios de ultramar.

Esta decisión se contrapone con los principios del mandato de descolonización de las Naciones Unidas, que es un punto fundamental y enmarca al principio de autodeterminación de los pueblos, como un valor primordial. Muchas veces Gran Bretaña ha fundado su derecho a la soberanía en este último principio.

Sin embargo, en este caso no sirve como fundamento, ya que las islas fueron invadidas por los ingleses en 1833, quebrando el derecho a la integridad nacional. No hay que dejar de lado que en el tratado que firmó Argentina con España en 1863, se expresa claramente que se reconoce a este país como «Nación libre e independiente compuestas por todas las provincias mencionadas en su Constitución Federal vigente y de los demás territorios que legítimamente le pertenecen», mencionando expresamente su renuncia a «…la soberanía, derechos y acciones que le correspondieron sobre el territorio de la nueva República».

Lo expresado en ese acuerdo convierte a Argentina como sucesor legal de los derechos y acciones que España tenía sobre las Islas Malvinas.

Sin embargo, y a pesar de todo esto, hoy las islas se encuentran bajo la «protección» de 2000 militares correspondientes a las Fuerzas Armadas Británicas. En una entrevista realizada en el año 2005 por el diario argentino «Perfil», un vocero parlamentario británico declaró que «el gobierno de Tony Blair debe seguir manteniendo tropas allí para evitar cualquier tipo de invasión».

Así, se pretende justificar el enaltecido gasto militar en Malvinas que ha invertido más de 3.500 millones de dólares desde la Guerra de Malvinas para mantener las tropas.

Esta semana el Gobierno argentino reiteró su «inclaudicable» reclamo de soberanía» sobre las islas Malvinas y ratificó su disposición a «reanudar las negociaciones» con Gran Bretaña.

«Argentina exhorta al Reino Unido a mostrar igual disposición para dar cumplimiento a esta obligación, de conformidad con lo establecido por la comunidad internacional en sus múltiples pronunciamientos», indicó la Cancillería del país austral en un comunicado.

Esta tradicional petición fue hecha el 10 de junio del presente en conmemoración del Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre Malvinas, Islas y Sector Antártico. El gobierno de Néstor Kirchner precisó que el reclamo argentino «ha sido tradicionalmente respaldado por los países sudamericanos, por la Asamblea General de la ONU y de la OEA».

A su vez la Casa Rosada señaló, que continuará con su «irrenunciable»` reclamo «por la vía pacífica de las negociaciones diplomáticas» para recuperar su dominio sobre las islas. «Argentina considera que se cumplen 173 años de usurpación, por una administración colonial y una población de origen británico», sentenció el comunicado.

En ese sentido pese al pedido de diálogo por parte del país del sur, la actitud británica parece no cambiar su postura. El pasado 7 de junio la Cancillería de Gran Bretaña afirmó que «no negociará la soberanía» de las islas Malvinas. Estas declaraciones se dieron un día después de la Asamblea General de la OEA llamara a Buenos Aires y Londres a iniciar negociaciones para resolver la disputa por esas islas en el Atlántico sur.

«Nuestra posición es conocida: no negociaremos la soberanía de las islas Falkland, excepto si los isleños desean que lo hagamos», declaró a una agencia de noticias una portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores británico.

En una resolución aprobada ayer por aclamación, la Organización de Estados Americanos reafirmó «la necesidad» de que los gobiernos de Argentina y el Reino Unido «inicien, cuanto antes, las negociaciones sobre la disputa de soberanía» sobre las Malvinas.

A si mismo, la Argentina planteará esta semana al secretario general de la ONU, Kofi Annan, la necesidad de renovar sus «buenos oficios» ante la diplomacia británica, en la búsqueda de retomar las negociaciones bilaterales por la soberanía de las Islas Malvinas.

Se vislumbra que el planteo será elevado por el canciller Jorge Taiana en la reunión que mantendrá con Annan el próximo jueves, en Nueva York, previo a la sesión en la que el Comité Especial de Descolonización analizará la cuestión Malvinas.

Taiana será el encargado de exponer el jueves ante los 26 miembros del Comité la postura Argentina en torno a esta situación de «anacrónico colonialismo», tal como planteó días atrás la Asamblea de la OEA.

Como todos los años anteriores, el gobierno argentino aguarda la ratificación de la resolución por la cual se invoca a la Argentina y al Reino Unido a retomar negociaciones de soberanía sobre las Islas, pedido desoído explícitamente por las autoridades del Gobierno inglés.

Si bien los 2.000 súbditos británicos, llamados «kelpers» se sienten británicos y no dan muestras de querer cambiar esta posición. Y que realmente, hasta el momento, el gobierno argentino no ha otorgado incentivos o ventajas para empezar una relación con ellos.

Está mas que claro que islas por derecho son argentinas, pero si tienen la oportunidad de elegir, sus prefieren depender de una potencia como Gran Bretaña, y esto tampoco suena ilógico. Argentina no es un país confiable y seguro; no tiene una economía fuerte, y tiene un alto nivel de pobreza y subdesarrollo. Todos estos atributos deben pesar más para los isleños que las evidencias geográficas, o los puntos jurídicos que juegan a favor de la soberanía Argentina.

¿Y ahora cómo seguirá la historia? Afortunadamente, ya resulta imposible que se desate otra guerra por este litigio. Las instancias diplomáticas son la herramienta que ha acompañado a la Argentina desde su vuelta a la democracia, pero esto tampoco tuvo resultados concretos. ¿Habrá un cambio en este sentido? ¿Los isleños finalmente se independizarán de los dos países? Hoy el futuro de las islas resulta desconcertante y la única vía, el de la diplomacia, parece no querer poner sus manos a la obra, desde un lado de la contienda.

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(*) La autora de esta nota es alumna del Seminario «Periodismo en Escenarios Políticos Latinoamericanos» que actualmente dicta la Agencia Periodística del Mercosur (APM) en la Facultad de Periodismo y comunicción Social de la UNLP.